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Tres.

Tres malditos días y recien hoy me quitaron la mascarilla de oxígeno de la cara. Todos estos días había estado comunicándome con señas faciales y movimientos leves de cabeza. 

Llevo como dos horas viendo la televisión mientras Will duerme en el sillón-cama de la habitación. Debe estar cansadísimo con las visitas, el estrés, los doctores y enfermeros entrando y saliendo, dándole información y un millón de cosas más. 

Las paredes de la habitación habían pasado de ser completamente blancas a llenarse de carteles de colores con frases de apoyo de todos mis amigos, además de algunos peluches, flores, globos de helio... se veía muy lindo todo. Toffee los había estado trayendo durante estos días. Ya que no podía recibir más visitas que las de mi familia y Niall y siempre una a la vez, los chicos habían hecho y comprado todas esas cosas para mí y se las daban a Toff en la escuela. Era gracioso, porque he dormido mucho estos días y cada vez que me despertaba me encontraba con más cosas y más mensajes lindos. Al no poder hablar gracias a la mascarilla, leer los mensajes en las paredes se había convertido en mi pasatiempo número uno. 

Además, Toff siempre me contaba cosas nuevas al llegar del instituto. Ella, Mike y Niall salían de clases y venían directamente a la clínica, hasta que se hacía tarde por la noche, entonces volvían allá, para venir de nuevo al día siguiente. 

Papá comenzó a estirarse y bostezar, se incoportó sobre el sillón y suspiró. —Hola, nena. 

—Hola, pá. ¿Has dormido bien?

—Sí, bastante. —sonrió. —Voy por un café, no te muevas de aquí. —Bromeó, me guiñó un ojo y se levantó para salir de la habitación. Muy gracioso, pensé.

Seguí pegada en la televisión hasta que la puerta volvió a abrirse; era Ali, la enfermera que se encargaba de revisar que todo anduviera bien en las maquinitas. 

—Hola, cielo. 

—Hola, Ali. —Saludé, mostrándole todos mis dientes en una sonrisa. 

—Algunas personas han venido a verte. —No pude evitar soreírme emocionada, como cada día al saber que mis hermanos y novio ya venían a verme. —Les diré que entren. —Dijo, con su voz siempre tan suave y amable. 

Salió por la puerta, a la cual no dejé de mirar, hasta que vi el rostro de Louis asomarse. ¡¿Han venido los chicos?!

—¿Hola? —Saludó en un tono gracioso, de pronto alguien por detrás lo empujó, haciéndolo entrar rápidamente a la habitación, detrás suyo venía Harry, Brandy, Zayn, Liam, Toffee, Niall y Mike.

—¡Chicooooos! —Exclamé tan alto como mi garganta me lo permitía. Todos se acercaron a mi y me hundieron en un gran abrazo grupal. —¡Los he extrañado! 

—¡Hey! Nuestros mensajes se ven muy bien. —Dijo Brandy, mirando a su al rededor una vez que se separaron de mí. 

—Somos todos unos artistas —Agregó Zayn, frotando las falanges de sus dedos contra su camiseta y haciendo una expresión graciosa, como si realmente fuese un artista reconocido. 

Niall no tardó en acomodarse a mi lado, sobre la camilla y rodearme con un brazo, además de pasar una de sus piernas por sobre la otra. El chico ya se senía como en casa. 

Nos pasamos literalmente toda la tarde bromeando, diciendo cosas tontas y riéndonos como locos, tal como lo hacíamos cuando yo seguía en el colegio. De hecho, me sentía como si estuviera allá, es que ellos lograban hacerme sentir como si nada hubiese cambiado, por mucho que mi cuepo estuviese débil y no me permitiera moverme mucho, hablar muy fuerte o reírme con mucha energía. Casi no me daba cuenta de todo eso y era algo de lo que me sentía agradecida, aunque para ellos quizá fuera algo de todos los días.

Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora