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— ¿No me he caído de la cama o algo por el estilo últimamente? — pregunté graciosa.

— ¡Claro que no! — río. — probablemente en alguna de tus riñas de gángster se te hicieron esas cosas. 

— oh, claro. En aquellos días en que soy ruda. — continuamos hablando irónicamente, buscando razones no posibles de que yo tenga esos moretones en mis piernas. En fin, busqué unos jeans y me los puse por debajo de la falda que llevaba, posteriormente me la quité y abroché el pantalón. — Ahora si tengo hambre. ¿Vamos a comer?

— Pero en serio, ¿Cómo te hiciste esos feos moretones? — preguntó Toffee y a la vez se quitó las pantuflas sin ayuda de sus manos y las cambió por zapatillas.

— no tengo idea. — me puse seria un segundo. — ¡TENGO HAMBRE! — exclamé y, sin darle mas importancia a los hematomas, nos dispusimos para ir a la cafetería por nuestro almuerzo.

Una vez ahí, Toffee se topó con Liam. un chico que conoció hace un par de semanas. Creo que van a participar juntos en las actividades de aniversario; van a tocar una canción, o algo así mencionó el otro día. Me parece muy lindo, la verdad. Y, al parecer la amistad irá un poco más allá, no lo sé.

Decidí dejarlos y hacer la fila para pedir mi almuerzo yo sola.

— ¡Key! — llamó alguien desde lejos. Me volteé para averiguar quién, pero entremedio de todas las personas que caminaban por el casino no podía ver al fondo.

Simplemente volví la mirada al mesón, para ver qué opciones tengo para alimentar a mi pancita.

— Key — sentí un par de manos posarse sobre mis hombros. Me volteé nuevamente y me encontré con el simpático rostro de Niall.

— hola, de nuevo — sonreí. — ¿vienes a buscar tu comida?

— uhm, no. Vengo a buscarte a ti. — Respondió aun sonriente.

— Yo ya estaba por pedir, me hubieras esperado en la mesa. — de pronto la fila pareció moverse, dimos dos pasos adelante.

— ¿Por pedir? Recién te pusiste en la fila — rió desentendido y frunció el seño.

— pero avanza rápido. — en ese momento la fila se movió de nuevo y quedamos en frente de la cocinera. — ¿lo ves?

— bueno. Entonces, ¿Qué vas a comer? — pasó su mano en el aire, por sobre las tres opciones de comida.

— Veamos... — dudé un momento. — ¿Qué es eso? — pregunté al ver una especie de... pasta, verde... o algo. No lo sé, en realidad era cualquier cosa, menos comida.

— puré de aguacate. — respondió la mujer con un rostro poco agradable. Esa señora era en realidad la típica cocinera gorda y no simpática que sale en las películas de prisión.

— ok, quiero fideos. — respondí con algo de temor. La mujer tomó una de esas cosas, como tenedores y cucharas gigantes, las hundió dentro de los fideos y echó una gran cantidad sobre mi bandeja. Niall me la quitó de las manos y seguimos avanzando en la fila, tomé un muffin sin escoger y una malteada.

Finalmente nos fuimos a sentar. En la mesa esperaban Harry, Zayn, un chico de la clase y Frankie, su novia.

Busqué a Toffee con la mirada: estaba sentada en otra mesa junto a Liam. Qué lindos se ven juntos. Ella se veía más contenta desde que lo conoció y eso me encanta, ya que, según me ha contado no ha tenido mucha suerte con los chicos. Sólo ha conocido a... tontos.

— Toffee y Liam se agradan, ¿no crees? — habló Niall de pronto, sacándome de mis pensamientos. Hey, ¿se conocen?

— ¿tú lo conoces? — Pregunté haciendo una mueca extraña. Lo raro no era que se conocieran, sino que Liam estaba en otra sección, era mayor que nosotros y jamás lo vi hablando con alguno de los chicos.

— uhm, ¿si? Liam es mi primo. — respondió mirándome como si fuera estúpida.

— ¡Wow! — exclamé, jamás se me hubiese ocurrido que ellos fueran primos. Ahora me hace sentido.

Durante todo el almuerzo conversamos y reímos de muchas situaciones. Todo iba bien y yo estaba muy divertida, es que estos chicos me hacen reír de sobremanera.

Había olvidado completamente el episodio con Megan y decidí que no era algo en lo que valiera la pena pensar.

Al terminar de comer aun quedaba tiempo de receso, por lo que Toffee se fue con Liam, Harry con Zayn y Frankie, y Niall me acompañó hasta mi habitación a dejar mi bolso y descansar un rato.

— Es linda — comentó de repente. Yo que buscaba mi cuaderno para la próxima clase, dejé de hacerlo para mirarlo. Él sólo miraba a todos lados, sin tener un punto fijo.

— ¿Qué cosa? 

— tu habitación. — Sonrió — es linda.

Agradecí con una sonrisa, pero un poco extrañada. ¿Qué tiene de especial la habitación?

Continué arreglando mi bolso para la tarde, mientras él seguía observando todo, como si fuera un niño curioso.

Cuando por fin encontré mi cuaderno de física, lo metí en el bolso. Ya tenía mis cosas listas.

No dije nada, sólo me dediqué a observar lo que él hacía; Primero abrió la ventana y se asomó, miró unos segundos a la cancha de básquetbol. Claro, porque cualquiera diría que una linda vista sería un parque, o la playa. Pero no, la vista de mi habitación es simplemente la cancha de básquetbol y el maldito timbre que me deja sorda tres veces al día.

Después de mirar la cancha se sentó en la silla del escritorio. Sobre el cual sólo había dibujos sin terminar, que yo suelo dejar ahí. Un par de fotos de Toffee, el stéreo y dos globos de nieve, uno de un perro y el otro de un oso.

Tomó uno de los globitos con sumo cuidado. Observó de cerca el oso que había dentro y luego lo sacudió de arriba abajo para que la nieve y la escarcha se elevaran. Se veía demasiado adorable haciendo todas esas cosas.

Nuevamente lo acercó a sus ojos y miró cómo la nieve y la escarcha bajaban lentamente. Lo puso nuevamente en su lugar y tomó el otro, el de perro. Repitió exactamente la misma acción.

Cuando estaba por devolver el adorno a su lugar el sonido ensordecedor del timbre acabó con todo el silencio y la calma que reinaba en la habitación.

— Tenemos clases, Niall — tomé mi bolso y lo colgué de mi hombro.

— Si — respondió el chico. — me di cuenta. — habló irónico.

Salimos de la habitación y comenzamos a caminar lentamente por el pasillo lleno de gente.

— ¿Cómo puedes vivir así? — preguntó de pronto.


Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora