TRES

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Me voy a la mierda.

Ya era la tercera vez que me pillaba mirándolo y si lo hacia otra vez iba a tener que cambiarme el nombre, los apellidos, cambiarme también de casa, de ciudad y quizás de país.

O bien podría irme a hacer la tarea con la Vale a mi pieza.

Pero no podía perderme esta oportunidad de refrescar la vista.

Me mordí el labio inconscientemente luego de haberlo mirado.

Para que vamos a andar con cosas si puta que era rico el hueón.

Más encima tan alto...

—¡Maite! —me sobresalté con el grito de la vale.

Casi me caigo de la silla y luego de sentir el pánico caer en mi cuerpo; mire a la vale con los ojos entrecerrados.

—Ay lo siento, es que no me pescabai. —se excusó.

—¿Qué querí? —le pregunté en mala.

—Ah si... —ella miró sobre su hombro al compañero de mi hermana y con cara de hueona puso su atención en mi antes de que el hueón la viera— culiao rico, ¿cachaste? Nunca lo había visto, ni siquiera de pasá, ¿tendrá mina?

Si hueona, y tiene dos años o menos.

—Y yo que voy a saber. —traté de hacerme la desinteresada y seguí con la vista en la guía tamaño Biblia que nos habían pasado.

—¡Maite po! —me gritó.

—¿Qué?

—¿Viste que es rico el hueón? —rodé los ojos.

—Ni tanto. Hay minos mejores.

Yo era una vil mentirosa, pero no había pecado si nadie más sabía sobre mi mentira.

El teléfono de la vale sonó salvándome de la conversación y el tema de éste.

Le hice una seña de que contestara no más y levantándose de la silla la hueona salió al patio por la puerta de la cocina para contestar.

Levanté la vista y por vez número mil me quedé mirando al papi rico, o sea ricky... papi ricky, sí eso.

Cada vez que la Amelia le decía algo él asentía con la cabeza supongo que indicándole que entendía.

Revisaba su celular a cada rato, pero eso no significaba que no hiciera el trabajo, porque podría asegurar que no había hablado de nada que no fuera de la materia con mi sister.

Se pasaba la mano por el pelo desordenándoselo de vez en cuando mientras mordía la tapa de su lapicera.

Hasta una lapicera tenía más suerte que yo po hueón.

—¡Me voy! —gritó la vale apenas llegó a mi lado.

Fruncí el ceño.

—¿Qué? Oye, pero si estamos haciendo el trabajo...

—Si, es que llamó mi mami. Acaban de llegar y tienen tiempo para mi, así que adiós. —ella se acercó para darme un beso baboso en la cara y agarrando un montón de hojas la hueona se colgó la mochila en el hombro.

No pude decirle nada porque la culiá acababa de huir más rápido que la cresta.

Lo bueno igual era que se había llevado la mitad del trabajo.

Agarré mi teléfono y poniéndome los audífonos los conecte a mi celular para después poner la música fuerte.

Me concentré en lo que me quedaba de trabajo tratando de terminar lo más luego posible para poder subir a la pieza.

PAPI MECHÓN (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora