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—¿Y bien?— preguntó Jeff en cuanto me subí al auto. —¿Tienes algo? 

Bajé la mirada hasta mis manos, donde sostenía el papelito con todas las indicaciones de la muestra sanguínea que me había entregado el Doc. ¿Qué se supone que responda? Ni siquiera sé si debería estar preocupada o tranquila, sólo es raro.

—Debo volver uno de estos días. —Respondí. Jeff no hizo ninguna otra pregunta y puso a andar el auto. 

¿Qué tal si tengo algo malo? Leucemia... rayos, si mamá murió por su culpa es porque debe ser una perra, ¿no? Tal vez si no me presento mañana sea mejor. Quiero decir, no quiero saberlo si es que hay algo malo dentro de mí, ¿Qué tal si me hacen tomar remedios, drogas o me inyectan cosas? ¡No! Sería horrible. Quizá sea mejor no presentarme y seguir todo normal. Sí...

El día estaba lluvioso, no como los hermosos días que había hecho en Lake district durante el campamento. Llegando a la escuela le di las gracias a Jeff, me bajé del automóvil y entré al colegio. Necesito un chocolate caliente. 

Una vez que entré a la cafetería sentí mi teléfono vibrar dentro de mi pantalón:

«Mira a tu derecha» —Niall.

Levanté mis ojos del teléfono y miré hacia mi derecha; Niall me sonreía desde el otro lado del vidrio de la cafetería y todo mi mal humor se esfumó en un segundo. Entré con una sonrisa enorme y fui directo a sus labios.

— Toff me dijo que estabas en el médico. 

— Sí, fui por eso de los moretones. — Respondí, sentándome sobre la silla que él había corrido para mí. 

— ¿Y? — Preguntó, esperando algo de información de mi parte.

— Pues... — pensé un momento. — No es nada. — mentí. — Debo volver uno de estos días, no recuerdo bien para qué. — Bien, eso suena mejor.

— ¿Absolutamente anda? ¿No había una razón para que tus piernas se llenen de moretones? Y recuerda que te desmayaste poco antes del campamento. — Su rostro mostraba cierto grado de preocupación y su entrecejo estaba un poco arrugado.

— Na. — Negué e hice un movimiento con mi mano, como ademán de restarle importancia al asunto. — Dijo que quizá me estaba perdiendo algunas vitaminas en mis comidas— Repliqué al recordar algunas de las cosas que dijo el médico. 

— Genial. — sonrió satisfecho. — ¿Tomaste desayuno? — Negué con la cabeza, esperando que tuviera algo en mente. — ¡Perfecto! Porque hoy hay un desayuno delicioso, te va a encantar. — Me guiñó un ojo y se levantó de la mesa, como si con eso no fuera suficiente para hacerme perder la cordura. Lo seguí todo el tiempo con la mirada: Caminó hasta el mesón donde atendía una simpática señora que tenía una buena cantidad de años encima. Al parecer estaba tomandole el pedido, en un momento Niall dijo algo y ella soltó una gran carcajada - me pregunto que estaría diciendo-, entonces le respondió algo y él se hizo a un lado, la adorable señora miró hacia mí y me saludó con la mano, muy sonriente. ¡¿Qué le está diciendo?! Me reí confundida y la saludé también, entonces Niall se volteó hacia mí y le miré confundida. 

«¿Qué haces?» Formulé con mis labios, frunciendo el ceño y sonriendo a la vez. 

«No es nada», respondió de la misma forma, haciendo un gesto de restarle importancia con la mano. 

Volvió a dirigirse a la señora, quien se encontraba preparando unas malteadas. Nialler tomó unos platos que había sobre el mesón y volvió a la mesa, no sin antes hacer reír a la cocinera una vez más. 

Una vez que llegó, puso los platos sobre la mesa, muy sonriente, que contenían una especie de masitas, al parecer con algo de canela encima... Se veían bastante buenas, sobretodo con el hambre que tenía.

—Ya vuelvo. — Anunció y volvió al mesón de la cocina. Pero qué... 

Nuevamente caminó hacia nuestra mesa y puso dos malteadas sobre la mesa. 

— ¿Qué tal? — preguntó, bajando su cabeza hasta la altura de mis ojos, que no dejaban de mirar la comida. 

— ¡Delicioso! — Exclamé, lista para comer. 

Después del graaaaaan desayuno que habías tomado, fuimos a la zona de descanso a encontrarnos con todos los chicos; una sala alfombrada y llena de sillones, que tenía un gran televisor y calefactores para días fríos como hoy. 

— Al fin llegaron los tortolitos. — advirtió Louis a nuestra entrada. Nos separamos para saludar a todos y nos integramos rápidamente a la conversación, que, por supuesto, era sobre lo bien que lo habíamos pasado durante el campamento y los chicos además se dedicaron a contar todas las locuras y bromas que habían hecho, haciéndonos reír hasta que nos doliera el estómago. 

Finalmente fue la hora de volver a clases y todos nos dividimos según la asignatura que nos esperaba: en mi caso Artes visuales, mi materia favorita.

Poco antes de terminar la clase recibí un mensaje de texto en mi celular: «¿Cómo ha salido tu cita con el médico?» —Mike. ¿No podía esperar al receso para preguntarlo?

«Todo bien. Estoy en clases xx» 

A pesar de haber faltado a mi primera clase por estar en la clínica, sentí que el día se pasó tan lento como una tortuga coja viajando por el mundo. Creo que perdí la costumbre de estar en la escuela, ¡quisiera más días de campamento!

Al fin sonó el timbre de la tarde y pude volver a mi habitación. Con el frío que hacía no quisiera hacer nada más que ver películas o leer tapada hasta el cuello con las sábanas y cobijas de mi cama.

¿Qué te han dicho en el médico? — Preguntó Toff cuando entré al dormitorio. Otra más, pensé.

— Bien, me ha ido bien. — Respondí concisa y me metí en la cama. 

— No lo haces notar con ese tono. — Respondió mirándome con insuficiencia. Quizá fui pesada.

— Lo siento, Toff. No quise ser grosera, sólo estoy cansada.

Pues aprovecha de descansar ahora, porque por la noche tendremos Party, Party, Party Canturreó, moviendose por toda la habitación con sus brazos en alto y rostro de goce. — ¿Fiesta? ¿Que no es miércoles?

— Pero hoy es miércoles. 

— Lo sé — respondió sin intenciones de explicar más. 

— No podemos salir un miércoles del instituto, Toff. — Dejó lo que estaba haciendo y se sentó sobre mi cama.

— Es que no saldremos del instituto. Sólo compraremos deliciosa comida y nos quedaremos a ver una película de terror en la zona de descanso. — Explicó haciendo una voz tenebrosa y achicando sus ojos para darle un toque de misterio a lo que anunciaba. Bueno, no es una fiesta, pero estaremos celebrando igual.

— ¿Qué vamos a celebrar? — Bueno, ya me estaba convenciendo de participar de la noche de películas, sobretodo si íbamos a ir con todos los chicos, con ellos es imposible pasar un mal rato. Menos si Niall va a estar ahí para abrazarme, ¿no? 

— No lo sé. — Se encogió de hombros. — Tendremos que inventar una razón para celebrar, tenemos todo el día para hacerlo. — soltó una risa contagiosa y se levantó de mi cama para hacer un bailecito sobre la alfombra. Alguien está un poco hiperactiva hoy.


Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora