POR. QUÉ. LODIJE.
Niall pareció estar en un trance por un momento y luego soltó una risita. —Keyra, no juegues. La pregunta iba en serio.
Ya lo dije, tendré que seguir adelante. —La respuesta iba en serio también.
—No, tu no puedes tener Leucemia. —Estaba descolocado y me miraba con el ceño fruncido.
Suspiré y me aclaré la garganta. Luego lo miré a los ojos. —¿Qué tal si vamos a conversar a algún lugar tranquilo? —Él sólo asintió con la cabeza y encendió el auto.
En todo el camino no dijo ni una sola palabra. Yo ni siquiera sabía a donde nos dirigíamos, pero tampoco me atreví a preguntárselo. Sentía que si decía algo más lo mataría de un ataque a los nervios, por lo que sólo lo dejé manejar cuanto quisiera y a donde quisiera.
Al fin aparcó. Me asomé por la ventana y no había prácticamente nada más que la calle y árboles y arbustos infinitos a los lados de ésta. —¿Dónde estamos?
—En la carretera, saliendo de Londres. —Wow.
Se quitó el cinturón y salió del auto, yo también lo hice y salí con su ayuda. Una vez ahí abajo, me tomó la mano y comenzó a caminar, pasando por un angosto camino que había entremedio de todos los matorrales. Entre los bichos que pasaban por ahí y las plantas que medían incluso más que Niall, nos costó un poco llegar al final del camino, pero se pudo. Al final se abría el espacio y había sólo pasto seco, donde podríamos sentarnos. El Sol ya se estaba escondiendo y todo había tomado una tonalidad amarillenta, incluso nuestras caras.
—Bien. —Dijo al fin. Esto va a ser difícil.
Le dije que se acomodara porque sería una larga historia. Comencé por mamá: Le recordé que ella había muerto por la Leucemia y que crecí y me crié viviendo con Mimi, su hermana. También le expliqué que Mimi siempre ha pensado que Will es una irresponsable y que jamás podría hacerse cargo de mí, pero que más que eso, ella simplemente le guarda rencor por la muerte de mamá, de lo que él en realidad no tiene la culpa, pero supongo que es una forma de canalizar su rabia y su pena en alguien. Le expliqué que por ésa razón había tenido que mentir para poder venir a vivir aquí y que quizá en algún momento me volví un poco loca, tratando de controlar el miedo a que todo se descubriera y que, por lo mismo, estuve evitando ir al médico, porque sabía que eso provocaría que Mimi se enterara de todo. Él sólo asentía a todo lo que yo decía y me observaba con mucha atención. Estaba concentrado en cada una de las palabras que yo decía. Le conté que mis moretones habían salido hace muchísimo tiempo, no sólo durante el campamento. También le dije que después de desmayarme durante nuestro castigo, la enfermera había dicho que debía hacerme exámenes, pero que jamás lo hice por pereza, que cuando al fin fui a mi cita con el médico, él me había dicho que existían probabilidades de tener cáncer y por lo mismo no volví cuando debía hacerlo, hasta que Mike me descubrió y luego prácticamente me desangré por la nariz -bueno, no tanto-. Finalmente llegué a la parte del cáncer, cuando Will quiso darle la noticia a Mimi y pedirle además, el permiso legal para que me operen y me den mis remedios y mis tratamientos, pero ella en vez de todo eso había dicho que tenía que volver el Domingo a San clemente. Sí, también le dije eso.
El contarle toda la historia pareció una eternidad y Niall me puso muchísima atención durante las dos o tres horas en que estuvimos hablando. A veces hacía preguntas, como en qué pensaba o qué sentía en distintos momentos, al precer le importaba mucho esa parte de la información.
Al final del día estaba triste, pero no decía nada sobre él, sólo hablaba de mí y seguía haciendo preguntas sobre Will, sobre la Leucemia, sobre todo, excepto sobre nosotros y sobre volver a Estados Unidos mañana.
Cuando llegamos al auto, él lo puso en marcha de inmediato, pero yo no quería volver a casa si eso significaba quizá no volver a verlo.
—No quiero ir a casa. —Susurré, más para mí que para él.
—Podemos ir a la mía si quieres. Más tarde te dejo en la tuya. —Lo miré, creyendo que él no me había oído y asentí con la cabeza. No tenía la menor idea de qué haríamos en su casa, de qué íbamos a conversar con toda esta exploción de malas noticias y cosas en qué pensar. Pero supongo que aunque no tuviésemos nada de qué hablar, quería estar con él.
El camino era largo, nos tardamos poco menos de una hora en llegar a su casa y ya estaba oscuro a esa hora. Aparcó el auto y se bajó. Cuando noté un par de siluetas a través de las cortinas, los nervios y la ansiedad me invadieron por completo. ¡Iba a conocer a su familia! Y en el estado en que estábamos, ya ni siquiera sabía si seguíamos saliendo juntos o no, ¿me presentaría como su novia? ¿como una amiga? ¿Quizá como... nadie?
—Vamos, baja pequeña —Se quejó un poco risueño y me sacó de mis pensamientos. ¿Se ha reído?
Entramos a la casa y cuatro rostros se voltearon hacia nosotros.
—Hola. —Dijo Niall, no muy animoso. Colgó sus llaves en una casita de madera que descansaba en la pared y cerró la puerta tras de nosotros.
—Hola cariño. —Dijo una mujer rubia, muy hermosa. —¿Quién es ésta jovencita tan maja?
—Ésta es Keyra. —Respondió él y me rodeó con un brazo. —La chica de la que les hablé. —Ellos hicieron un gesto de ternura y me saludaron. Sentí como el calor me subía a las mejillas. Él ya les había hablado de mí. Yo era la chica "de las que les habló". Nos acercamos y Niall me presentó a todos, a medida que yo saludaba a cada uno de ellos. "Ésta en mi mamá, Maura", "éste mi hermano Greg", "ella es su novia, Denise", "él es mi tío James".
Compartimos apenas unos minutos con ellos. En realidad los dos teníamos la cabeza en cualquier parte, menos con ellos y sus anécdotas. Nos levantamos de los sillones, con la excusa de que Niall me daría un recorrido por la casa y subimos por las escaleras. De hecho, él sí me mostró todas las habitaciones de la casa y después de eso estuvimos en la suya, viendo la televisión, más como excusa para estar ocupados en algo que cualquier otra cosa. Lo rescatable de la situación, es que en todo ese rato me tuvo entre sus brazos y de vez en cuando me besaba.
De un momento a otro, tomó el control remoto del aparato y le dió al botón que la apaga, me miró directo a los ojos y habló: —No te vas a ir de aquí.
—¿Qué —Se ha vuelto loco.
—Eso. No voy a dejar que te vayas.
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Eternidad (corrigiendo)
FanfictionKeyra Johnson siempre creyó que su vida estaba bien, hasta que decidió mentir estratégicamente para mudarse a vivir a otro continente junto a su padre, a quien no ha visto en años. En este nuevo lugar conocerá el verdadero significado de amistad, y...