«Nunca digas que amas a alguien si nunca has visto su ira, sus malos hábitos, sus creencias absurdas y sus contradicciones. Todos pueden amar una puesta del sol y la alegría, sólo algunos son capaces de amar el caos y la decadencia.» -Mario Vargas L...
Unos cuantos años atrás no habría reaccionado como lo estoy haciendo ahora. Mucho antes de que mi vida se volviese una locura, cuando me esforzaba por ocultar en lo que ahora me he convertido, esta sería la mejor noticia que pudiera recibir. No sabía entonces que esa sería una de mis mejores herramientas para ayudar a la gente. Oírme decir que estoy sin poderes en voz alta es como recibir un puñetazo en la nariz, uno que te toma por sorpresa y duele como no tienes idea. Sigo perdiendo el tiempo en tratar de ver aquel tono grisáceo y reluciente cubriendo mis manos, busco el familiar frío que corre por mis venas y nada aparece.
—¿Qué dices? —exclama Barton sin mirarme; está concentrado en evitar que nos maten disparando sus flechas y golpeando con su arco a unos cuantos robots que se aproximan como un enorme ejército.
Siento que el aire se me va de los pulmones; por más que intente atraparlo, parece que se desvanece en el momento que estoy por inhalar. Es tan grave la ausencia de oxígeno que comienzo a sentir con más intensidad que me estoy asfixiando. Pongo una mano en mi cuello mientras trato con locura seguir respirando. Intento levantar la cabeza para ver a un Clint con una mano en mi espalda, aunque no oigo lo que dice. Aparte de eso, él parece estar respirando normal. Pronto entiendo que no puede deberse a la altura que ha alcanzado Sokovia, mientras más alto, menos oxígeno, porque la única que se está asfixiando hasta morir soy yo.
Odio ser un peso muerto para el equipo. Debo conseguir una manera de regresar a mis poderes, o hallar algo que me ayude a seguir luchando. No consto de una armadura o un escudo, ni flechas, un martillo, un traje que electrifique, increíble velocidad, poderes mentales o un temperamento que aplaste cosas, o de esa piedra amarilla que tiene Visión en la frente...
—¡Oye! —dice Clint una vez que la zona está despejada por el momento y me ayuda a levantar—. No te castigues por eso. Siendo de metal o no, estás en el equipo. Quieres ayudar a las personas, eres fuerte y valiente y a veces terca. Así que levántate e ingéniatelas para salvarnos a todos.
Solo me da tiempo a asentir con lentitud a modo de respuesta antes de que Clint se aleje hacia otro grupo de robots. Tomo una profunda respiración, en un intento por hacerme a la idea de mi falta de poderes, y me armo de valor para hacer lo mismo.
