Capítulo 41

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Kate salió del ascensor en la última planta del edificio de Richard. Se le había hecho demasiado tarde y seguramente el pequeño estaba dormido. Aunque había intentado entretenerse en la comisaría para no llegar pronto, y demostrar así a Richard que seguía enfadada, la jugada le había salido mal, pues Perlmutter encontró indicios fiables de la que podía ser el arma homicida y eso la retrasó más de lo que pensaba. Respiró antes de abrir la puerta. Si Richard supiese que lo que más quería en ese momento era que él la recibiese con una sonrisa y uno de sus maravillosos platos preparados...

Pero su cabezonería ganaba la partida esa noche. Tenía que mostrarse implacable. Richard le había hecho daño donde sabía que podía hacerlo, mientras que ella no sabía que al escritor podía recordarle su comportamiento con Alexis, al de su ex.

Abrió la puerta mientras que en su cabeza sólo había una única idea, la de que allí dentro estaban los dos hombres que más importancia tenían en ese momento en su vida.

Notó como la casa estaba medio en penumbras. Cerró la puerta con cuidado dirigiéndose a la cocina para beber agua.

- Buenas noches querida - saludó Martha desde la mesa del comedor.

- Buenas noches Martha - contestó acercándose a ella.

- Se te ha hecho muy tarde hoy.

- Sí... Un caso extraño.

- ¿Resuelto?

- No... Es más complicado de lo que parecía.

- ¿Tienes hambre?

Kate negó con la cabeza. Lo cierto es que si la tenía, pero no le pareció adecuado decírselo a Martha, seguramente intentaría convencerla para que comiese y no tenía ninguna gana de preparar nada.

- Richard te ha guardado la cena - dijo señalando un plato tapado sobre la encimera.

- ¡Ah!... ¿Robby?

- Hace algo más de una hora que Richard se lo llevó a su habitación para que durmiese con él. Han debido de quedarse dormidos los dos.

- ¿Está bien?

- Ha estado toda la tarde un poco apagado, pero no te preocupes, Richard le llevó al pediatra y todo está bien.

- ¿Le llevó al pediatra? - preguntó extrañada y algo enfadada.

- ¿No te lo ha dicho? Pensé que te habría llamado. En la guardería le dijeron que había pasado el día durmiendo y decidió llevarlo...

- No me ha llamado - dijo Kate pensativa.

- Querida, calienta esa cena y acompáñame con este vino - dijo la mujer señalándole la botella que tenía sobre la mesa.

Kate destapó el plato. Aunque su primer instinto fue el de irse a la cama de inmediato al saber que él no la había llamado para decirle que Robby no estaba bien, su estómago la estaba demandando que se comiese aquel plato de pollo y verduras que tenía tan buena pinta.

Kate se sentó frente a Martha, observando a la mujer que colocó los folios que estaba leyendo y los puso a un lado.

- ¿Qué estabas leyendo? - preguntó con curiosidad.

- El guion de una nueva obra - aseguró.

- ¿De verdad?

- Me han ofrecido un papel y aunque no me gusta el personaje, tendré que aceptarlo.

- ¿Y porqué vas a hacerlo si no te gusta?

- Querida - dijo acercándose un poco y bajando la voz - cuando llegamos a cierta edad no nos gusta que nos ofrezcan papeles de abuelas...

La sentenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora