Capítulo 24

727 43 5
                                    

El móvil de Kate volvió a sonar y sin mirar quien era contestó.

- ¿Y ahora que pasa Castle? - dijo llamándole por su apellido.

- ¿El escritor te llama mucho? - preguntó Lanie.

- ¡Ah! Hola Lanie, eres tú.

- ¿Desencantada?

- No - contestó sonriendo.

- Luego me lo cuentas. ¿Comemos?

- Vale, pero rápido, quiero acabar cuanto antes.

- ¿Planes?

- He quedado a cenar.

- Vaya. ¿Y quien es el afortunado?

- Luego te lo cuento.

Richard salió sonriendo de su despacho.

- Hoy tendrás que darle un descanso a tu hígado madre.

- Haré ese esfuerzo - dijo mirándole divertida - entiendo que Katherine ha aceptado.

- Sí, pero ha elegido ella el restaurante, Latoni o algo así, debo llamar para reservar.

- Lattanzi.

- Eso... Creo ¿Lo conoces?

- Es un encantador y modesto restaurante italiano. Es muy tranquilo y se come muy bien. Es una buena elección.

Richard consiguió el teléfono del restaurante y reservó una mesa para dos a las nueve de la noche.

- Madre, iré a comprar música infantil para Robby, parece que le gusta. ¿Te apetece acompañarnos dando un paseo y comemos los tres juntos?

- Bueno, esa será una buena forma de compensar que cambie hoy mis planes.

- No sé porque, pero me parece que no estás muy disgustada con el cambio.

- Estoy mayor para salir todos los días.

- Ya... Seguro que es eso - dijo Richard achicando los ojos mientras la miraba.

Martha se perdió escaleras arriba sonriendo. Que cenasen juntos era un pequeño paso para que hiciesen las paces.

Kate cogió su chaqueta y salió para comer con Lanie. Necesitaba hablar con ella. Lanie era la única que conseguía que ella viese el aspecto positivo de todo lo que estaba pasando en su vida. Y en ese momento y habiendo aceptado una cita con el escritor, necesitaba más que nunca a su amiga. La cena, aunque estaba disimulada como una conversación para decidir sobre Robby, era sobretodo, un momento para ellos dos.

- ¿Qué tal Lanie? - preguntó al sentarse junto a su amiga que llevaba un rato esperándola.

- Intrigada.

- Imaginaba. ¿Qué quieres saber?

Mientras ambas comían sus respectivas ensaladas, Kate había puesto al día a su amiga.

- Pues no entiendo porque te enfadaste con él.

- No tardó ni diez segundos en pedirle al juez que me trasladase a su casa.

- Pero Kate, ¿Preferías mudarte a Queens?

- Al menos estaríamos en igualdad de condiciones.

- Bueno, siempre podéis buscar otra casa que os convenza a los dos.

- La casa está bien Lanie.

- ¿Entonces por qué tanta queja?

- No lo sé... - dijo ella bufando.

La sentenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora