DOS

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Cuando terminé de contarle a la Vale el acontecimiento que había tenido lugar en la plaza hacía unos días entre un papá malhumorado de origen desconocido y yo, abrió un poco más los ojos de forma exagerada haciendo que el color verde de estos resaltara aún más de lo que ya lo hacían y con una expresión sorprendida dejó el trozo de pizza que se estaba comiendo encima de su caja.

—¡Mentira que te dijo eso! —casi gritó, sin poder creer las tonteras que me pasaban por no saber cerrar la boca—. Me dejai perpleja. 

Apreté mis labios y con un asentimiento de cabeza estuve de acuerdo con sus palabras. 

—De verdad —confirmé dándole un trago a mi vaso de bebida, para después voltearme a verla—. Fue muy penca de hecho, porque yo sólo trataba de ser amable.

¿Y así como querían que una se ganara las puertas del cielo? Si a la mínima intervención solidaria, boom, la gente mala onda respondía de tal forma que se le quitaban las ganas de hablar a la mismísima Dory de "Buscando a Remo". 

Desde ahora le decía adiós a mis tiempos de buena samaritana.

—Puta hueona... Es que igual fuiste súper metía —Perdona ¿qué? claramente lo había sido, pero no quería que me lo echaran en cara. En respuesta miré a mi amiga con mi mayor expresión de indignación y descaro—. Sí po, porque imagínate el loquito era viudo o algo así y tú metiste el dedo en la llaga. 

Guardé silencio, pensando. Na' no tenía pinta.

—Era demasiado joven pa' estar casado. —argumenté, como si realmente solo la gente vieja se pudiera casar.

—Hay gente que se casa joven. —contraatacó mi amiga.

—No tenía cara de casado. —le porfié.

—Deberiai de haberle preguntado, sobre todo si estaba como pa' hacerle la mardá.

Un rato de silencio nos invadió mientras cada una comía de su trozo de pizza. Por mi parte, obviamente tomé mi momento de paz para pensar en el asunto ¿Cómo podría haberle preguntado su situación sentimental al daddy? En qué momento, mejor dicho ¿Antes de que me insultara o después? Porque nuestra grata y escasa conversación no había dado muchos momentos de confianza. 

Por su lado, la Vale le dio una mirada analítica a su porción de masa y con una expresión de asco puro le sacó todo el salame pa' después darle una mordida.

—¿Y? —rompió el silencio.

—¿Y qué?

—¿Estaba pa' comérselo con papitas o no? —indagó directamente mientras hacía la antigua y anticuada expresión de 1313 con las cejas.

Me forcé a tragar, sin poder disfrutar del todo, lo que tenía en la boca gracias a la reciente mordida que le había dado a mi porción de pizza y empecé a pensar en lo que más o menos recordaba del mino antipático. Estaba rico, sí. Era bonito también y más tierno que la cresta, pero sólo al dirigirse a la bebé porque puta que había sido agresivo conmigo.

—Era como una jirafa de alto.

—No te pregunté eso.

Me sentí arrinconada y obligada a responder algo que no quería. 

¿Y por qué no quería confesar lo mino que era mi nuevo hater número uno? ah sí, quizás porque algo dentro de mí no quería dar por hecho que había quedado en vergüenza frente a un tipo fácilmente clasificable en el top diez de los hombres más hermosos del mundo, lo cual le daría material a mi mejor amiga para años de burlas y cuestionamientos. 

PAPI MECHÓN (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora