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«La cocina está abierta», anunció una voz por los altavoces del galpón e inmediatamnete se formaron tres grandes filas de gente esperando por su desayuno.

— ¡Delicioso! ¡Muero de hambre! — Exclamó Zayn, tomando sus cubiertos y apoyando las manos sobre la mesa, parecía que estaba imitando a los dibujos animados cuando esperan algo rico de comer, no sin olvidar el gesto de sacar la lengua.

Todos nos reímos de él, pero parecía que lo había hecho muy en serio, lo cual lo hacía más gracioso aún.

Las filas comenzaron a avanzar y, como siempre, hicimos turnos de dos personas para cuidar nuestros lugares mientras el resto iba a por su comida; de nuevo me tocó quedame con Niall en la mesa, pero fue raro, extraño e incómodo. No había temas de conversción entre nosotros como lo era siempre, hablábamos un poco y luego ya no había nada que decir y, a pesar de sentirme bien sentada a su lado, sólo quería que alguno de los chicos volviera pronto para poder pararme de la mesa y escapar de esa incómoda situación. ¿Qué pasaba con nosotros?

Cuando iba caminando a una de las filas, me topé con Matt. Genial. 

— Key — me miraba, preparado para hablar, pero parecía que no salía nada de su boca. 

— Matt, no. — fue todo lo que dije y traté de seguir mi camino. 

— Sí. — Me tomó del hombro y me volteé, esperando a que ésta vez si dijera algo. — Key, me apresuré, pero ambos sabemos que te ha gustado el beso. 

— ¡Shhht! — ¡¿Está loco?! — Punto uno. — Murmuré, pero las ganas de gritarle en la cara no me las quitaban ni a palos. — Vuelve a decirlo fuerte y te reviento la cara. Punto dos — Aclaré, mostrándole dos de mis dedos. — No, no me ha gustado. Eres un lunático. 

Con eso, me dí media vuelta y seguí mi camino. ¡Qué bien se siente ser ruda de vez en cuando! En realidad, ni siquiera sé de dónde me había salido la valentía para hablarle de esa manera, pero que me salió del alma, pues me salió del alma. Y se sentía muy bien. Además, podía sentir cómo su expresión de arrogancia se convertía en patetismo sin siquiera mirarlo.

Una vez que tuve mi comida en mis manos, me di cuenta de que todo se relacionaba con la música. Al parecer Brandy hablaba en serio cuando lo mencionó: En mi plato había una tarta de frambuesa llena de adornitos de chocolate con forma de llaves de Sol, al lado tres galletas con forma de guitarra eléctrica y por último, rodajas de manzana con Syrup de chocolate encima que dibujaba una tabla de composición musical. Wow, se lucieron los de la cocina. 

Volví a la mesa y me senté a comer, al parecer para ellos era algo totalmente normal que su comida pudiese tocar melodías y cantarles. 

— ¿Con quién hablabas, Key? — Preguntó Louis, muy intrigado. 

Apenas alcancé a digerir lo que acababa de preguntarme, cuando vi a lo lejos, entre toda la multitud a  Matt hablando con Megan. Mierda. 

— Key... ¿aló? — La mano de Harry chasqueaba en frente de mi cara, sacándome de mis pensamientos. — ¿Estás ahí?

— Sí, sí. — Todos se encontraban mirándome raro. — Estoy aquí. — reí nerviosa — lo siento. ¿Qué decías?

— Lou preguntaba con quién hablabas... 

— Pues... — Bien, Keyra. Analiza la situación: Mathias te besó y nadie puede saberlo, además de Toffee y Brandy. Además, acabas de verle hablando con Megan, lo cual es muy arriesgado y sospechoso. Ellos no pueden saber por qué estuve hablando con él, no pueden saber absolutamente nada de él. — Yo... — Será mejor responder algo rápido. 

Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora