Deja de Llorar, Keyra. Detente...
Me miré en el espejo. Mis ojos ya se habían hinchado y estaba toda colorada. No sé que voy a hacer. Niall no va a perdonarme ésta vez.
Y de sólo pensarlo volví a tener dificultad para respirar, los sollozos volvieron y las lágrimas comenzaron a caer con más ganas. ¿Por qué me está sucediendo ésto a mí? ¿No bastaba con tener Leucemia? ¿No fue suficiente con eso?
Me lavé la cara y respiré profundo muchas veces seguidas. No. No me iré de aquí. Si he llegado hasta este punto, es porque sé cómo arreglarmelas. No me iré de Londres. Y no me importa si eso significa atrasar mi tratamiento, ellos serán los que sufran, no yo.
Salí del baño, queriendo pretender que todo estaría bien. Y a pesar de que el aspecto de mis rostro me delataba, tenía que volver abajo con mi familia, antes de que se preocuparan. Inventaría alguna excusa con respecto a mi cara, no lo sé.
Bajé las escaleras con cuidado y me asomé por la puerta de la sala, interrumpiendo la entusiasmada conversación que mantenían todos.
—Key, cariño. ¿Pasa algo? ¿Estás bien? —Papá se acercó a mí rápidamente y comenzó a tocarme toda la cara. —Cariño, qué sucede. —Susurró ésta vez, —¿necesitas ir a la clínica?
—Me duele la cabeza, no lo sé. —Mis hermanos, cuñado y madrastra me observaban desde los sillones de la sala, lo suficientemente lejos como para no oírme si hablaba muy despacio. —Papá, no quiero volver a San Clemente. —Musité, —Y como si tuviese los ojos en modo automático, se llenaron de lágrimas tan pronto como lo mensioné. Suspiré antes de que se escaparan y todos me vieran.
—Lo conversaremos por la mañana, cariño. —Besó mi frente y se hizo a un lado.
—Chicos, ¿Les molesta si me pierdo la comida por ésta vez? Necesito descansar.
Todos dijeron cosas como ¡Claro que no!, que descanses, duerme bien, entre otras. Y con un movimiento de mano me despedí de ellos y subí a mi habitación compartida con Toff.
Como era de esperarse, apenas cerré la puerta la angustia comenzó a invadirme de inmediato, como si hubiese estado esperando por mí, para hacerme llorar como nena. ¿Cómo me deshago de esta puta angustia?
Entré al baño y me lavé la cara mas o menos un millón de veces, pero no podía... no podía controlar el llanto. No podría alejarme de Niall ahora, pero tampoco sabría cómo explicarle que estoy enferma.
¿Qué tal si eso lo aproblemaba? Tal vez sería demasiada la carga emocional, tal vez sería incómodo para él, tal vez estaría dándole una carga emocional demasiado grande al seguir con él.
¡¿Cómo diablos no pensaste en eso antes, Keyra?! ¡Claro que será un problema para él estar de novio con una patética adolescente recién diagnosticada de cáncer! Seguro sería muy gracioso para él, ¿no?
¡Mierda! ¡Soy tan estúpida!
Me metí debajo de las sábanas y unas cuantas gotitas recorrieron mis sienes hasta desaparecer al ser absorvidas por el colchón de la cama. Ya estaba harta de llorar, de esos sollozos tontos e incontrolables y de no poder respirar por todos los fluídos que se acumulaban no sólo en mis ojos, sino en mi nariz. Mi cabeza iba a explotar en cualquier momento, pero no podía detenerme. Incluso temí pasarme el resto de la vida con ese enorme nudo en la garganta que jamás en mi vida había sentido.
Todo se me está yendo de las manos, pensaba. Todo. Por sólo un detalle todos mis planes de vivir en Londres se iban por la borda. ¡Y es que cómo podría tener previsto enfermarme de cáncer!
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Eternidad (corrigiendo)
FanfictionKeyra Johnson siempre creyó que su vida estaba bien, hasta que decidió mentir estratégicamente para mudarse a vivir a otro continente junto a su padre, a quien no ha visto en años. En este nuevo lugar conocerá el verdadero significado de amistad, y...