dangerous ♤ j.b

Capítulo 40-"El primero de París."

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Sophie.

Me bajé del avión, pisando las tierras de París y el frío me golpeó en todo el cuerpo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, pero una chaqueta negra abrazó mis brazos.

Miré a Justin, el que me la había puesto y le sonreí cansada.

Eran las 10 de la noche aquí, y estaba agotada de todo el viaje, y del momento sexual que habíamos tenido Justin y yo en los baños. Ahora comprendía porque le divertían más los aviones públicos, ahora lo entendía.

-¿Estás cansada?

Asentí, apoyándome en Justin mientras que salíamos por el aeropuerto. Un lamborghini se estacionó enfrente de nosotros, y por la sonrisa de niño de pequeño de Justin, supe que era para él.

Un chico le dio las llaves y con una palmadita en el hombre, nos montamos en él.

-¿Cuanto se tarda hasta el hotel?-le pregunté, encogiéndome en el asiento.

-Una hora, así que duerme.

Asentí y me acomodé en él, cayendo en un profundo sueño.

(...)

Desperté en una cama completamente desconocida para mi y con unos brazos envolviendo mi cintura. Justin y París. Ahora lo recuerdo todo.

Suspiré de cansancio y me di la vuelta para ver una cara angelical, bueno, de angelical Justin tenía poco, pero ahora mismo parecía un bebé.

Miré mi reloj y vi que eran las 9 de la mañana, joder que temprano. Zafándome de los brazos de Justin, fui al baño ha hacer mis necesidades, y entonces, me paré a ver el hotel. Era lujoso y a la vez moderno, tenía absolutamente de todo, era como una casa, me encantaba. La cama era enorme y tenía una gran televisión de plasma. Había visto hoteles lujosos, pero tanto no.

Miré a Justin y vi que ya se estaba despertando, así que me acosté a su lado otra vez. Me miró y se rió, para después darme un beso en los labios.

-Buenos días señora McCann.

Ya empezaba con las bromitas.

Rodé los ojos y Justin comenzó otra vez a reír. En menos de 10 segundos, Justin se puso encima de mí, sin dejarme espacio para intentar salir.

-¿Echamos el primero de la mañana? -preguntó Justin, con una sonrisa pícara en mi cuello.

-Mucho estabas tardando. -rodé los ojos y él empezó a reír.

Empezó con besos en el cuello, y terminó por encima de mi monte de Venus. Yo para ese entonces, ya estaba en una nube de placer, sus besos mojados y con pequeñas mordidas me llevaban a la locura.

Arrancó mis bragas de un tirón, obviamente rompiéndolas. Gemí, si hubiera estado en sano juicio, le hubiera echado la bronca, pero ahora no. Me agarré a las sabanas cuando sentí un lamido en mi clitoris, mis piernas se tensaron al sentir un par más.

Se quitó de entre mis piernas y me levantó en la cama, poniéndome de rodillas.

-¿Que pasa?-pregunte, viendo como el se sentaba.

-Siéntate encima de mi.

Al principio no entendí mucho lo que quería hacer, pero luego lo comprendí.