09. «Visita sorpresa»

14.5K 1K 174
                                    

Dios mío, mi cuerpo duele con cada paso que doy fuera del edificio. Por fin llega la hora de regresar a mi pequeño apartamento, llenar mi estómago y dormir un rato. Y mañana será el último día de esta semana en que tendré que trabajar en S.H.I.E.L.D.. Para mí, la semana ha transcurrido de la forma más lenta que se había podido.

Si no es por los ánimos que me doy al principio de cada día antes de salir a trabajar, me habría dado por vencida el martes. La única expectativa que tengo es no lidiar con Tony y sus «elecciones» respecto a la comida.

Estoy de cero ánimos como para ponerme a inventar con la cena, así que sólo saco una caja de macarrones y espero para ponerlos a hervir en cuanto el agua hubo estado lista para ello. La cocina nunca se me ha dado bien, yo soy más de aquellas personas que prefieren comer y no cocinar. Mientras, planto mi trasero en el sillón más cercano y enciendo el televisor, sin olvidar colocar los pies sobre la mesita de centro.

Percibo un estruendoso ruido que parece provenir del techo. Aunque al principio podría creer que se trata de los gatos que siempre están por ahí, descarto la idea, puesto que por ese ruido debe haber sido un tigre por lo menos. En cuanto el sonido se vuelve a producir, yo ya me hallo fuera del sillón y camino a la puerta. Si ha de arruinar mi película, tiene que ser importante.

De todas formas ya he subido al techo múltiples veces, queda sólo a una puerta de distancia y allí disfruto de la vista de la ciudad y me calmo de vez en cuando. Pero por si acaso, cojo el paraguas junto a la puerta antes de salir. Mujer precavida vale por dos.

La puerta de metal suelta un chirrido insoportable cuando la abro. Está vieja y descuidada, la pintura se le cae y debajo de ésta se puede ver que también está oxidada. En este edificio nadie sube hasta allá, y por ende, son pocos a los que les llegaría a importar una tonta puerta que no usan. Para eso estoy yo, que cada cuatro meses le pongo aceite y la limpio un poco. Bueno, creo que tendría que ganarme el premio a la que mejor cuida el lugar donde vive. Es una pena que ni exista tal cosa. Aunque... sé que me he atrasado un par de meses con el alquiler, y puedo quedar más bien en el segundo puesto. Lástima que tal cosa no existe.

Subo las escaleras con cuidado, cerrando los ojos cada vez que éstas emiten un sonido no deseado. Eso me hace creer que en cualquier segundo dejarán de aguantar mi peso y me golpearé muy fuerte al caer. Para mi fortuna, no son muchas las que suenan tan feo y el momento tenebroso nada más dura un par de minutos.

A pesar de que el cielo se halla bastante nublado y la luna no es visible, sigo pensando que la noche es hermosa. Me he acostumbrado a las luces de la ciudad, me parece algo muy bonito de ver. Sin embargo, los faros más bellos sin duda son las estrellas, que si tenemos suerte aparecen e inundan el cielo oscuro con su luz natural. Es algo digno de compartir, tumbarte en el suelo con algún amigo, pareja o familia.

No obstante, un gruñido gutural mata el momento y me trae de vuelta a la tierra, recordando el verdadero motivo por el que vine aquí arriba para empezar: averiguar de dónde proviene el sonido, y de ser posible, callarlo para continuar con la película que he puesto en pausa. Con mi paraguas en mano, muevo mis piernas a través del suelo de concreto hasta toparme con algo grande tumbado en él.

Me agacho y con la linterna de mi celular me apoyo para recibir un poco de iluminación y averiguar qué es ese objeto. Para cuando la luz apunta a un rostro, de una manera rápida me incorporo y dejo salir un pequeño chillido de niña asustada. No lo haría si no fuera involuntario.

Otra vez el gruñido. Tomo una respiración y nuevamente logro quedar a su altura. Ahí lo puedo ver casi a la perfección. Sin duda se trata de un hombre. Se ve medio consciente, pero de moverse no tiene ninguna intención. Debato conmigo misma entre ayudarlo o no. Al estar otra vez de pie, llevo una mano a la parte posterior de mi cuello y la froto, siempre hago eso cuando debo tomar una decisión.

Being There For You | Capitán AméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora