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— ¿Quién es? — murmuró Niall, no sé si para mí o para sí mismo. Y en realidad no tenía ni la menor idea de quién era; estaba demasiado oscuro para diferenciarlo, aun a diez metros de distancia. — Ven, salgamos. — Y como si fuese lo más normal del planeta, me tomó la mano y comenzó a caminar hacia la orilla.

Respira, Keyra. Respira.

— ¿Mathias? — Mi cara se deformó un poco, es que realmente no esperaba que se acordara siquiera de mi nombre. ¿Qué hacía? ... ¡Oh!, Qué modales son esos, Keyra. — Hola. — Sonreí. Mucho mejor. — Él es Niall. Niall, Mathias. — Los dos pronunciaron un muy desinteresado 'Hola', acompañado por un apretón de manos. 

— ah, Keyra... — comenzó, Mathias.

— Key. — Interrumpí. Se sentía extraño que me llamara Keyra todo el tiempo. 

— Key — Se corrigió, tímido y se pasó una mano por el cabello. Eso no era necesario. — Esto... — Habla, hombre. — Me encontré tu credencial en el suelo. — terminó al fin y se metió la mano al bolsillo. Pero si mi credencial estaba en mi billeter... — Aquí está. — Tal cual. Esa era mi credencial en su mano, con mi nombre, mi fotografía y todos mis datos. 

— Seré cabeza de chorlito. — Me reí, haciendo una ademán de golpearme en la frente. — Gracias, me has salvado, en serio. 

Por alguna razón, la escena me ponía extremadamente incómoda y me urgía salir de ella cuanto antes, por lo que tomé mi credencial, agradecí a Matt y me largué junto a Niall, no sin recoger nuestras zapatillas antes. Fue apenas empecé a caminar nuevamente, que me percaté de que en todo el tiempo él no había soltado mi mano.

Ya estábamos a dos pasos de entrar al galpón y nuestras manos seguían juntas. ¿Qué hago?, pensaba a medida que nos acercábamos. Y en el último segundo antes de cruzar el umbral mi mano se safó de la suya con rapidez. Le miré de reojo, pero no pareció tener ninguna reacción.

Uff...

No es que no me gustase ir de las manos y todo eso, de hecho era cómodo. Pero vamos, que en realidad sólo somos amigos y no podemos ir por la vida tomados de la mano, ¿no es cierto? Todo el mundo estaba ahi dentro y podrían confundirse - más de lo que yo misma ya estaba - con toda la situación. Pienso que hay que hacer las cosas correctamente. Y ésta es la forma.

Tuvimos que cruzar todo el galpón, porque los chicos se encontraban al final y seguían sentados sobre las mesas y las sillas, riendose y gritándo como locos. Bueno, qué más voy a esperar de ellos, si lo están.

— ¡Ahí estaban! — Exclamó Harry, que estaba super acelerado y muerto de la risa. En realidad todos lo estaban. 

— ¿En qué estaban? — Preguntó alguien, más en broma que en serio. 

No te sonrojes Keyra, por favor. No te sonrojes.

— Sólo hacía una llamada, chicos. — Me excusé, tratando de parecer relajada. Fui y me senté junto a Toffee, quien me abrazó y me besó en la mejilla. 

— Claro, porque todos necesitamos a Niall para hacer una llamada. — Bromeó Zayn. — Alguien se está sonrojando. 

Con eso bastó para que mi rostro se pusiera rojo, fucsia, morado y de todos los colores cálidos posibles. Tierra, trágame ahora, por favor, háganme desaparecer. 

— Ya, déjenla. — Añadió Toffee en un tono maternal, rodeandome con sus brazos por completo e interrumpiendo todas las bromas, uy's y silbidos molestosos del resto.

Eché una vista rápida a Niall: Zayn le desordenaba el pelo y lo fastidiaba. Él también estaba avergonzado. 

Al fin cambiaron el tema de conversación y de a poco olvidé el vergonzoso momento. Más tarde sacaron todas las mesas del centro y apagaron las luces, para encender esos efectos luminosos y de colores que hay siempre en las fiestas. La música subió de volumen y cambió a una más rápida y bailable. Todos bailamos en grupo, haciéndo el ridículo y pasándolo bien.

Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora