VEINTISEIS

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MARATÓN 2/3

—¿Cómo te fue?

La Amelia acababa de dar su último examen para poder por fin salir de vacaciones de invierno.

Había estudiado caleta, sin embargo, seguía insegura con sus capacidades, porque sí, aunque no lo crean mi hermana igual tenía inseguridades.

—No cacho todavía. —me contestó con voz cansada, tiró su cartera en el suelo y se dejó caer en el sillón— dicen las notas más tarde.

—Ya, pero más o menos cómo pensai que te fue. —insistí, llena de curiosidad.

—Supongo que bien. —elevó sus hombros mientras se tomaba el pelo en un moño desordenado— igual si no me fue así recurro al plan B y era, no tengo drama.

Fruncí el ceño.

—¿Cuál es ese?

—Comerme al profe. —me contestó con una sonrisa pervertida.

Casi me caí del sillón. ¡¿Qué hueá?!

—¿Lo harías? —le pregunté incrédula.

Ni siquiera dudó antes de contestar.

—Pff, obviamente. —le restó importancia haciendo un gesto con su mano y a estas alturas de la vida no sabía si estaba molestando o de verdad haría algo así— igual me han dicho que el profe es medio facilito, no me costaría nada.

—Amelia... —le dije de repente sintiéndome asqueada.

¡No podía no imaginarme a un viejo culiao verde!

—No te preocupí, si igual está piola.

—Cruzaste los límites de la indecencia.

De repente explotó en risas, lo que me hizo fruncir el ceño. ¿Se reía porque era broma lo que dijo o se reía de lo que yo decía?

—Era mentira oh. —me aclaró, pero no supe si creerle o no— Amelia Rodriguez no se echa ramos jamás de los jamases.

—Sigo sin creerte. —confesé.

—Allá tú. —me mostró su lengua y luego sacó el celular de su cartera, para supongo, enviar mensajes— ¿querí que pida pizza?

Asentí de una con la cabeza, estaba cagá de hambre.

Hace alrededor de dos horas que había salido de su examen el Vicente y él a diferencia de mi hermana se había ido al departamento apenas terminó. La Amelia por su parte fue a hacer quién sabe qué y venía llegando recién dos horas después de lo previsto.

Había sido un poco triste despedirme de la Martina, pero como el Vicente estaba de vacaciones iban a prescindir de mis servicios por el momento.

Fuera de broma estuve apunto de llorar con la despedida, ¿qué iba a hacer desde ahora?

Ir al colegio obviamente, porque la próxima semana volvía de las vacaciones, pero ¿después de clases? ¿estudiar? ¡pff! que fome.

—Deberíamos irnos de vacaciones. —mi hermana me sugirió— convencer al papá de que se tome unas vacaciones piolas y listo, irnos a algún lugar los tres.

Sonaba bacán, pero era casi imposible.

—El papá no se toma vacaciones para nada, lo sabes. Además yo igual tengo que ir a clases.

—Pequeño gran detalle. —se recargó en el sillón y luego me dio mirada— este año si que no se salva en las vacaciones de verano, no va a poder decirme que no el viejo.

PAPI MECHÓN (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora