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Nos subimos al auto y Niall no lo hizo andar sino hasta que me puse el cinturón. Siempre que se trata de manejar, se comporta como un paranóico y cumple cada norma al pie de la letra. No digo que esté mal, pero a veces es un poco extricto. De todas maneras moriré de algo. 

Comencé a pasar las estaciones de radio en busca de una buena canción mientras que él se concentraba mucho en el camino. Al fin salió una buena: A Long As You Love Me. No, la de Justin Bieber no, era la de los Backstreet Boys.

—¡Guau! ¡Amo ésta canción! —Niall me lanzó una mirada tierna y comenzó a reírse, negando con la cabeza, como si no tuviera remedio. 

I don't care who you are, where you're from, don't care what you did, as long as you love me. —Iba cantando con todas las ganas del mundo. Hace mucho que no me sentía así: por mucho que cantar definitivamente no fuese uno de mis talentos, como para Niall sí lo era, me hacía sentir bien y me animaba siempre. 

Niall cantaba en alguna partes conmigo -las que se sabía- y terminaba por opacarme al cantar él tan bien y yo tan... bueno, hacía un esfuerzo. Pero, ¡diablos! Amo escucharle cantar y terminábamos riéndonos al final de cada coro, porque él se equivocaba en la letra todo el tiempo o trataba de hacerme segunda voz, pero yo desafinaba y todo se arruinaba. No pensé que un viaje de veinticinco minutos en auto podría ser mi parte favorita del día... pero sí, lo fue. Finalmente no depende de lo que estemos haciendo, sino de quién nos acompañe y qué ánimos tengamos para que un momento se convierta en nuestro momento favorito. 

—Despierta, nena. Vamos, abre esos ojitos. —Abrí mis ojos al oír su voz y me encontré con los suyos, tan grandes y azules mirándome directo, entonces se achinaron acompañados de una sonrisa. —Hola. 

Suspiré y me rasqué los ojos como si no hubiera un mañana. —¿Ya llegamos? —Preguntó mi voz rasposa. La garganta suele ser la última que despierta, como me decía Mimi cuando era pequeña; es que siempre me quejaba porque mi voz no sonaba bien al despertar.

—Sí. —Se bajó del auto y lo rodeó para abrir mi puerta. —Vamos. —Me tomó de la mano y me ayudó a bajar. Caminamos juntos hasta la clínica, él se encargó de dar mis datos en el mesón de la entrada, luego de llevarme hasta el Box y de responder todas las preguntas de rutina que hacía el Doc. ¿Podría pedir un novio mejor que él? A veces me pregunto si me lo merezco, porque no recuerdo haber hecho alguna acción TAN buena en mi vida como para estar a su altura. 

Como siempre, me senté sobre el sillón cama a un lado de la ventana, me bajé un hombro de mi camiseta para dejar a la vista el catéter, entonces Kat, la enfermera, me conectó a un tubito transparente que llevaba la medicina líquida y ahí me quedé por un par de horas, mientras Niall, sentado a mi lado me conversaba y me hacía reír para evitar que me quedase dormida. Ya ambos estábamos acostumbrados a todo ésto, sabíamos lo tedioso que podía llegar a ser si no teníamos los ánimos suficientes como para aguantarlo. 

Terminé por quedarme dormida un poco antes de terminar la sesión, pero me sentía mucho mejor al despertar. Y cómo no, si me esperaba un chocolate caliente en manos de mi novio el perfecto. Entonces vuelvo a preguntarme: ¿Realmente me lo merezco? 

Volvimos a casa. Me sentía más viva y animada. La casa seguía vacía.

—¿Vemos una película? —Propuse. Diez minutos después nos encontrábamos acostados sobre mi cama, rodeados de golosinas que habíamos encontrado en la alacena y buscando alguna buena película en internet. 

—¿Batman? —Preguntó.

—Náaah. —Respondí. Quería algo más tranquilo. Entonces vi la carátula de la película más típica de Nicholas Sparks: —¿The notebook? Niall me miró de tal forma, que no fue necesario decir nada, pues sabía que su respuesta era un rotundo No. —Bien, bien. —reí. —Elige tú. A excepción de Batman. —Dije, antes de que el pudiera proponerlo de nuevo. 

—Eres cruel. —se rió, mirando hacia abajo. Me reí y besé su mejilla. 

Terminamos por elegir una al azar: Easy A fue la ganadora. Ninguno de nosotros la había visto antes, pero los dos habíamos oído muchas veces hablar de ella y de lo buena que era, por lo que decidimos que era hora de verla. 

Aunque era divertida, ninguno de nosotros se enganchó demasiado con la trama; por mi parte, tenía muchas cosas en la cabeza y entre todas mis preocupaciones y el delicioso aroma que despedía el cuello de mi novio tan cerca de mí, me impedían por completo concentrarme en una tercera cosa, como la película. 

—¿Pasa algo? —Preguntó de pronto, haciendo retumbar mi cabeza que descansaba sobre su pecho. 

—Estoy cansada. —sonreí floja.

Se incoporó, ladeando su cuerpo, haciéndome quedar sobre la almohada en vez de su pecho y me miró desde arriba. —¿Sólo es eso? —Insistió. Asentí con la cabeza, por alguna razón me sentía intimidada por él. —Te amo. —Sonrió. 

—Yo más.

Por supuesto, la película pasó a segundo plano cuando se agachó hasta mis labios y comenzó a besarme lentamente. Llevé mis manos hasta sus mejillas y él, con la que tenía libre me acarició la cara, luego bajó lentamente hasta mi nuca y tomó mi pelo en su puño. —Te amo. — susurró, pero no me dejó responder y volvió a jugar en mi boca. 

Sin que me diera cuenta, todo comenzó a ser más rápido y efusivo. Su mano ya no estaba en mi nuca, sino que en mi cintura, las mías en su cuello, se levantó sin dejar de besarme y su cuerpo cayó sobre el mío con extrema suavidad. Metió su mano por debajo de mi jersey para acariciarme el vientre.

Muchas veces antes me había planteado esto de la sexualidad y todas esas cosas, pero siempre lo ví como sexo y nada más. Pensar en el sexo siempre se me había hecho de verdad desagradable, ¿Qué sentido tenía hacer algo que te produciera placer si no sentías algo más que eso? Pues, para mí nada.

Pero ahora era distinto. Ni siquiera estábamos cerca del acto sexual, pero sentía que todo era cada vez más rápido, más intenso y se sentía bien, a pesar de estar quedándome sin aire y sentir cómo de a poco me subía el calor al cuerpo y la cara. ¿Por qué? Es una buena pregunta, supongo que es porque estaba enamorada. Me refiero a que quizá en cualquier momento me quitaría la ropa, o me tocaría más que el vientre o el cuello, pero no me hubiese molestado. No si era él quien lo estaba haciendo, porque sabía que él tambien me amaba. Se me hace muy difícil explicar por qué de pronto mi forma de ver las cosas cambió, pero así era. La cosa era tan simple como que estaba tan enamorada de él, tan perdida en su forma de ser, que me causaba curiosidad cómo se sentiría estar aún más cerca suyo, quizá tanto como fuera posible. 

De pronto dejó de besarme y se alejó un poco de mí. —Lo siento. —Susurró avergonzado. Le miré sin entender, —Lo siento. —Dijo de nuevo. 

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¡Hola chicas lindas! Espero que les haya gustado este nuevo capítulo. Para ser honesta no me fue fácil escribir esto, pues es muy dificil describir "esa clase de sentimientos" sin pasar a lo carnal, no se si me explico jaja.

Quiero agradecerles infinitamente por seguir la novela en todos sus capítulos! No sé si lo había hecho antes, pero de verdad GRACIAS. Esta será la primer novela que termine en toda mi vida, siempre solia dejarlas a la mitad y nunca seguirlas, pero todos sus comentarios y votos me motivaron a seguirl¡ escribiendo siempre y aqui estoy, a punto de terminarla :D

Tengo una pregunta para ustedes, soy una persona muy curiosa y hace tiempo me venía haciendo esta pregunta jeje. Y aquí va: ¿Cómo descubrieron Eternidad? :) 

De nuevo gracias, nos leemos en un rato con el capítulo 45!

-Eff


Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora