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— ¡no! — exclamé molesta. — ya, basta. — arrugué mis ojos con la poca fuerza que podía usar.

A mi lado, unos susurros tranquilos. Y luego la voz del chico nuevamente.

— Pero me tengo que quedar. ¿Si le pasa algo? — los susurros nuevamente, moría por saber que decían. — Si, ella es mi hermana. — susurros... y la respuesta: — que los demás estén afuera, ellos sólo vienen a ver para correr el rumor. Yo vengo porque me importa.

Dejé pasar un par de minutos con mis ojos cerrados, necesitaba tan sólo relajarme. Me mantuve tranquila y logré hundirme en el silencio, pero el mínimo ruido de la puerta al abrirse me hizo volver.

Abrí mis ojos nuevamente, ahora la luz estaba apagada y toda la habitación se iluminaba por el agradable destello del día nublado que se filtraba por la ventana. Una ventana enorme que ocupada casi la pared completa. Con eso era suficiente para mantener la iluminación y para no molestar en los ojos de nadie.

Algo rosaba mi brazo. Miré de reojo y una mano cariñosa lo cubría distraída. Seguí con la miraba esa mano y llegué al rostro de su dueño.

— Niall — hablé un poco débil, pero no lo suficiente. Me estaba molestando esto de no tener fuerza.

Su mirada, que no se despegaba de su teléfono celular, lo dejó de lado al fin y me miró justo a los ojos.

Sonrió con ternura.

— ¿Estás bien? — preguntó.

— Niall, tenemos un problema — advertí.

— ¿Qué problema? — sus ojos me miraron preocupados.

— No me siento bien. Tal vez no podamos salir hoy. — El chico rió despacio. Sus ojos también sonrieron.

— no te preocupes, claro que no puedes salir, estás muy mal. — asentí despacio con la cabeza.

De pronto la puerta se abrió de par en par y 3 rostros se asomaron: Toffee, Harry y Mike.

— ¡Key! — exclamó Toffee y corrió hacia mi lado. — ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien? Dime que si. — la enfermera se acercó y con un simple gesto le pidió silencio a mi hermanastra. — lo siento. ¿Cómo estás? — preguntó, ésta vez casi susurrando — Supongo que mejor. Has dormido unas cuantas horas.

— Toff, no he dormido — reí.

— Sí, claro — rodó sus ojos. — Mike me dijo que despertaste por unos minutos y pronto te dormiste de nuevo, hasta ahora. ¿No es así, Mike? — pregunto a su hermano mayor, quien sólo asintió con la cabeza y sonrió. — Y te aviso, que son las 7 de la tarde. Es decir, — comenzó a contar en voz baja, con sus dedos. — ¡como ocho horas! — Sus ojos se abrieron como platos y sus cejas se levantaron exageradas.

Wow, en serio dormí mucho. Pareció apenas un pestañeo.

— bueno, chicos. Necesitaré que salgan nuevamente — anunció la enfermera. — Michael, tu no te vayas.

Harry, Toffee y Niall se quejaron y lamentaron, se despidieron de mí y prometieron volver por la noche.

Mike se sentó donde estaba Niall anteriormente, una vez que los demás salieron.

— Enfermera Ryan — habló mi hermano, mirando el prendedor que tenía la enfermera en su delantal y dispuesto a escucharla.

— Michael. — respondió ella. — Tengo entendido que tu eres el hermano mayor de Kay, y por lo tanto eres su responsable dentro del instituto. — Mike solo asintió y la mujer continuó: — pues bien. Yo no soy la persona más indicada para decirte qué tiene ésta chica, pero por lo que el chico que vino hace un rato me dijo, Kay había desayunado normalmente, no estuvo sin movimiento en ningún momento, ni pasó por ninguna situación nerviosa.

— el punto es... — interrumpió Michael.

— El punto es que, sólo por precaución, yo recomendaría que estén observándola un tiempo.

Se detuvo un momento, me miró unos segundos y siguió.

— Habla con el adulto responsable de tu familia, sería bueno hacerle algún examen de sangre. Así una persona especializada podrá decirte si es alarmante o no y sacarte de dudas. Además, lo de los moretones en sus piernas podría tener algo que ver con esto. — ¿Cómo rayos supo lo de mis moretones? — De todos modos, sólo estoy especulando. Por lo mismo, es bueno que vea a un médico.

— Claro. Y por ahora, debe quedarse aquí, ¿no? — consultó él.

— Disculpe. ¿Cómo sabe que tengo moretones? — no pude evitar interrumpir.

— Tú amiga, Daniella. Ella me lo dijo.

Cuando terminaron de conversar me dejaron unpoco preocupada. ¿Tan importante es como para hacerme exámenes?

Bueno, en realidad las enfermeras pueden exagerar ¿no? Espero que la enfermera Ryan si sea exagerada.

El resto de la tarde estuve recostada, pero me sentí cada vez mejor, y durante la noche volví a mi habitación.

Sólo necesitaba tener hambre para ser una persona completamente normal.

— Llama a Will apenas entres a tu cuarto. — me ordenó Mike cuando me sacó de la enfermería. Hice caso y le llamé apenas entré a mi habitación.

- ¿Hola?

- papá, es Keyra.

- ¡Cariño! ¿Cómo estás?

- Muy bien ¿Y tu?

- De maravillas, todo aquí es excelente. Me quedaría aquí unas cuantas semanas, si pudiera.

- Genial. Me agrada saber que estás tan bien allá.

- Gracias hija. Bueno ¿Y a qué se debe esta llamada?

- ah. Es que Mike me dijo que te llame. Sucede que hoy no me sentí muy bien y estuve en la enfermería del colegio.

- oh. ¿Pero ahora estás mejor?

- sí, sí. No te preocupes. Pero la enfermera Ryan dijo que sería conveniente hacerme algunos exámenes y, bueno. Necesito saber cuándo volverás para conseguir una cita con un médico y todo eso.

- ¿Exámenes? ¿Crees que sea necesario?

- Bueno, en realidad no sé. Pero si la enfermera lo dice...

- Hija, estoy un poco ocupado ahora. Cuando esté de vuelta lo conversamos ¿Si?

- Pero papá, es que nec...

- Adiós hija, saluda a tus hermanos.

El pitito de desconexión sonó de inmediato. Gracias papá, siempre cuento con tu ayuda.

Sentí muchísima rabia, no porque haya cortado el teléfono, ni porque estuviese ocupado. Sino porque Mimi se hubiese preocupado de inmediato y no habría reaccionado así.

Estaba con pijama, pero ¿y qué? Era sábado en la noche, no había nadie en el instituto que pudiera verme así...

y tampoco me hubiese importado.

Tomé el primer abrigo que encontré y me lo puse, luego las pantuflas de Toffee. Yo no tenía y a ella no le molestará, ni siquiera estaba en la habitación en ese momento.

— Key. ¿Qué haces aquí? — Mike, como siempre, frunciendo el ceño. — ¿Cruzaste todo el Campus? — Claro, sino como iba a llegar aquí.

Me tomó de un brazo y me llevó dentro de su habitación.

— Will te manda saludos. — dije molesta una vez que me senté sobre su cama. Sus compañeros de habitación habían salido el fin de semana, por suerte. Ahora que lo pienso, sí me molestaría que ellos me vieran con esta ropa.

— Mira lo desabrigada que estás, Kay y con el frío que hace ésta noche. ¿A qué vienes? Espero que sea algo importante. — me miró atento, esperando respuesta.

— vengo a estar con alguien que sí se preocupe por mí.


Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora