Capítulo 19

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Kate dio la vuelta a la conversación, sonsacando a aquella anciana sin que se enterase y comprendiendo al instante que Richard Castle era el propietario de ese apartamento. Las prisas de aquella mañana por obtener la llave no le habían permitido revisar el contrato con su padre. Se había fiado totalmente de Richard.

Salió del edificio. No sabía bien como sentirse, si enfurecida porque él la hubiese tratado como una idiota o feliz y agradecida por el favor que le estaba haciendo. Sacó el contrato de su bolso y lo releyó deprisa mientras caminaba, parando de vez en cuando para volver a leer alguna de las clausulas. Antes de llegar a la casa de Richard, seguía sin encontrar nada extraño en el contrato, ni siquiera estaba recogido lo que él había comentado sobre la duración de diez años del mismo. No lo ponía por ningún sitio, en su lugar ponía que la extinción del contrato seria de mutuo acuerdo y con preaviso de dos meses. ¿Cómo no había visto eso antes? Se sintió tonta por no revisar lo que firmaba. ¿Qué debía hacer ahora?

Entro en la casa y se encontró a Alexis correteando con Robby en brazos que reía sin parar por el movimiento.

- ¡Hola Kate! - le dijo la chica acercándose a ella.

- ¡Hola! ¿Cómo estáis? - dijo sonriendo.

Robby de inmediato extendió sus bracitos para que ella le cogiese y Kate lo hizo feliz.

- ¿Me llevarás a ver tu apartamento?

- Claro - contestó Kate a la pelirroja - ¿Dónde está tu padre?

- En su despacho, escribiendo, creo.

- ¿No habéis salido a pasear?

- No, he tenido clase de francés. Pero Robby salió con la abuela ésta mañana.

- Bien. ¿Y Martha?

- Está arriba, arreglándose, hoy sale de nuevo a cenar.

- Tu padre estará contento.

- Sí - dijo la chica sonriendo - ¿Qué vamos a cenar nosotros hoy?

- No lo sé. ¿Qué te apetece?

- ¿Pasta? Papá hace una salsa muy rica.

- ¿Qué es lo que hago yo? - pregunto Richard saliendo de su despacho.

- La cena. Hoy la haces tú - dijo algo seca Kate.

- ¿Qué tal tu apartamento? ¿Has podido colocar todo?

- Sí. Aunque...

- ¿Qué?

- Luego hablamos. Voy a subir para bañar a Robby.

- ¿Quieres que te ayude? - preguntó él.

- No. - le dijo tajante -Creo que tú te encargas de la cena.

Richard la miró extrañado mientras ella se daba la vuelta y comenzaba a subir por las escaleras.

- ¿Qué le has hecho? -preguntó Alexis.

- Nada - contestó él de inmediato levantando una de sus manos - lo prometo.

- Pues parece que está enfadada contigo.

- Eso parece - dijo él pensativo - ¿Qué quieres cenar?

- Pasta.

- Vale.

Richard fue a la cocina y se lavó las manos, abrió la nevera y comenzó a sacar lo necesario para hacer el plato preferido de su hija. Mientras lo hacía, repasaba mentalmente todo su día intentando recordar que podía haber hecho mal con ella.

La sentenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora