25. «Más acciones que palabras»

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Cuando quise preguntarle qué había sucedido, sólo me dijo una cosa: que los disparos habían sido en su apartamento. Puede que mi relación, si amerita ser llamada así, con Rogers no sea la mejor de todas, sino lo opuesto, pero sé qué hay información sobre lo que ocurrió allá dentro que no me quiso decir.

A pesar de todo el ajetreo de este día, me permito disfrutar un poco del aire fresco que recibo estando en este techo. Aquel golpe con el escudo del Capitán me dolió, y me sigue doliendo un poco menos ahora. Debí haber cambiado a metal para evitar el daño, pero es que... estaba tan segura de que el escudo lanzado por Rogers lo golpearía, que no lo hice. Eso me pasa por confiar en lo que haría.

Intento dejar de castigarme por eso y me siento en el borde del techo, mis piernas colgantes se balancean sin cuidado mientras mi cabeza piensa en cómo sacarle la información al Capitán.

Él debe de haber visto mejor al disparador, no entiendo por qué no quiere decirme. Tras la huida de ese tipo, Rogers se veía muy fuera de sí. Fue ahí cuando le comencé a hacer preguntas, evadió la mayoría y solo me contestó una. Sin más que decir, dio media vuelta y saltó de vuelta a su apartamento como si nada.

Mi celular suena y me pongo de pie para sacármelo del bolsillo.

«—¿Hola?

»—Maddie —jadea—, soy yo.

»—María, hola. ¿Qué tal? —saludo, animada.

»—Um, ¿dónde estás?

»—En el apartamento —le respondo de forma natural—. Ha sucedido algo súper raro. Yo... —me corto antes de comenzar a divagar—. ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —cuestiono cuando termino de darme cuenta del tono nervioso en su voz.

»—No tengo nada, descuida —me dice para calmarme, aunque no termino de convencerme—. Pero me gustaría verte, estoy aquí en Washington... ¿Puedes?

»—Sí, por supuesto. ¿Dónde?

»—Hay un hospital..., no sé cómo se llama, pero es el más cercano a tu apartamento. Veme allí. —Y, sin decir nada más, cuelga.»

Deslizando mi móvil en mi chaqueta, las preguntas no tardan en arremolinarse en mi mente, todas ellas aumentan mi preocupación por mi hermana. Me pongo de pie tan rápido que debo mantener el equilibrio si no quiero estrellarme contra el asfalto desde esta altura. Regreso a mi ventana con un gran salto, teniendo cuidado con los fragmentos de cristal rotos al aterrizar agachada. Como tengo más que claro el hecho de que ahora Rogers quiere estar solo, decido ni siquiera pasar por su apartamento, hay una puerta trasera que puedo usar para luego hacer mi camino al hospital.

Aunque apenas es mi primer día en Washington, no hay lugar al que no pueda ir mientras existan los GPS. Así que tomo mi motocicleta y conduzco velozmente por las calles, hasta llegar al mi destino.

El hospital es enorme por fuera, el más grande que he visitado en mi vida. Sin embargo, sigue siendo del tipo de lugares que trato de evadir.

Al llegar a la mesa de trabajo de la recepcionista, no sé qué decir o hacer, no estoy segura de sí mi hermana está en una de las habitaciones o si ha venido a ver a alguien en especial.

Por lo que permanezco ahí de pie; una chica polvorienta perdida en una sala de espera. Las personas casi corren de un lugar a otro, y me pregunto si alguna de ellas sabrá de mi hermana.

Entonces me parece ver un rostro familiar saliendo del ascensor, a una distancia más corta puedo ver el cabello oscuro de mi hermana, quien al verme se acerca corriendo.

Being There For You | Capitán AméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora