—Toma asiento, voy a servir la cena —Mystikó se dirigió hacia el comedor, tomando asiento en una de las sillas de madera rojiza. El mayor se adentró en la amplia cocina, haciendo lo propio mientras Mystikó echaba un vistazo a lo que alcanzaba a ver.
La estancia estaba cubierta de tonos cálidos y neutrales, en los muebles, las paredes, las repisas, los sillones, incluso el comedor era cálido, el conjunto de colores hacia que por más amplia o estrecha que pareciera la habitación fuera cálida, a comparación de la inmensa casa Takashima, que era vacía y cuyos tonos fríos le daban un aspecto glacial.—Espero que te guste —el mayor dejó el plato servido, mientras le besaba la mejilla, Mystikó le sonrió cuando sintió la calidez del castaño contra su pecho, levantó el rostro y le dio un beso fugaz en la mejilla. Yutaka dejó su plato a un lado del de Mystikó, mientras disponía una silla para sí mismo. Mystikó contempló la comida, intentando descifrar qué era. —Sólo es un sándwich gourmet y un poco de ensalada, no es la gran cosa. —Mystikó negó con la cabeza.
—No es eso, se ve realmente... —Yutaka le entregó un par de palillos metálicos.
—Primero pruébalo y luego podrás hacer los cumplidos que quieras —el mayor tomó entre sus dedos los palillos, acercó la salsa de soya y sumergió un poco de la ensalada en ella. Mystikó hizo lo propio, cortando un cacho del sándwich con ayuda del metal, cuando se lo llevó a la boca una explosión de sabores saludables se mezclaron deliciosamente en su paladar. El castaño la observó expectante— ¿Y bien? —Mystikó cerró los ojos mientras terminaba el bocado, disfrutando tanto como podía de la comida.
—Es delicioso, realmente delicioso —el mayor soltó un suspiro de alivio.
—Temía que no te fuera a gustar, porque ¿Cómo saber qué clase de cosas está acostumbrada a comer la hija de los Takashima? —Mystikó le dio un leve codazo.
—Bueno, tampoco es que sea demasiado complicado saberlo, por lo regular hacen platillos extranjeros, pero casi no como en casa, siempre voy a casa de Nozomi y juntas hacemos desastres en la cocina —la menor rió leve, el castaño se limitó a admirarla sonreír, cuánto había extrañado esa sonrisa— o comemos en algún establecimiento acogedor. —siguió comiendo, el mayor no dejaba de verla, y eso la ponía nerviosa, tan nerviosa que no lograba disimularlo. Poco a poco ambos terminaron sus respectivos alimentos. Yutaka se levantó, tomó los platos y se dirigió a la cocina, la menor no soportaba quedarse más tiempo quieta, lo siguió y le ayudó a lavar los trastos sucios, el mayor se echó a reír y la pelinegra entendió por qué ¿Quién pensaría que una niña rica sabía y hacía ese tipo de cosas? El castaño sacó del refrigerador una charola con un postre bastante peculiar, un pastel hecho a partir de caramelo, malvaviscos y chocolate, acompañado de un refresco helado de mora azul.
— ¿Vemos una película mientras lo comemos? —Mystikó asintió, Yutaka cortó dos generosas rebanadas del dulce postre mientras la menor disponía un par de vasos y los llenaba de la refrescante bebida.Se dirigieron a la sala, el mayor prendió el televisor y el DVD, sacó de un estante una de las tantas cajas de películas, Mystikó se sentó en el gran sofá de cuero, el mayor se sentó a un lado de ella mientras la película daba inicio y aparecía el título de esta en la pantalla "Brain Man."
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.El postre reposaba a medio acabar en los platos, los vasos estaban vacíos y los créditos de la película se proyectaban en la pantalla. La cabeza del mayor reposaba sobre las piernas de la pelinegra, con los ojos cerrados mientras disfrutaba del tacto de la menor en su cabello.
—Yutaka...
— ¿Sí? —sonrió.
—Quisiera... quisiera saber... —titubeó, no quería romper aquel ambiente tan acogedor que habían creado. — ¿Por qué cuando... te pregunté si sentías algo por mí, más que un deseo carnal, lo negaste? —sintió cómo el cuerpo del más grande se tensaba. —N-No debí preguntar eso... no es necesario que respondas...
—No, estás en todo tu derecho de preguntarlo... pero... yo tampoco lo sé, tal vez, cuando me dijiste que me amabas, esa vez, en el albergue, me asusté, para ese entonces yo también estaba empezando a sentir cosas más intensas por ti, pero... estaba asustado de esos sentimientos, así que busqué algo con que distraerme... —Mystikó acarició la casi imperceptible cicatriz en la mejilla del mayor— Exactamente, ese día... se suponía que iba a hacerlo con esa mujer, pero no podía dejar de pensar en ti, no podía sacarte de mi mente por más que lo intentara y... ella se irritó y me abofeteo, con todo y uñas¬ —el castaño se rió, Mystikó se limitó a mirarlo.
—Así que fue por miedo.
—Debes entenderlo, tú eres una adolescente en pleno florecimiento, hermosa, inteligente y astuta, yo ya soy un hombre adulto, dentro de lo que cabe y... ¿Y si cedía a esos sentimientos, y te enamorabas de otra persona? ¿Y si te cansabas de mí y todo quedaría allí? Porque yo no voy por relaciones cortas... —la pelinegra se inclinó y unió sus labios con los del mayor.
—Te lo dije, esto no es algo que vaya a terminar tan rápido —Yutaka sonrió, mientras colocaba una mano sobre la nuca de la menor y la atraía hacia él.
—Me alegro de que sea así —sus labios volvieron a encontrarse, el castaño se incorporó y besó a la menor, sus sabios se pasaron por el cuello, las clavículas y los hombros desnudos de la pelinegra.
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Kowareta
FanfictionNadie sabía... y nadie debió saberlo. Debía guardárselo para sí. Era la hermana menor de su mejor amigo. Era el mejor amigo de su hermano mayor. Había algo que ninguno de los dos sabía. Era un secreto... como su nombre.