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Me pasé prácticamente la mitad del día paseando en pijamas por la casa. Lo bueno esque Toffee lo hizo conmigo, lo que hacía que tuviese un gustito especial el andar como loca, toda despeinada y desordenada por ahí. 

Más entrada la tarde, ella insistió en que ya era hora de comenzar a arreglarme para salir con Niall, sobretodo si en realidad iba a ser la última vez que lo viera, al menos por ahora. Me di una buena ducha y traté de calmar mis nervios con ayuda del agua caliente. Cuando salí y me sequé, ella me ayudó a esconder una buena combinación de prendas y a arreglarme para quedar bonita. ¡Hasta me maquilló! Y creo que no me venía nada mal, tampoco era algo excesivo, sino algo más como un makeup casual y simple.

Cuando me llamó Naill, -y está de más decir que casi sufrí un colapso nervioso al ver su mensaje en la pantalla - dijo que ya venía por mí. Toff, como lo habia hecho durante todo el día, me trató de tranquilizar, diciendo que me veía linda, que él estaría felíz de verme y que aprovechara al máximo el tiempo que estuviésemos juntos. Ella no estaba de acuerdo con no explicarle nada antes de irme, pero me apoyaba de todos modos.

Bajé las escaleras para esperar a Niall en el salón de la entrada. Will estaba ahí y parecía estar teniendo una discusión muy acalorada por el teléfono. ¿Sería Mimi?

Pisé los últimos escalones con cuidado y me acerqué en silencio al salón, parándome lo suficientemente cerca como para oír lo que decía, pero lo suficientemente lejos como para que él no se diera cuenta de que yo estaba ahí.

—Por favor, Miriam. Ella misma te lo ha dicho. —Sí, era Mimi. —¿Que yo le meto cosas en la cabeza? ¿Acaso estás loca? Hoy por la mañana su propia hermana me ha dicho que se pasó toda la maldita noche llorando porque no quería irse de Londres ¿Eso no te dice algo? —Hizo una pausa, obviamente para oír lo que ella decía y contestó muy rápido. —Pues ella la considera su hermana,—¡Claro que la considero mi hermana! —No, Miriam, no es mi hija, pero ellas son muy cercanas entre sí y se llaman hermana la una a la otra. —Qué lindo es papá cuando nos defiende. —Ese no es el punto. Estás siendo muy egoísta con Keyra, deberías respetar su decisión, caramba, ¡al menos ten algo de piedad por su enfermedad!

No aguanté más. ¿Era tan difícil de comprender para ella? Papá estaba siendo muy claro y estaba en lo correcto al decir todas esas cosas. Me acerqué a paso rápido a papá y le quité el teléfono de las manos, bajo su mirada sorprendida y descolocada.

—Escucha Mimi: Todo lo que papá está diciendo es cierto, ¿sí? Y no, él no me dijo que estuviera presente, yo acabo de llegar y lo oí hablando contigo, antes de que lo culpes de cualquier cosa.

—Cariño, déjamlo a mí. —Murmuró papá, rogándome con los ojos no provocar más problemas. Lo miré y puse una mano en frente, para que estuviese tranquilo. Yo no diría nada que pudiese perjudicarlo, sólo hablaría por mí.

—Mimi, si realmente te importa mi bienestar aunque sea una pizca, si realmente me quieres ver felíz, entonces déjame vivir mi tratamiento aquí en Londres. No sé si puedo hacer mucho a éstas alturas, pero quiero que sepas que si me haces volver a Estados Unidos lo único que sucederá será que me mates por dentro y eventualmente, quizá también mi cuerpo muera. Y lo digo muy en serio. Ya sé que le mentí a todos para venir aquí. Sí, hice mal y debí decir la verdad desde un principio y quizá también merezco un castigo, pero te pido que por favor no sea éste. Te quiero. 

Le devolí el teléfono a Will, que me observaba perplejo; La verdad es que me sentí bastante aduta al hablarle así a Mimi, en vez se hacer una pataleta o lloriquear como una nena, ayer por la noche me di cuenta de que ésa no era la forma, veremos si ésta funciona. 

Me di media vuelta y Toffee estaba ahí, parada junto a la puerta y con cara de haber visto un fantasma. Me acerqué a ella y se cargó de mi hombro. 

—Niall ya llegó. —susurró en mi oído. —Dijo que te esperaba en el auto, creo que te escuchó hablar por teléfono. —La miré con los ojos abiertos como platos y ella se mordió los labios. —Tocó el timbre y Jeff fue a abrir la puerta, traté de evitarlo porque tu voz se escuchaba bastante fuerte desde ahí, pero no alcancé a detenerlo, lo siento mucho. —Se lamentó. 

—Diablos. —¿Qué más podría decir? Ya estaba hecho. —Veré qué hacer y si tengo suerte, no me escuchó. —La abracé y me colgué mi cartera del hombro y salí por la puerta. El auto de Niall estaba ahí y él estaba dentro, con la mirada pegada en un punto fijo. Bueno, felíz no se veía. 

Abrí la puerta, sin sentirme preparada para ninguna de las posibles reacciones que pudiera tener, pero vamos, ya estaba ahí.

—Hola. —Esbocé una sonrisa tímida y me senté en el asiento del copiloto, cerrando la puerta a mi lado. Él me miró serio por un segundo y luego apoyó la cabeza en el respaldo del asiento, suspirando sonoramente y mirando al techo del auto. Sí, creo que me escuchó hablar por teléfono. —¿Pasa algo? —Pregunté. Qué mentirosa.

Giró la cabeza hacía mí y habló al fin: —Sí. —Seguí mirándolo, esperando a que dijera algo más o simplemente me odiara en forma de palabras. —¿Has mentido para venir aquí?

—Sí —Respondí con un hilo de voz. Para ser sincera, me moría de miedo. Jamás lo había visto así de molesto antes. 

—¿Por qué lo has hecho?

—E-es una larga historia —Musité. Volvió a suspirar. 

—Qué rayos pasa contigo, Keyra. —Lo hice enojar en serio. Está enojadísimo, y esperen a que sepa todo el resto, oh diablos. —De verdad, siento que no te conozco en absoluto, como si todo lo que creí saber de ti en realidad no fuese así. —¿Acaso estaba hablando sobre Mathias también? —Todo estaba jodidamente bien, pero luego viene ese estúpido rumor de Hornmann, luego esto de que le has mentido a todos. ¿Qué es esto, Keyra? ¿Me estás poniendo a prueba? En serio, ¿Cómo diablos puedo confíar en tí? Sólo quiero una buena relación, pero me lo haces tan difícil, joder.

De todas las cosas que acababa de decirme, la peor parte era que tenía razón en cada maldita palabra. ¿Cómo se puede confiar en alguien que miente? ¿Cómo se puede comenzar bien con una relación que desde el primer día tiene problemas? Él tenía tanta razón y yo lo entendía tanto. Simplemente no tenía excusa, no podía defenderme de algo que yo misma sabía que estaba mal. 

—Dime, ¿Hay algo más que deba saber? Porque en serio eres como una caja de sorpresas y si tienes más secretos guardados quiero saberlos. No lo sé. —Un suspiro más y me volverá loca. — Quiero saber con qué clase de chica estoy saliendo, Key. — Ésta vez su voz se calmó, ya no estaba alterado, sólo afligido, lo que quizá me hacía sentir peor aún. —Si tienes algo más que decirme, por favor hazlo. Y espero que seas honesta ésta vez si queremos que lo nuestro resulte. 

—Tengo leucemia. 


Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora