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Dio un par de pasos y quedo de pie frente a los bancos. Su mirada fría pasó por todos y cada uno de nosotros. 

Era intimidante.

Levanté la mirada cuando un murmuro llamó mi atención. Eran los chicos de adelante, que hablaban sumamente despacio.

—¿Toffee conoce a la chica nueva?

—Claro, ella es su hermana. —Hermanastra, pensé. Giró un poco sobre sí mismo para verme de reojo, pero se volteó rápidamente hacia el frente de la sala cuando se dió cuenta de que yo lo miraba también. 

Deberías hacer lo mismo, me dije a mi misma. Sin distracciones este año.

Recuperé mi atención en el señor que hablaba por un par de minutos, pero ¡por favor! Sólo era uno más de los típicos sermones de principio de año, esos de "ponerse responsables, ya que es un año más difícil que el anterior, que en el estudio nos jugamos nuestra carrera en la universidad, sólo nosotros decidimos nuestro futuro, la juventud está cada día más perezosa", etc, etc. Qué aburrido.

Observé mi cuaderno nuevo, todas las hojas en blanco. Qué extraño se sentía estar ahí, en un internado, siendo la "chica nueva", en un lugar totalmente desconocido, y con gente curiosa a mi alrededor... jamás había estado en esa posición, pero seguía creyendo que fue la mejor mentira que pude haber pensado jamás. Estar en ese lugar me haría independizarme un poco y conocer gente nueva, mi vida iba a cambiar totalmente y para mejor.

Saqué un bolígrafo de mi estuche y cuidadosamente tracé una línea en mi cuaderno. De a poco comencé a crear una figura sobre la hoja que en algún momento tuvo sólo cuadraditos perfectos.

Tras pasar unos minutos, mi dibujo llevaba gran avance, y ya había descubierto qué sería: una sirena... o algo por el estilo. No suelo dibujar cosas coherentes, simplemente hago rayas y curvas, hasta que se me ocurre alguna figura y la completo.

—¿No es así señorita Johnson? —una voz ronca me sacó de mi mente. Era el profesor que me hablaba desde el pizarrón.

Levanté la mirada, un poco nerviosa y reparé en sus ojos severos que miraban directamente hacia mí. 

—seguramente dibuja muy bien, señorita Johnson, pero esta es la clase de Matemática y yo estoy hablando —enfatizó. —Ahora ¿podría repetirle a la clase lo que acabo de decir respecto a los alumnos nuevos, como usted?

El nerviosismo comenzó a corroerme, al sentir la mirada de todos mis compañeros sobre mí. ¡¿Qué digo ahora?!

—Ah... claro —sonreí asustada. —dijo que... 

—Los alumnos nuevos deben adaptarse a las reglas del instituto —farfulló el chico rubio que antes preguntaba por mí. Habia inclinado su silla hacia atrás, muy disimuladamente.

—Dijo que los alumnos nuevos deben adaptarse a las reglas del instituto — repetí.

—y que no va a ser un año fácil para nadie. —dijo otra vez y yo volví a repetir exactamente lo mismo.

El profesor me lanzó una mirada acusadora por unos segundos.

—Bien. Bueno alumnos, como decía antes de llamar la atención de la Señorita... —continuó hablando. ¡Qué suerte!

El chico sonrió y volvió a su lugar, Toffee lo miró también, reprimiendo una risa. ¿Qué era lo gracioso?

Pasó un buen rato antes de que sonara el timbre de receso, y casi instantáneamente, comenzó todo el bullicio, tanto dentro como fuera del salón. ¡Al fin! Había sido probablemente la clase más larga de toda mi vida, sobre todo considerando que era apenas la primera del año.

Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora