VICENTE
—Estoy enamorado.
Levanté una ceja en dirección al Javier.
Acababa de llegar hace como cinco minutos. Estaba curado como piojo porque había tenido dramas con la Amelia y ahora se encontraba prácticamente echado en el sillón; con la mirada perdida y una expresión súper hueona en la cara.
Iba a contestarle, pero no pude decir nada porque ya había abierto la boca para hablar de nuevo.
—Yo sé que es poco tiempo, pero de verdad siento que... No sé.
Levanté ambas cejas y me empecé a reír.
—¿Poco tiempo? —me burlé sonriendo— prácticamente te gusta desde el primer año, no vengai con hueás de poco tiempo.
—Puta, era una forma de decir que llevamos poco tiempo andando po.
Igual era un poco triste verlo así, sobre todo porque según tenía entendido a ella no le gustaban mucho las relaciones serias y mucho menos de harto tiempo.
Si le advertía se podía poner mal y si no, puta igual iba a ser peor en el futuro.
—Es bacán que estemos con minas que son hermanas ¿o no? —cambió un poco el tema, pero siempre involucrando a la Amelia.
—No entiendo por qué es bacán.
—Porque sí po, si tenemos hijos van a ser primos de sangre y eso va a ser pulento.
No pude evitar reírme de nuevo.
¿Hijos? no, gracias. Yo estoy bien.
—Estai hasta las masas. —negué con la cabeza mientras metía un peluche dentro de la mochila— y no quiero más hijos.
—¿Ni con la Maite?
—Ella ni siquiera ha salido de la media, ahueonao. —le recordé frunciendo mi ceño.
—Estoy diciendo no más. —se defendió mientras elevaba sus manos en señal de rendición— y no respondiste.
Puse los ojos en blanco.
—No, hueón. No quiero más hijos. ¿Contento?
—Obvio que no, ahora mi hijo no va a tener primos.
Pobre hueón, de verdad estaba hasta el pico.
Lo dejé solo un rato por si se le pasaba y aproveché de ir a buscar un chaleco y alguna que otra cosa necesaria.
Cuando estaba saliendo de la pieza, mi celular sonó y contesté sin siquiera ver el número.
—¿Aló?
—¡Papi, la memé me hizo trenzas! —mi hija gritó tan fuerte que tuve que alejar el teléfono de mi oreja— te vamos a mandar una foto.
—¿Si? —le pregunté sonriendo. Cerré la puerta de la pieza y seguí caminando— ah, pero no tengo que ver una foto para saber que te ves preciosa, mi amor.
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PAPI MECHÓN (editando)
Fiksi RemajaDe como una cabra de cuarto medio se fija en un papá soltero, antipático y orgulloso.