Capítulo 3

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Kate emprendió el último tramo de su entrenamiento matinal diario, subiendo al trote las escaleras hasta el apartamento que compartía desde hace unos meses con Josh, su novio. Entró en la casa y fue hasta su habitación, Josh aún dormía. Entro en el baño, abrió el grifo de la ducha, despojándose de la ropa de entrenamiento y se metió en la misma. Unos minutos después la puerta de la mampara se abrió y Josh, entrando junto a ella, la estrechó en sus brazos.

- Llegaste muy tarde anoche... ¿Te he despertado?

- No - contestó mientras comenzaba a besarla acorralándola contra la pared - tengo cosas que hacer ésta mañana.

- Ya veo... - sollozó ella entre besos mientras él la elevaba sobre él y ella rodeaba su cintura con sus piernas.

- Tengo cita en médicos sin fronteras - dijo con un gruñido ronco mientras la penetraba.

- ¿Médicos sin fronteras? - preguntó ella separándose del beso - ¿Otra vez?

- Después lo hablamos - Josh intentaba que se centrase en sus besos.

- ¡No! - dijo separándose y poniendo los pies en el suelo - Ahora...

- Kate...

Ella terminó de quitarse la espuma de su pelo y salió de la ducha envolviéndose en una toalla.

- Escúchame Kate... - intentó hacerse escuchar él.

- No Josh, dijiste que no volverías a irte... Cuando decidimos vivir juntos prometiste que no volverías de nuevo a...

- ¡Vamos! ¡Soy necesario allí!

- ¿Y aquí no Josh?

- Te prometo que será mi último viaje, sólo será un mes...

Kate negó con la cabeza y salió del baño con intención de vestirse e ir a comisaría.

Al otro lado de la ciudad, Gina intentaba despertar a su marido mientras terminaba de vestirse frente al espejo de la habitación.

- ¡Richard! - le llamó - Tienes que levantarte y ponerte a escribir.

- Cinco minutos...

- Tienes que entregarme el nuevo capítulo, levanta...

- Por favor Gina, anoche me acosté tarde...

Enfadada, la rubia fue hasta la cama y tiró del edredón hasta dejarlo en el suelo.

- Levántate de inmediato y ponte a escribir Richard Castle. Tienes un contrato.

Richard se incorporó en la cama.

- Empiezo a estar harto de hacer todo lo que quieres - dijo muy serio y elevando la voz.

- Y yo estoy harta de que no cumplas tus plazos.

- ¿Te has parado a pensar que no puedo escribir por la noche si te empeñas en que te lleve a cenar fuera de casa cada noche?

- Yo también trabajo y voy a la oficina todos los días.

- Y yo no tengo inspiración por las mañanas, sabes que escribo más rápido por la noche...

- Pues cambia tus horarios Richard, empieza a hacerlo durante el día.

- Sabes que me ocupo de Alexis...

- Levántate y ponte a escribir... ¡Ah! y recuerda que esta noche tenemos una cena...

- No pienso ir - dijo levantándose y recogiendo el edredón que volvió a poner sobre la cama metiéndose debajo.

- Es el cumpleaños de mi jefe, tienes que ir.

La sentenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora