59

5.3K 288 58
                                    

Lo había olvidado por completo. Llevo tantos días inmersa en esta especie de sueño, de realidad onírica, que había olvidado por completo que padezco cáncer y que el cáncer me venció y que de a poco me está apagando. 

De tanto asombro, se me escapa una risita. 

—Me estoy muriendo. —Digo, desconcertada.

Me estoy muriendo de a poco y todos seguirán aquí, excepto yo, todos continuarán con sus vidas, celebrarán la navidad y el año nuevo, mientras yo no estaré en ningún lugar, yo moriré. Quizá me olviden, quizá todo cambie y yo no pueda estar para verlo. Ya no podré besar a Niall, ni abrazarlo, no seré parte del grupo del colegio, no formaré parte de ésta familia, ni de ninguna otra, dejaré de existir, de respirar, de tener la capacidad de sonreír. Dios mío...

No me tardo en sentir un nudo en la garganta y me duele, me duele mucho. No puedo evitarlo, las lágrimas comienzan a hacer carreras desde mis ojos hasta el final de mi sien, mi cuerpo convulsiona un poco... Me estoy muriendo...

—No, bebé. No te estás muriendo. Por favor no llores. —pero ¿cómo hacer caso, cuando él también está llorando? Me aprieta aún más fuerte que antes y llora conmigo... —No puedes morir, Keyra. No puedes...

 Me estoy muriendo.

—Alguien ha decidido despertar —Dice Mimi en cuanto me ve abrir los ojos. Está sentada al lado de mi cama y teje una pieza de lana de color crudo. 

—¿Ésta es la clínica? — Pregunto al recorrer toda la habitación con la mirada, sin encontrarme con nada familiar.

—Sí, cielo. —Por favor, no de nuevo. Me mira con ojos lastimosos y deja de tejer. —No te preocupes, todo va a estar bien. —Estoy harta de oír ese maldito "todo va a estar bien", es la mentira más grande que existe y todos lo sabemos.

—¿Dónde está Niall? —En realidad tengo un montón de preguntas en la cabeza, como por qué he vuelto a la clínica, o qué día es, pero Niall es mi pregunta primordial.

—Ya volverá.

—¿Dónde está? — Insisto.

—Desayunando con Toffee. ¿Pasa algo?

Suspiro y niego con la cabeza. —Todo está bien. —Mis ojos siguen hinchados, puedo sentirlo, por lo tanto supongo que sigue siendo hoy, cuando me dormí por última vez. Espero no volver a hacerle llorar jamás, porque lo amo y no se supone que haga eso, a ambos nos hace muy mal. —Hice llorar a Niall. —Confieso.

—¿Cómo dices? —Pregunta, de nuevo concentrada en su pieza de lana. 

—Que hice llorar a Niall. 

—Cariño, tú no has hecho llorar a nadie. —se apoya de un codo sobre el colchón, para acariciarme la frente con su otro brazo. —Él sólo está cansado y un poco triste, pero eso no es tu culpa, todos nos hemos sentido mal en estos días y para dejar de hacerlo, simplemente necesitamos verte descansar. ¿De acuerdo?

Asiento con la cabeza. —De acuerdo. 

Me pregunto si ya es Navidad, o si faltan pocos días. Cómo quisiera poder seguir viviendo para verlos abrir mis regalos, comer todos juntos, reírnos, rezar... Sin embargo algo me dice que no será así, que moriré antes.

Ésta habitación es distinta, no es como las otras en las que he estado antes, ésta tiene una gran ventana al lado de la puerta, en la que puedo ver a las personas caminar por el pasillo. —¿Para qué es esa ventana? —Pregunto.

—Para que te entretengas mirando a la personas. —Responde, no muy pendiente. No creo que sea exactamente para eso, pero podría darle esa utilidad. 

Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora