Capitulo 4
'No lo olvides...'
Apretó los parpados con un poco más de fuerza.
'No olvides que tú no eres una Takashima, que tú no perteneces a esa familia...'
Se revolvió entre las sábanas buscando una posición más cómoda.
'No olvides que por tus venas corre sangre diferente a la de ellos, porque tú eres una Shiroyama y nunca serás una Takashima...'
Abrazó con fuerza el cojín que tenía a un costado, aferrándose a él como si fuera la única cosa que pudiera mantenerla en la realidad y evitar que se perdiera en las profundidades de aquel sueño que desde pequeña la había perseguido.
'No olvides que tú no perteneces a esa familia, por mucho que adoptes sus costumbres, sus modales, por mucho que crezcas bajo su tutela y cuidado, nunca olvides que tú no naciste bajo su techo...'
Flexionó las piernas llevándolas hasta su pecho, pegándolas al cojín, buscando una forma de hacer ése sueño algo más pasajero.
'No lo olvides, porque en el momento en que lo olvides, nada de esto valdrá la pena, porque cuando lo olvides todo se acaba...'
El insistente y escandaloso sonido del despertador la sacó de aquel sueño, de aquel repetitivo sueño que no se quedaba como tal, un sueño que en realidad era un recuerdo lejano, lo único que recordaba de su verdadera familia, aquellos ojos rasgados y azules de la mujer adulta que le recitaba incansablemente 'No lo olvides'.
Apagó, un poco irritada, el insistente artefacto y echó las sábanas a un lado despojando a su cuerpo de la calidez que estas le brindaban. Caminó con tranquilidad hacia el cuarto de baño, pensó en meterse a la bañera por un buen rato pero recordó que las clases comenzaban de nuevo ese mismo día así que optó por dirigirse a la regadera. Mientras se duchaba le fue imposible no pensar en lo sucedido con Yutaka, en los besos, las caricias, la mordidas, la exquisita y placentera sensación de él entrando y saliendo de su cuerpo. Su rostro se sonrojó ante el recuerdo y pensó que era una estúpida por avergonzarse al recordarlo y no mientras estaba en el acto. Sus manos parecieron moverse solas dirigiéndose a su intimidad, imaginando que el castaño estaba frente a ella mirándola con insaciable deseo... maldijo por lo bajo mientras quitaba sus manos de donde estaban con brusquedad y las miró con cierto resentimiento. Terminó de ducharse, secó su cabello y cuerpo con rapidez, se vistió con ropa ligera, se puso unas zapatillas deportivas y... sí, lo que más detestaba hacer, se colocó las lentillas de color café, lentillas que la familia Takashima le había mandado a hacer para que pasaran como el iris natural pero que aún así podía notarse lo artificiales que eran... todo por ocultar esa mirada que a Kizumi y Masaki solo enfurecía más.
Bajó las escaleras con su mochila pendiendo de uno de sus hombros, caminó hacía el comedor y en cuanto una de las chicas del servicio se dio cuenta de ello, fue directo a la cocina y le trajo el desayuno, algo ligero para empezar el día.
—Buenos días— el más alto la saludó mientras se sentaba a un lado de ella.
—Buenos días, Shima—dijo luego de haber dado un trago al vaso de té.
—Hoy empiezan las clases y también tu trabajo— recordó el castaño.
—Así es— dijo, sonriente.
—Yukkun va a estar esperándote en su lugar habitual del estacionamiento en la Universidad para llevarte a la oficina y que comiencen a trabajar juntos— la menor sonrió con más alegría.
—Claro, estaré puntual en el sitio, ahora si me disculpas— siguió comiendo la fruta recién picada que tenía en un pequeño plato.
—No entiendo cómo es que comes como comes y no engordas— escuchó la voz de Kizumi entrando en el sitio.
—No como tanto como piensas, Kizumi— ingirió otro poco de fruta, la castaña asintió con la cabeza y tomó asiento junto al más alto. Una chica del servicio les trajo a ambos su desayuno correspondiente y como era de esperarse Mystikó terminó el suyo antes que los demás—Bueno, yo me tengo que ir—se levantó, tomó la mochila que había dejado colgada en el respaldo de la silla y salió de la casa, sin despedirse directamente de nadie.
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Golpeaba rítmicamente el pupitre con la parte inferior de una pluma, mientras esperaba a que las clases terminaran, al parecer Yutaka no iba a darle clases ese ciclo escolar, o al menos que fuera él el profesor que falto y por el cual tuvieron un periodo de dos horas libre, si era así ¿Quería decir que Yutaka estaba huyendo? ¿De ella o del recuerdo de aquella noche?
Sonrió al ver que algunas personas miraban atentamente su cuello, como intentando descifrar algo, pero no iban a descubrir nada, la magia del maquillaje, el uso de una gargantilla gótica gruesa y la mascada cayendo desde su cuello no iban a dejar que alguien viera un mínimo rastro de las marcas que Yutaka había dejado y que hasta ese momento aún no se desvanecían.
Y sonrió más ampliamente cuando Nozomi se le acercó con una crepa entre las manos, sentándose en el lugar de en frente, Nozomi era su más fiel confidente pero ni a ella podía contarle acerca de lo sucedido con Yutaka, pues su amiga tenía una fuerte moral que desaprobaba ese tipo de relaciones. Platicaron de lo que habían hecho durante las vacaciones y por supuesto que Mystikó no perdió la oportunidad de contarle que al fin había conseguido que Shima le asignara algún puesto laboral en la oficina de los Takashima.
La familia de Nozomi también estaba económicamente bien posicionada, aunque la familia Takashima la superara por creces, eran buenas amigas y dentro de esa amistad no había cabida para esas cosas de dinero ni competencias de quien demostraba ser mejor que quien. Era una amistad como cualquier otra y a ninguna de las dos le interesaba obtener más allá de eso de la otra.
—Así que tu capricho al fin ha sido cumplido ¿Eh?— preguntó con diversión.
—No digas capricho— hizo un mínimo puchero— En cualquier caso, voy a trabajar por mí misma, sin tener al arsenal del servicio preguntándome casi a todas horas que si necesito algo o que deje de hacer tal cosa, que ellos se encargaran de realizarlo— Nozomi asentía sonriéndole, su cabello rojizo se movía conforme al movimiento de cabeza que hacía.
—No sabes a que grado te entiendo— comió un poco de su crepa y le ofreció a Mystikó, esta última se inclinó un poco y mordió del postre que sostenía su amiga— Oye... Kizumi y Masaki ¿No siguieron con sus estúpidas bromas, cierto?
—Ya quisiera yo que eso pasara... no las entiendo ¿Qué tiene de divertido destrozar un vestido, romper la copia del proyecto de investigación?
—Sus bromas van más allá que esa simple palabra... es envidia reflejada en agresiones indirectas...
—Envidia, envidia... deben de entender que yo no--
—Tú no elegiste tener el cuerpo y rostro que tienes—la interrumpió, mientras le tomaba del mentón y movía el rostro ajeno de un lado a otro.
—Jamás voy a entender a esas dos...—se revolvió el cabello.
El timbre indicando que el descanso había finalizado sonó con fuerza, Nozomi se apresuró a terminar de comer su crepa con ayuda de Mystikó y justo cuando su profesor entró ambas acababan de pasarse el último trozo del postre, rieron por lo bajo y Nozomi se acomodó en su asiento, justo frente a Mystikó.
Al finalizar las clases, se puso nerviosa, sus pasos se dirigieron al estacionamiento de la Universidad con tranquilidad y emoción, cuando visualizó la pintura plateada de la camioneta del mayor sonrió ¿Cómo reaccionará Yutaka? Apresuró un poco sus pasos para acortar la distancia entre el automóvil y ella.
Abrió la puerta del copiloto y se sentó en el asiento correspondiente, cuando se giraba hacia el asiento trasero para dejar en este su mochila, se sorprendió al ver al mayor con la frente pegada a la parte superior del volante, pestañeó con sorpresa, dejó la mochila en el asiento de atrás, se colocó el cinturón de seguridad y cuando se acomodó en su lugar rió al ver que el castaño no se movía de su posición.
—Vamos a llegar tarde, Yutaka-san—pasó su mano por la espalda del mayor y sintió como el más grande se tensó— ¿Está bien? ¿Necesita algo?— preguntó, un poco preocupada.
— ¿Hay alguna forma de que desistas de emplearte?— la cansada voz de Yutaka salió ronca.
—Definitiva y absolutamente no—afirmó, porque fuera de lo que había pasado entre ellos realmente anhelaba trabajar. Yutaka levantó la cabeza y miro con resentimiento el volante.
— ¿Tú quieres matarme?
— ¿Por qué lo dice?
— ¡Por favor! Porque no pude pensar en que tuve relaciones con una chiquilla de 17 años en todo el puto fin de semana—ladró, la menor se sorprendió ante el vocabulario del castaño.
—Yo... —no supo que decir al momento pero luego sonrió con malicia— No me digas que no te gustó
—Ése precisamente es el problema.
—Que te hice sentir mucho más placer que cualquier mujer madura con la que has estado ¿Cierto?
—Exacto... soy la peor mierda del mundo...
—No eres ni serías el primero que se acuesta con alguien menor que tú
— ¡Por supuesto! Una chiquilla no ve la gravedad del asunto ¡Es obvio!
—No hay drama, mientras nadie lo sepa y nadie se va a enterar porque ninguno de los dos lo va a contar, al menos yo no pienso contárselo a nadie.
—Por supuesto que no.
—Entonces...— se desabrochó el cinturón de seguridad, moviéndose con agilidad se posicionó sobre las piernas del mayor— Solo deja que fluya... solo disfrútalo— sin dejar que el mayor respondiera algo lo besó con dominio, con pasión y pese a que el mayor al principio intento separarla casi al instante cayó ante el acto de la menor, tomándola de la cintura y pegándola más a su cuerpo, cayendo de nuevo ante la tentación. Cayendo de nuevo ante una 'chiquilla' de 17 años.
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Kowareta
FanfictionNadie sabía... y nadie debió saberlo. Debía guardárselo para sí. Era la hermana menor de su mejor amigo. Era el mejor amigo de su hermano mayor. Había algo que ninguno de los dos sabía. Era un secreto... como su nombre.