Capítulo 50

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Kate le miró totalmente aturdida. No había imaginado ni por minutos que él iba a proponerle matrimonio. No es que no fantasease con eso, al contrario, lo había hecho cientos de veces desde que empezó a atraerle el escritor, pero no imaginaba que iba a ser en ese momento, el mismo día en el que él había logrado su divorcio. Llevó su mirada hasta su dedo, viendo el anillo que el escritor le había deslizado por el dedo. ¿De dónde lo había sacado?

Richard se impacientó ante el silencio de la detective.

- Kate...

Ella salió de su ensimismamiento y volvió a mirarle. Él seguía de rodillas implorando con la mirada.

- Katherine Beckett... ¿Quieres casarte conmigo? - repitió con voz más profunda.

Richard la miró nervioso... ¿Qué estaba haciendo mal? En sus dos anteriores matrimonios a ambas prometidas les faltó tiempo para lanzar un grito y decir que sí. Él ya tenía experiencia y ese silencio de la detective no le traía nada más que malos presagios.

De pronto vio como ella le sonreía y para su sorpresa se arrodillaba junto a él. La miró contrariado. Eso fijo que era un "lo siento, pero no..."

Kate le tomó la otra mano y ambos quedaron cogidos de las manos mirándose a la misma altura.

- Claro que sí... - dijo finalmente la detective con media sonrisa.

Richard abrió la boca sorprendido.

- ¿Sí?

- Bueno... ¿Me lo has pedido no?

- Sí, sí... Claro que te lo he pedido - dijo lanzándose hacía ella para besarla.

Se besaron durante unos segundos, hasta que él se removió nervioso y ella se separó adivinando que la postura no era la más adecuada.

- De pie... - le dijo incorporándose y tirando suavemente de las manos del escritor.

- Pensé que ibas a decirme que no... - aseguró soltando sus manos y abrazándola por la cintura.

- No podría negarme... Te quiero Richard Castle.

El escritor sonrió y se pegó a ella, volviendo a besarla. Tras unos instantes ella se separó mirándole.

- Rick...

- ¿Sí?

- ¿De dónde lo has sacado?

- ¿No te gusta? Porque si no te gusta podemos cambiarlo, aunque...

- No he dicho que no me guste...

El la miró sonriendo de medio lado.

- Lo compré tres días después de la fiesta, cuando le dije a Gina que eras mi prometida...

Kate lanzó una pequeña risita.

- ¿En serio?

Él asintió. Tuve que esperar a que te despistases para poder coger la medida de uno de tus anillos...

- ¿Toquiteaste entre mis cosas? - dijo ella sabiendo que las pocas joyas que guardaba, lo hacía dentro de una caja que solía guardar en el mismo cajón de su ropa interior.

El asintió poniendo una mueca intentando disculparse.

- Lo siento... Necesitaba la medida...

Ella volvió a lanzar una pequeña risita.

- ¿De verdad lo tienes desde entonces?

El asintió y la tomó de la mano deslizando el anillo de su dedo para quitárselo y mostrarle la inscripción que mandó grabar en el interior. Kate&Rick.

La sentenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora