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— Niall, lo siento. — me disculpé. — es que creí que eras mi herm...

— no te preocupes — interrumpió, pasando su mano por su cabello. — ¿Ya tomaste desayuno? 

— No — sonreí como una tonta. — iba ahora, de hecho.

— vamos, yo tampoco he desayunado. — tomé mi abrigo y salí de la habitación. Al ver a Toffee nuevamente antes de irme recordé lo de su cita de anoche. ¿Habrá salido todo bien? Al volver del castigo me encargaría de estrujarle la información.

Bajamos juntos a la cafetería. La verdad es que mucha hambre no tenía, pero comí de todos modos.

— Estúpido castigo. — refunfuñé mientras daba vueltas y vueltas con la cuchara dentro de mi leche chocolatada — arruinó mi sábado.

— ¿Tenías algún plan para hoy? — preguntó tranquilo.

— no — Niall soltó una risita burlesca. Lo miré frunciendo el ceño y agregué: — Pero de todos modos lo arruinó.

— Ah, ¿Sí? — sonrió con maldad y sacó una mascada de su rosquilla.

— claro. Perfectamente podría estar durmiendo justo ahora. — Justifiqué — como Toffee — él sólo asintió con la cabeza, aun con comida en la boca. — ¿O vas a decirme que tú no planeabas nada para hoy? — me miró atento y tragó.

— En realidad — comenzó — hoy planeaba planear algo. — respondió, dejándome un poco confundida.

— ¿Qué? — pregunté con una expresión bastante estúpida en mi rostro. Como si hubiese dicho un trabalenguas, o algo así.

Rió con ternura y explicó: — Que quiero hacer planes para hoy. Pero no los he hecho aun. — yo asentí por mucho rato con mi cabeza, dándole a entender que ahora sí comprendía.

— no creo que tengas muchas posibilidades de hacer planes hoy día. — me miró frunciendo el ceño, tal como si me preguntase por qué. Entonces continué: — ¿Con quién? No quedó prácticamente nadie en el instituto. — y es cierto. De hecho el casino era una clara muestra; Sólo nosotros estábamos en el inmenso establecimiento — Todos aprovecharon el fin de semana. — tomé un sorbo de mi leche y seguí hablando. — Somos los únicos aquí — terminé y le mostré una "L" con mis dedos a la altura de mi frente.

Él rió despacio y desplazó su mirada por todo el casino. Supongo que al no ver a nadie más que a nosotros vió que yo tenía razón.

En realidad se ve bastante extraño este tremendo lugar cuando está ocupado por sólo dos personas.

— Bueno. Yo no soy el único chico aquí — después de una pausa, siguió — Tú tampoco eres la única.

— ¿Qué quieres decir? — consulté confundiéndome nuevamente.

— hagamos algo hoy por la tarde. — propuso. — salgamos o, no lo sé. — ¿Nosotros? ¿él y yo?

Toffee apareció en mi cabeza, con lo del "eso" que existía entre nosotros. ¿será cierto? Sentí mi estómago revolverse de una manera extraña.

— Bien — Hablé al fin, un tanto nerviosa... Bueno, bastante nerviosa.

— ¿Bien? — Sonrió. Él tambien estaba un poco inquieto.

— Bien — Confirmé y sonreí también. y aquí viene el silencio, pensé.

Y tuve razón; un silencio incómodo invadió el ambiente por unos minutos, pero entonces pensé en la hora. Llevábamos un buen rato desayunando y el castigo era a las 11.30.

Agh, Mike vino a mis pensamientos: la imagen de él apurándome en la mañana. Tonto Mike.

— ¿Qué hora es? — preguntó de pronto. ¿Leyó mi mente acaso? Saqué mi teléfono del bolsillo: 11.37am.

— Las 11.37 — ambos nos miramos con los ojos abiertos como platos y en menos de 20 segundos ya estábamos bajando las escaleras para correr al edificio de Administración.

Corrimos tan rápido como pudimos y, ni idea cómo, estuvimos ahí en menos de dos minutos, sin ninguna caída ni accidente ridículo. Vamos, que eso es un logro.

Entramos juntos al edifico pequeño, tratando de evitar el jadeo y vernos lo más relajados posible.

— Horan y Johnson — habló la mujer de los labios rojos con desprecio, a continuación miró al aparatito en su muñeca izquierda. — Diez minutos tarde. No me extraña, por suerte. — nueve, corregí en mi mente. Nueve minutos tarde.

Se volteó y con toda su irritación fingida entró a la sala de Pedagogía. Como si en realidad influyera en alguien aquí el que lleguemos tarde al castigo o no.

Apenas dejó de verme di un paso y comencé a decir cosas ofensivas en voz baja. ¿Tenía que ser tan dura con nosotros? Era sólo un castigo, no es que hubiésemos salido del instituto o algo, sólo capeamos una clase.

Mientras decía cosas sin emitir sonido alguno, hacía muecas de odio hacia ella.

Niall me tomó de un brazo y frunciendo el ceño susurró unas palabras que no logré descifrar, pero me imagino fue para que me comportara.

La mujer no amistosa volvió a aparecer por la puerta.

— ¿Qué esperan? — La observé y enarqué una ceja.

— Nada, simplement... — Niall apretó mi brazo despacio.

— Ya vamos, señorita. — me interrumpió. Una vez que la mujer se dio media vuelta nuevamente, el chico me habló como si fuese una niña: — Key, no le digas nada. Controla tu ira. — Simplemente sonreí con ironía y rápidamente mi rostro volvió al enojo y la irritación. — vamos.

Me dio un empujoncito y entramos por la puerta.

La sala no era nada nuevo; exactamente igual a la entrada del edificio, sólo que con más muebles y más personas dentro.

La señorita me entregó una pila de papeles y otra a Niall; Enormes pilas de papeles. No puede ser.

— van a fotocopiar cada una de éstas guías. — ordenó, apuntándonos con su dedo.

— Perfecto. — asumió el rubio y sonrió, no muy convencido.

— una vez que terminen, hay más por allá. — agregó, apuntando con el mismo dedo un escritorio con otra torre de papeles, tan grande como las que nos había dado, que, a propósito, no eran para nada livianas.

— ¿Algo más? — pregunté sarcástica. Me miró con insuficiencia y enarcó una ceja.

— Vamos, Key. — Niall se dio media vuelta y caminó hacia una puerta.

De alguna manera que desconozco, equilibró todos sus papeles en una mano y utilizó la otra para girar la manilla de la puerta, ya que la señorita no podía tomarse la molestia si quiera de abrirnosla, aun viéndonos cargando esa cantidad increíble de papeles.

Ambos entramos a la sala. Era bastante pequeña, en ella sólo estaba la famosa fotocopiadora y un escritorio a su lado. Sobre el cual pusimos todo.

Yo le di al botón de encendido de la máquina y Niall comenzó a pasarme papeles para comenzar con la tarea.

Ninguno de los dos hablaba. Sólo hacíamos lo que debíamos y suspirábamos de vez en cuando.

El ambiente era bastante incómodo y serio. Definitivamente no me gustaba esta situación.

Pasamos en silencio cerca de 20 minutos, y por cada segundo que pasaba me molestaba más ese silencio.

— Key, mira esto. — habló al fin.


Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora