Cruzamos el pasillo a paso rápido y mi vista se dirigía a todos lados. Quiero memorizar muy bien cada lugar del instituto, pues no me gustaría perderme si estoy sola en algún momento, sería estupido y vergonzoso.
Por menos de un segundo, pasé la mirada sobre una máquina de snacks, y sólo ahí me di cuenta del hambre que sentía, hace ya muchísimo rato.
Metí mis manos en los bolsillos de mis jeans, para asegurarme de tener dinero y sentí un par de monedas frías, ¡Eureka!
—Toffee, espera. — exclamé para que me oyera, al parecer ella tenía más prisa que yo.
Apenas se volteó apunté con el dedo hacia la máquina. Suspiró y respondió:
—Que sea rápido. —sonreí, en respuesta y caminé rápidamente a la maquinita. Observé toda
la comida de una sola vez y me decidí, casi sin pensar, por unas galletas.
Inserté las dos monedas y marqué los botones del código de mi snack.
Pronto el paquete azul avanzó y cayó al fondo de la máquina, lo recogí sin mirar y corrí hasta alcanzar a Toffee.
El día pasó más rápido de lo que imaginé y apenas me di cuenta cuando ya era de noche.
Tomé una ducha larga y relajante. Había sido un día bastante agitado y la necesitaba, después de moverme tantas veces de un lugar a otro. Espero que los siguientes días sean un poco más tranquilos.
Al salir del agua me sequé y vestí con un short y una campera estampada como pijama. Apenas salí del baño, Toffee entró para utilizar la ducha también.
Me senté sobre la cama y arrastré las sábanas hasta tapar solo mis piernas, noté que tenía un pequeño moretón en mi rodilla derecha, pero no le di importancia y encendí mi notebook. Desde que llegué a Londres no había hablando con Mimi, y seguramente querría saber algo de mí.
Estaba apunto de conectarme, cuando oí tocar la puerta. Me levanté con desgana de mi cama y caminé despacio. Abrí solo unos centímetros para ver quien era, pues no estaba dispuesta a mostrarle mi pijama a cualquier persona.
—Hola — Saludó el chico rubio de la mañana, con timidez y trazó una pequeña sonrisa en su rostro. ¿Cuál era su nombre?
—Hola — sonreí con confianza y abrí la puerta como correspondía. Él me miró de pies a cabeza.
—Oh, ya ibas a dormir. lo siento, ya me v...
—No te preocupes —interrumpí con gracia —no hay problema. —miré hacia atrás, para asegurarme de que el dormitorio estuviera ordenado, y así era. —Entra —me moví a un lado de la puerta y él entró. Al pasar por mi lado, noté que su perfume dejaba una estela en el aire. Qué bien huele.
Y, una vez dentro, volvió a preguntar:
—¿Segura que no molesto aquí? Realmente puedo venir por la mañana. —Entonces me di cuenta de que su forma de hablar era un poco extraña, pues no sonaba como todos aquí. Bueno, él debe pensar lo mismo de mí, claro que mi acento es diferente del británico.
—¡Claro que no! En serio —sonreí de nuevo, mostrándole algo de confianza. Para comenzar bien, ¿no? —no te preocupes.
—Esta bien — rió por lo bajo y me miró fijo por unos segundos.
Ladeé mi cabeza y lo observé desentendida, sólo para asegurarme de que todo andaba bien.
—Ah —reaccionó al fin. —yo... ¿Toffee no está?
—Sí, esta en la ducha, pero saldrá en un minuto. —dije, volviendo a mi cama. —siéntate. — indiqué el sillón que había en frente.
—Gracias — agradeció, un poco cohibido. —Bueno, venía a preguntarle... en realidad a ambas — se interrumpió a si mismo. Se veía un poco enredado. —si van a ir a la fiesta de bienvenida. — ¿Fiesta? Wow, esto me gusta.
—¿Hay una fiesta de bienvenida? —pregunté, muy entusiasmada. Demasiado, en realidad.
Me gustaba mucho salir e ir a fiestas, cada vez que podía, lo hacía. Al menos en San Clemente, encontraba a dónde ir con amigos muy a menudo.
—Claro, como en todos los colegios, ¿no? —respondió, con aires de confusión.
—Supongo
La conversación era un poco tensa, pues no conocía al chico en absoluto y no sabía muy bien sobre qué hablarle. Por suerte, Toffee tardó un par de minutos más en salir del baño, con su pijama puesta y una toalla en la cabeza.
—¡Niall! —exclamó, espantada y llevó su mano al pecho. ¡Claro! ¡Niall era su nombre!, pensé —No sabía que estabas aquí, me asusté — al principio habló como si estuviera horrorizada, pero termino la frase riendose, igual que nosotros.
—Lo siento, no quería asustarte — respondió él, con mucha gracia. —Bueno, ya me voy, es un poco tarde. —anunció, mirando su reloj.
Casi por acto reflejo, llevé la vista al reloj de mi notebook; 11.30pm. Vamos, no era tan tarde. Pero no íbamos a detener al chico.
—Coméntale a Toffee y me dicen si van, ¿Si? —sugirió, mirándome y se levantó de su asiento. —Es este viernes. —besó a Toffee en cada mejilla y yo abrí la puerta por él. Antes de salir, besó mis mejillas tambien y habló despacio. —por favor, vayan. — Me hizo sonreír, aunque no sabía muy bien por qué. Apenas salió de la habitación, me di vuelta hacia Toffee. Cerré la puerta detrás de mí, dispuesta a decirle lo de la fiesta, pero ella habló antes de que yo lo hiciera.
—¿La fiesta de bienvenida? — no sonaba ni se veía muy animada.
—¿Cómo sabes? —Enarqué mis cejas.
—Siempre es el primer viernes del año. Si Niall dijo que era este viernes, es obvio de lo que hablaba.
—¿No quieres ir?
—La verdad es que no me llama mucho la atención. La fiesta de bienvenida no es la mejor fiesta que hay en el instituto. —Seguro mis ojos y mis boca comenzaron a abrirse cada vez más, de puro entusiasmo.
—Cómo... ¿hay más fiestas durante el año?
—¡Claro! Como la fiesta de aniversario. ¡Wow! ESO si que es una buena fiesta. Es increíble. — enfatizó, emocionada. —Lástima que sea casi a fin de año. —agregó — Pero hay al menos 4 o 5 fiestas a lo largo de todo el año.
—Esto me está gustando. —comenté, apretando mis puños con emoción. Toffee sólo soltó una pequeña carcajada.
Nos quedamos hasta tarde conversando esa noche. Me contó prácticamente todo sobre el instituto. Cosas de cada año, historias que habían ocurrido, también me habló de muchas personas que tienen un rol importante, de cada profesor que tendremos. En realidad muchísimas cosas. Por otro lado, yo le comenté un poco sobre mi vida en San Clemente, aunque no sonaba tan genial como la vida en Londres.
Sí, iba a extrañar algunas de las cosas que hacía allá, o personas a las que frecuentaba, pero no estaba dejando algo demasiado importante, mucho menos en comparación con lo que Toffee sí parecía tener aquí. Al oírla hablar, sentía como si hubiese estado todos estos años perdiéndome de la verdadera vida y de todo lo que se puede llegar a disfrutar, sobretodo a mi edad.
Finalmente, decidimos que sí iríamos a la fiesta de bienvenida. No debe ser mala, simplemente habría otras mejores, y yo esperaba disfrutar de todas y cada una de ellas.
No alcancé a hablar con Mimi, en realidad lo olvidé completamente, porque quizá estaba demasiado entretenida con la conversación, pero otro día podría llamarle o enviarle un mail.
¡Oh! Y toffee mencionó que Niall es Irlandés, por eso su acento.
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Eternidad (corrigiendo)
FanfictionKeyra Johnson siempre creyó que su vida estaba bien, hasta que decidió mentir estratégicamente para mudarse a vivir a otro continente junto a su padre, a quien no ha visto en años. En este nuevo lugar conocerá el verdadero significado de amistad, y...