Capítulo 55

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El gran día había llegado. Lanie la miraba sonriendo a través del espejo.

- Estás preciosa.

- ¿Tú crees?

- ¿Qué si lo creo? Mírate.

Kate volvió a echar un vistazo a su propia imagen. El vestido no podía ser más perfecto. Unos golpes las sacaron de su ensimismamiento.

- Katherine querida... ¿Podemos pasar?

- Martha... Sí... Claro que sí.

Martha abrió la puerta con cuidado. En sus brazos llevaba a Robby y a su lado a una sonriente Alexis.

- ¡Chicos! - exclamó Kate al verlos - Estáis fantásticos.

Alexis se adelantó unos pasos y giró sobre sí misma para que ambas mujeres la contemplasen. Llevaba un bonito vestido de color azul pálido con bordados en un tono más claro y que dejaba parte de sus hombros al descubierto y era más corto de lo que su padre hubiese querido. Era un vestido muy adecuado para la adolescente, que ya empezaba a coquetear y a interesarse por la ropa más atrevida. El tejido era exactamente igual al chaleco que llevaba el pequeño Robby, cuya imitación de traje de adulto le hacía parecer todo un chico grande. Era un traje gris perla, con camisa blanca.

- ¡Que gracioso con esa corbata! - dijo Lanie señalando la pequeña corbata sujeta con una goma que llevaba puesta el pequeño.

El niño lanzó sus brazos hacia la detective para que le cogiese en brazos.

- ¡Oh no querido! - le dijo Martha sujetándole - Será mejor que nos vayamos antes que se ponga a llorar.

- Cariño - dijo Kate acercándose y haciendo una carantoña al pequeño en la mejilla - te prometo que estaré contigo después.

Martha le pasó el niño a su nieta, que le dio una vuelta por el aire y salió del despacho de su padre, ahora convertido en un cambiador para la novia.

- Querida - le dijo a Kate mostrándole una cajita de terciopelo gris que llevaba entre las manos - quiero que lleves esto.

La mujer abrió la caja dejando al descubierto unos pendientes de plata con un zafiro azul.

- Pertenecen a la familia Rodgers desde hace varias generaciones - explicó - creo que es lo único que ha sobrevivido durante años sin tener que venderlo. Ni mi ex tuvo el valor de llevárselos.

- ¡Martha!

- Siempre hay que llevar algo prestado en una boda... Y algo azul... ¿Qué mejor que esto?

- Martha... Yo...

La mujer depositó su mano sobre el brazo de la detective.

- Yo también los llevé en mi boda... Y espero que después de ti lo haga Alexis...

- Gracias Martha - dijo Kate mientras que dejaba que Lanie le ayudase a ponérselos.

- Será mejor que nosotras nos adelantemos y vayamos calmando al novio, nuestro coche espera... Te vemos allí querida.

- Sí... - Kate dejó que su suegra le diese un beso sobre la mejilla.

Se volvió a mirar en el espejo y Lanie sonrió satisfecha.

- Entonces... ¿No pasaréis aquí la noche? - preguntó la curiosa forense.

- Richard dice que ya que no vamos a irnos de viaje, al menos deberíamos tomarnos el fin de semana libre.

- ¿Fin de semana? - preguntó con vocecilla la morena - ¿En Nueva York?

- Si me estás preguntando si tenemos intención de salir de la habitación del hotel...

La sentenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora