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— ¿De qué hablas? 

— Del timbre. Esa cosa me dejó sordo. — protestó. — en serio, aun siento raros mi oídos. No me imagino cómo sería oír el timbre a ese volumen tooooodos los días. — Agregó, alargando las letras.
Rolé mis ojos y los puse en blanco, como diciendole que ya estaba harta. Ambos nos reímos.
— ¿Qué tenemos ahora? — consulté despues de una pausa.
— Física.
— Dios, odio física.
— ¿por qué tan negativa? Física es genial. — debatió.
— ¿Genial? Dame al menos 3 razones por las que debería gustarme la física.
— te daré 4. — dijo con orgullo. — uno: — señaló con un dedo — entiendes por qué el mundo es como es. Dos: — mostró otro dedo — es fácil. Tres: Sólo tenemos esta clase los Viernes, por lo tanto cada vez que pienso en física, luego pienso "hey, hoy es Viernes". Y Cuarta razón: — pareció dudar un momento. — en realidad sólo tenía 3 razones, pero quería sonar interesante. — titubeó.
Solté una carcajada y Niall paró en seco.
— Aquí es, Key. — señaló una puerta con su dedo. Miré a todos lados, el pasillo de pronto estaba vacío y un hombre apareció por la puerta que Niall señaló; El profesor de física, un hombre alto y robusto.
— ¿Tienen pases? — preguntó frío.
— uhm no — respondió Ni. — pero sólo son 2 minut... — fue interrumpido.
— No me interesa si son 2 minutos o 1 hora señor Horan, igualmente están retrasados y todos sus compañeros ya están adentro.
— pero Señor De... — intenté protestar, pero me interrumpió también.
— Si no tienen pases, no entran, señorita Johnson. Y no hay peros. — me reprimió con su voz intimidante.
La puerta se cerró bruscamente, produciendo un eco en todo el pasillo.
Niall me miró de pronto, sin expresión alguna en su rostro. Fruncí el seño y recordé por qué odio Física.
— Tenías razón. ¿Cómo no amar física? — pregunté sarcástica. Entonces fue él quien frunció el seño.
— vamos. — puso su mano en mi espalda y me dio un empujoncito para comenzar a caminar.
— ¿A dónde hay que ir por los estúpidos pases? 
— No iremos por los pases. — respondió medio riendo.
— ¿Cómo no? 
Me miró sonriente, pero no respondió.


— ¡Qué es esto! — exclamé sorprendida a más no poder. Era un lugar hermosísimo, una especie de riachuelo, lleno de piedritas. Al lado de éste había tan sólo una banca de madera, tan vieja que su barniz se salía por capas con tan sólo tocarlo. Me volteé maravillada hacia él, tal vez con un gesto demasiado exagerado, ya que a penas me vio soltó una pequeña carcajada.
— ¿y bien...? — pregunté nuevamente. Simplemente me miró raro, por lo que pregunté por segunda vez. — ¿qué es esto? ¿Cómo lo descubriste? ¿Alguien más sabe de este lugar? ¿...
— hey, hey, hey — me frenó y puso sus manos frente a mí, como para que me tranquilizara. — Esto es un riachuelo, como puedes ver — habló con evidencia, haciéndome sentir tonta — lo descubrí un día, paseando... no lo sé, simplemente lo descubrí. Y no, nadie más conoce éste lugar. — terminó por responder a mis tres interrogantes. — ven, siéntate. — Tomó mi brazo suavemente y me guió a la banca.

Me senté, de tal manera que mis pies también estuviesen sobre la banca y yo pudiese abrazar mis piernas y apoyar mi mentón en mis rodillas. Niall se sentó junto a mí y me miró fijo un momento.
Miré hacia el cielo nublado, tan sólo por unos segundos, hasta que mis ojos se llenaron de lágrimas por la luz.

— probablemente lloverá. — comentó, luego me miró y notó mis lágrimas. — ¿miraste por mucho rato? — rió. — ven aquí. — se acercó un poco y tomó la punta de su bufanda. Con una mano tomó mi mentón y con la otra pasó la prenda por sobre mis ojos para quitar las lágrimas.
— y... ¿Qué hacías cuando descubriste este lugar?
— hey... has hecho bastantes preguntas. — sonrió, como siempre. — deja que yo pregunte ahora. 
— pues... pregunta lo que quieras. — Alejó la bufanda de mi cara y se acomodó en el asiento.
— ¿por qué viniste a Londres? — comenzó. La respuesta que debería darle es "mi vida anterior era aburrida, yo extrañaba a mi padre y vine a probar suerte", pero sabemos que no diré eso.
— Antes vivía con la hermana de mi mamá. Pero la verdad es que los ingresos eran escasos y no quería ser una carga más para ella. En cambio mi papá si puede mantenerme perfectamente y se ofreció a hacerlo. Es por eso que ahora me ves aquí. — sonreí. Él asintió, satisfecho. 

— ¿Tu madre? ¿Dónde está? — continuó. — sé que el padrastro de Toffee es tu papá biológico, ¿No? — asentí con la cabeza.
— mi papá es Will, el padrastro de Toffee, Mike y Tiff. Y mi mamá esta allí. — apunté hacia el cielo, arrugando un poco mis ojos para evitar la luz.
— oh, tu mamá... — habló nervioso, entendiendo mi respuesta. — lo siento mucho. 
— No te preocupes — reí — fue hace mucho tiempo... muchísimo — agregué unos segundos después.
— ¿Qué edad tenías? — parecía interesado en el tema.
— 4 o 5 años — suspiré — es cierto, a veces si me gustaría que estuviera aquí. Dicen que los mejores consejos para vivir son los de una madre. — de pronto sentí una punzada en mi estómago, pero juro que fue una coincidencia.
— ¿Cómo... — hizo un gesto para evitar terminar la pregunta, pero se vio obligado a hacerlo de todos modos. — ¿Cómo murió? 
— uhm... una enfermedad... — intenté recordar el nombre — Leucemia, eso. — la verdad es que no suelo hablar del tema con nadie.
— no le das mucha importancia ¿No es así? — concluyó.
— no es eso. — espeté. Él sólo me miró y enarcó una ceja. — es que nadie me habla de eso. Cuando pequeña solía preguntar siempre sobre mi mamá. Pero cada vez que preguntaba cambiaban el tema o simplemente hacían como que no me oían. — hice una pequeña pausa. — Claro, yo tampoco me he esforzado demasiado por saber — reí — pero bueno... — suspiré. Niall sonrió de medio lado y me miró fijo por unos segundos. — ¿Tengo algo? — pregunté alarmada.

— no, no — movió la cabeza. — no... — Era bastante incómodo sentir su mirada sobre mi rostro. — es sólo que... — subió la vista hasta mis ojos. — eres linda. — okay, definitivamente no esperaba esa respuesta.


Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora