La menor salió de la camioneta para estirarse un poco, estaban en Shibuya, el último sitio donde tendría lugar su pequeña gira, afortunadamente durante esos días 'Voice' había tenido un excelente recibimiento entre el público, Mystikó llevaba un conjunto muy casual a la vez que góticos y su preciado chaleco de cuero.
Chequeó sus redes sociales mientras se recargaba en una de las puertas laterales del automóvil, al principio estaba un tanto relajada pero luego algo comenzó a incomodarla, guardó su celular en uno delos bolsillos del chaleco, miró a los lados con incomodidad pero no observó nada extraño, escuchó ruidos de motores acercándose y pronto aparecieron un par de camiones con los instrumentos con los que montarían el escenario, sonrió; le gustaba ayudar en lo que podía a los chicos y chicas del staff, se aproximó a uno de los camiones y ayudó a descargar algunas cosas, de cierta forma aquello le relajaba además de que mantenía la cabeza ocupada en una cosa y evitaba sumergirse en los pensamientos que tenían que ver con el castaño.Y lo que la incomodaba volvió, como algo pesado y denso, casi tangible, dejó un estuche mediano en el suelo y volvió a observar su alrededor con más atención, parecía que sólo eran los del staff yendo de un lado a otro pero dentro de su campo de visión apareció un figura esbelta y masculina, agudizó un poco su mirada para ver si era eso lo que la incomodaba.
La figura —el hombre— yacía recargada en una de las paredes, con un pie delante del otro, cruzado de brazos, completamente vestido de negro, vestimentas llamativas y bastante peculiares como era de esperar en el distrito de Shibuya, su tez era pálida, su cabello rubio oscuro y su rostro era parcialmente cubierto en la zona de la nariz por una cinta, alcanzó a ver su mirada, sus ojos eran rojizos y no, no estaba hablando de que las escleróticas estuvieran rojizas, el iris podría pasar por un tono miel muy peculiar si no fuera por las pequeñas pero notables motitas rojas que tenía en el límite del mismo. Incluso eso hubiera pasado por alto, porque, vamos, el púrpura de sus propios ojos era muy poco común, sin embargo la mirada directa, descarada y glacial la estremeció por completo.
—Señorita Himitsu ¿El estuche es demasiado pesado? —un joven, miembro del staff, se le acercó y tomó el estuche del asa.
—Oh, muchísimas gracias —hizo una pequeña reverencia, el joven le sonrió.
—Creo que la están esperando dentro del edificio, será mejor que vaya si no quiere que Yuu venga por usted —se rieron del comentario.
—Sí, creo que tienes razón —el joven se alejó, Mystikó volvió la mirada hacia la pared donde estaba aquel misterioso sujeto, y allí se encontraba, al ver que ella lo volvía a observar le sonrió, una sonrisa gélida que le erizó la piel, se dio media vuelta y apresurada se adentró en el edificio.El hombre de la cinta en la nariz murmuró algo, su propia sombra se deformó hasta que una pequeña parte se separó y se aproximó a la pelinegra, rápida y serpenteante, subió hasta la espalda femenina y un solo par de palabras se formó de esa pequeña sombra, como un grabado: Contritum Sigillum.
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.Se sentía renovada, el concierto había sido todo un éxito, y ahora se encontraba recostada en su cama, había llorada en algunas canciones junto con la audiencia y se sentía de maravilla, Yutaka no había aparecido en sus pensamientos por un buen rato, ni siquiera aquel extraño encuentro a distancia con el chico de los ojos rojizos había aparecido en su mente.
O eso creía.
Sus oídos captaron un agudo y lastimero sonido de un pitido o algo parecido, se cubrió los oídos con las palmas de las manos pero el sonido no cesó sino que se hizo más intenso. Un dolor insoportable apareció casi de la nada en su espalda, se giró y apretó su almohada con los dientes hasta que un sonoro grito se escapó de su boca, comenzó a ver una serie de imágenes, aquel extraño chico, su escalofriante mirada y sonrisa, pero también vio a Yutaka, mirándola con desprecio.
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Kowareta
FanfictionNadie sabía... y nadie debió saberlo. Debía guardárselo para sí. Era la hermana menor de su mejor amigo. Era el mejor amigo de su hermano mayor. Había algo que ninguno de los dos sabía. Era un secreto... como su nombre.