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En cuanto dije eso, sentí un ardor en mi garganta y mis ojos comenzaron a picar. Sentía tanta rabia, pero no quería llorar, qué tonto. 

Traté de respirar bien y recuperar la calma, pestañeé varias veces seguidas y logré mantenerlo bajo control. Claro, hasta que Mike se sentó a mi lado y me rodeó con sus brazos, empujándome hacia él y me preguntó qué sucedía, con su voz cálida y amable. Entonces todo el esfuerzo por evitar llorar se  fue al diablo. Hundí mi cara en su campera y comencé a sollozar. Sólo estaba tratando de respirar bien, no lo entiendan como un escándalo.

Quería hablar, pero mi garganta no me lo permitía.

— Es que... — Vamos, termina la frase, Keyra. 

Mike comenzó a acariciar mi pelo con su mano, mientras que con la otra me sostenía apegada a él. Trató de tranquilizarme con un "Shhht", haciéndome sentir como una nena de 3 años. Pero, vamos, que con suerte podía mantener mi llanto bajo control; no podía hacer nada contra eso del "Shhht".

— Debe ser Will, ¿No es así? 

Respondí con un movimiento de cabeza, sin dejar de llorar. No es que me haya enojado tanto lo de Will, quizá sí estaba realmente ocupado y yo no le expliqué bien el asunto. Había algo más que me estaba molestando y no tenía claro qué era. Desearía ser capaz de decirle todo eso, pero no era capaz de pronunciar ni una sola palabra.

— Él no me escuchó, Mike. — Pude decir al fin, pero eso fue todo. 

— Tal vez él estaba ocupado. ¿Te dijo si estaba ocupado? — Seguía haciéndome sentir como un bebé, hablándome con ese tono de voz tan dulce. De todos modos lograba hacerme sentir cómoda, pero seguía siendo un poco raro escucharlo hablar así y siendo tan cariñoso, quiero decir, él siempre es el preocupado, el estricto. Es el que siempre se encarga de regañarnos a Toffee y a mí.

— Sí, el me dijo que estaba ocupado. Pero yo quería decirle algo importante. — Tal vez extrañaba estar en San Clemente, extrañaba vivir en una casa y no en un internado. Está bien ser independiente, pero nada se compara con llegar todos los días del colegio, estar en casa con Mimi y compartir con mi familia, aunque fuera chica. 

Ésta familia era linda y todo, Mike y Toffee me cuidaban y se divertían conmigo, pero papá, Tiffany, Mayra, todos aquí eran tan desunidos. Se quieren, claro, pero no tienen ese tiempo de calidad que yo sí tenía en mi ciudad. No comen juntos, no ven la televisión juntos, no hacen esas cosas cotidianas, sino que todo lo hacen por su cuenta, individualmente. Apesta estar sola en este lugar.

El pensar en todo eso sólo empeoró mi estado y, ésta vez, ya no pude controlar nada más. Mi llanto fue en aumento, me aferré a la campera de Michael y lloré. Lloré como hacía mucho tiempo no lo hacía y hasta ahora no logro entender por qué fue tan fuerte la angustia que sentía. Pero la sentía y no podía evitarlo.

Vi una pared blanca cuando me desperté, me dolía la cabeza y me pesaban los ojos, los sentía hinchados. 

— ¿Mike? — mi voz, por supuesto, no sonó normal, sino un millón de veces más ronca y rasposa.

Me dí la vuelta para asegurarme de estar en mi habitación y no en la suya y, por suerte, así era.

Dios, mi cabeza. Apoyé mi frente sobre mis manos, mientras mis codos se apoyaban sobre el colchón, esperando a que el dolor disminuyera, pero no hubo caso.

Oí el agua corriendo desde el baño, como si alguien estuviese ahí dentro, debe ser Toffee. Últimamente ha faltado mucho a clase, por lo que no me extrañaría que hoy tampoco hubiese ido, pero cambió el panorama cuando vi a Niall salir por la puerta. ¿Qué hace aquí?

Sus ojos se sorprendieron un poco al verme y se acercó hasta hincarse al lado de mi cama. 

— ¿Cómo te sientes?

— Me duele un poco la cabeza, pero nada más. 

Le dió un golpecito a la punta de mi nariz con su dedo, sonriendo. — ¿Por qué no duermes un poco más? aún es temprano. 

Asentí con un movimiento de cabeza y me volví a apoyar en la almohada y a cerrar mis ojos.

Cuando los abrí de nuevo, con la mínima fuerza que tenía por el sueño, pude distinguir la silueta de Niall contra la luz del día, tocaba la guitarra y tarareaba una canción muy despacio. Me miró y, sonriendo me guiñó un ojo. Sonreí y volví a dormir.

Me desperté una vez más, por la poca luz que había en la habitación asumo que estaba atardeciendo ya ¿tanto dormí? Siento que fueron 5 minutos. Me dispuse a correr las sábanas, cuando sentí un peso sobre mi brazo ¿Qué es esto?

Comencé a moverme muy lentamente, hasta quedar boca arriba y miré a mi lado: Niall dormía junto a mí y me rodeaba con su brazo.

En ese momento mi estómago se volvió loco, revolviéndose absolutamente todo dentro de mí. Es lindo, pensé. Es muy lindo.

Su cuerpo se movía al compás de su respiración, hacia arriba y hacia abajo. Sus ojos estaban tan relajados... se veía distinto. Tan adorable, tan... con ángel. Había un ángel dentro de él.

Mierda, mierda, mierda. Tal vez Toffee tenía razón, últimamente pasábamos mucho tiempo juntos y las cosas se estaban confundiendo. Pero... ¿me gustaba, acaso, que se confundiera la amistad de ésta forma? No, no. Keyra, estás delirando.

Será mejor despertarlo.

Moví su hombro muy despacio y susurré su nombre un par de veces, pero lo único que logré fue que suspirara y se acomodara. Esto no va a ser fácil.

— Niall, que ya es tarde. — Intenté de distintas formas; moviendo su hombro, pasando mi mano por su mejilla, tomando su mentón, dándole toquecitos con mi dedo índice, pero nada lo despertó. 

Me rendí y me incorporé sobre la cama, ese maldito dolor de cabeza vino otra vez. Cerré los ojos un momento y posteriormente me levanté a abrir las cortinas y la luz medio naranja del atardecer llenó la pieza. Se siente bien. 

Tomé unos jeans, una camiseta y una campera, porque ya estaba haciendo frío y me metí al baño para darme una buena ducha. Me sentía muy sucia. 

Cuando salí, el pequeño Niall seguía dormido. Ah, creo que la única forma de despertarlo será esperando a que lo haga por sí mismo. De cualquier forma, se veía muy adorable, es necesario admitirlo. 

Volví a recostarme a su lado y me quedé mirando al techo, hasta que volví a despertar y todo estaba absolutamente oscuro y en silencio. Toffee dormía en su cama y a mi lado sólo había aire y, más allá la muralla blanca.

Busqué mi teléfono movil por debajo de la almohada y abrí un nuveo mensaje de texto.

"Mimi te extraño tanto. No te imaginas lo genial que es este lugar, espero poder enviarte fotos pronto. Te quiero." A continuación marqué el número de Mimi y le di al botón de enviar.


Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora