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— Soy Keyra, por cierto. — No podía dejar de sonreír. 

— Keyra, que lindo. — El sol brillaba más que nunca y no nos permitía tener los ojos lo suficientemente abiertos. Pero además, hacía que el café de sus ojos se tornara de un color miel muy lindo. 

— Gracias — No te sonrojes, Keyra, por el amor de Dios. ¡Ah!  — y tu eres...

— Oh, yo soy Mathias. Lo siento. — ¿Qué sentía? ¿Ser lindo y amable? ¿Sentía, quizá, no haberse presentado antes para conocernos? 

Ah, Keyra. Contrólate.

— Bueno, dime. ¿Cuál es tu cabaña? — Se echó el bolso sobre la espalda, tal como Niall lo había hecho por la mañana, y yo apunté con mi dedo a la cabaña más lejana, aquella que casi no se veía.

 — La última cabaña. — suspiró gracioso.— Esto será interesante. — Tu eres interesante.

No pude evitar soltar una carcajada, más por la expresión en su cara que por mis pensamientos.

— Asi que, Keyra. — Enfatizó mi nombre de una manera extraña. — Llegaste este año al instituto, ¿no?

— Ajá. 

— ¿Te gusta? — Me parecía poco común que un chico desconocido de pronto se interesara por saber sobre mí, ayudarme y hacerme sentir cómoda. Quiero decir, ¡apareció de la nada!

— Sí, me gusta muchís... — Como varias veces antes, sentí una punzada fuerte en mi estómago. Sin embargo, esta vez me fue imposible hacer como si nada. Me llevé las manos al vientre y traté de acariciarme para que el dolor disminuyera.

— ¿Estás bien? 

— S-sí. Sólo me duele un poco el estómago. — De pronto me costó enfocar más de lo normal, pestañeé un par de veces. Mathias me seguía mirando con preocupación. Suspiré muy profundo y el dolor cesó. — No es nada — sonreí. — vamos. 

Esta vez caminé algo más rápido y sin mucho ánimo de conversar, pues quería llegar cuanto antes a mi habitación para recostarme. 

Una vez en la puerta, di unos toques y Toffee apareció. 

— Hey, Toff. 

— ¿Dónde estabas? 

— Ah.. Recogiendo mis cosas, con Mathias. — Señalé al chico, quien se presentó inmediatamente, besando las mejillas de Toffee.

Le agradecí un montón de veces por ayudarme y él se despidió de mí, no sin agregar algo así como "nos vemos luego" y un abrazo apretado, para luego desaparecer. 

Entré a la cabaña y, sin molestarme siquiera en abrir mi bolso, me tiré sobre una de las camas. El chico me abrazó, pensaba. Ni siquiera me conoce, sin embargo se acercó a mí, me ayudó con mis cosas y luego me abrazó. ¿Por qué no me molesta? ¿Por qué, por el contrario, me agradó todo eso?

— ¿Y quién era el chico? — preguntó Toffee, sacándome de mis pensamientos. La miré, se estaba mirando en el espejo del baño y se toqueteaba el pelo. 

— Era... — ¿Cómo responder a eso? — En realidad no lo tengo claro. Sólo se su nombre. Quiero decir, sé quién es, es de la sección paralela, pero la verdad es que no le conozco. Es sólo que...

— ¿te gusta? — interrumpió de pronto.

— No, Toff. No me gusta. — reí. — Que no le conozco.

— Pero él te abrazó. — Se encogió de hombros, esta vez se estaba poniendo un maquillaje de color rosa en los labios. No entiendo por qué se maquilla, si es tan bonita.

— Ya. También pienso que fue extraño. Jamás hablé con él antes. — De nuevo la punzada en mi estómago. Respiré profundo y traté de ignorarlo. — Se acercó solo hacia mí y se ofreció a ayudarme.

— Quizá le llamaste la atención. — hizo una pausa. — O sólo quería ayudar. — Eso está mejor. 

Niall vino a mi mente, con sus ojos azules y su sonrisa chueca. Tal vez ya es hora de decirle a Toffee lo que he sentido los últimos días. Y así de pasada, evito que se meta en la cabeza eso de que le llamo la atención a Mathias, porque esta chica piensa en algo y luego no hay cómo hacer para quitarle las ideas locas que se le ocurren de la mente, es una terca de pies a cabeza.

— Toff.. — De inmediato mi corazón de aceleró un poco y mis mejillas comenzaron a acalorarse. ¡Que ni siquiera he comenzado!

Ella sólo respondió con un "ajá", invitandome a hablar. — Tu... — veamos, cómo ordenar esto para que no suene tan abrupto. — tu conoces a Niall hace un tiempo, ¿no?

— En realidad, hace años. Desde que llegó de Irlanda, si no me equivoco. Y eso fue hace como ocho años.

— Vale. ¿Y tú has visto alguna vez como actúa cuando le gusta alguien? — Su rostro cambió de forma radical. Lentamente alejó el lápiz labial de su cara y se volteó hacia mí, dejando de lado todo lo que estaba haciendo hace un segundo atrás. Su sonrisa era enorme y sus ojos estaban abiertos como platos, en cualquier momento se le caía la mandibula.

— Te gusta Niall. — soltó muy despacio. 

Dios, sentía como mi cara hardía a más no poder, no me extrañaría si explotara en cualquier momento. ¡¿Por qué se me ocurrió hablar de esto. Por qué?! 

— Bueno, no es que me guste... quiero decir, — reí nerviosa. Empieza a pensar en dónde meterte, Keyra. — A veces igual es como si... Bueno... 

— Keyra, te gusta Niall. — contianuaba sonriendo de esa manera que me perturbaba. Por favor, detente, pensé mientras se acercaba de a poco hasta sentarse sobre mi cama, justo frente a mi. — Cuéntamelo todo. 

Oh, Dios.

No tuve otra opción, más que pasarme toda la tarde sentada sobre la cama con ella, conversando y contandole todo lo que sucedía con Niall. Desde el día que ella me preguntó si sucedía algo y se lo negué, hasta el día en que él durmió junto a mí, y así toda la semana que siguió hasta hoy, en el bus. 

Por lo que ella dijo, casi todos en el instituto sospechaban sobre nosotros, especulando que podríamos terminar juntos en algún momento, ¡e incluso haciendo apuestas sobre ello! 

Además, dijo que ella pensaba que el interés era mutuo. Me ha dicho que Harry también ha hecho algunos comentarios y que para él "es evidente", puesto que muchas veces lo ha descubierto mirándome, aunque sea desde muy lejos o hablando más de la cuenta acerca de mí, entre otras cosas. 

No pensé que todo fuera tan obvio, sino todo lo contrario, creí que era sólo yo quien pensaba demasiado y sacaba conclusiones quizá apresuradas. De sólo pensarlo se me revolvía el estómago y sentía ese cosquilleo extraño. 

Me sentía mucho mejor después de haber confesado eso que me estaba pasando, me sentía más segura, más confiada y, por sobretodo, más feliz. 

— Sigue como estás, porque está claro que tu le gustas a él, Key. 

La puerta se abrió de golpe y Harry apareció detrás de ella. 


Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora