MAITE
Apenas llegamos al edificio me arrepentí de haber dicho que sí respecto a la pega.
¿Podía renunciar el primer día?
—¿Segura que no te gusta? —a mi lado, mi hermana preguntó como por enésima vez.
Puse los ojos en blanco y solo para no tener que responderle, me solté el cinturón de seguridad y me apuré en bajar del auto.
—Pioja. —insistió.
—Te dije que no, mujer. —le contesté un poco en mala. Pero es que ya me tenía chata preguntando tantas veces lo mismo.
—¡Ya oh! simplemente estaba asegurándome. Además ¿cachai que no te puedes involucrar con él ahora que es tu jefe? —elevó una ceja mientras me miraba, para luego extrañamente sonreír— aunque igual podría ser...
Fruncí el ceño mientras la miraba, confundida.
—¿Te estai escuchando? No podí ser más cambiante.
—Una aventura es más divertida si huele a peligro. —me dijo en un tono de voz que usaban los chinos sabios cuando decían sus proverbios.
Así como Jackie Chan hablando con Dre Parker de que el kung fu es pa' hacer la paz con los enemigos y no para patear nalgas.
—Solo para tenerlo claro... ¿Cuál es tu posición respecto al tema en cuestión? —indagué con mis ojos entrecerrados.
—¿Cuál tema?
—Filo. —hablé, para luego abrir la puerta del auto y bajarme— no es necesario que me vengas a buscar, puedo irme en micro.
—Como quieras, de todas formas llámame si te pasa algo. —asentí con la cabeza y luego cerré la puerta del auto. Empecé a caminar hacia el edificio cuando escuché la voz de la Amelia a mis espaldas— ¡Cuidado con tu flor!
Giré sobre mis talones para hacerle un hoyúo con ambas manos y luego seguir caminando hacia el lugar. Cuando entré, saludé al guardia y luego saqué mi celular pa' poder avisarle al Vicente que había llegado.
Revisé su última conexión y cuando caché que había sido hace caleta, preferí llamarlo.
Esperé, esperé otro poco más y luego por fin contestó la llamada.
—¿Llegaste? —fue lo primero que dijo.
Asentí con la cabeza, demasiado rápido para darme cuenta que no me veía.
Inevitablemente me puse roja.
¿Por qué era tan hueona?
—Sí. —terminé contestando mientras mordía mi labio— ¿dónde estás tú?
—Voy llegando.
—Eh, ¿y prefieres que te espere o puedo simplemente ir al departamento?
Por unos segundos no dijo nada y eso me impacientó, aunque lo más probable era que estaba pensando que responder.
Tampoco lo culpaba, era muy pronto pa' que confiara en mí.
—Como querai. —terminó contestándome.
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PAPI MECHÓN (editando)
Teen FictionDe como una cabra de cuarto medio se fija en un papá soltero, antipático y orgulloso.