Capítulo 17

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Richard subió detrás de ella y cuando entró en la habitación se la encontró con Robby en sus brazos, calmado.

- Debe tener hambre - dijo Kate que notaba el sonido del estómago del pequeño - bajamos y le hago un biberón.

- Quédate aquí con él - dijo parándola Richard - si bajas es posible que se espabile. Ahora lo subo yo.

- De acuerdo.

Kate le observó salir de la habitación y se centró en mirar a Robby, al que movió entre sus brazos, besándole en la cabeza.

- ¿Tienes hambre verdad? - le dijo en voz muy baja- Tranquilo cariño.

Kate pensó que ese niño había despertado en ella la ternura y el cariño que había tenido obligadas a hibernar en su interior durante años. Volvió instantes atrás, al sofá de la planta de abajo y el beso con Richard. Sonrió negando con la cabeza. No estaba entre sus planes complicarse la vida ahora. Y menos con él.

Richard vertió agua caliente en el biberón y midió la dosis de leche, puso la tetina y echó un par de gotas sobre el dorso de su mano. Comprobó que aún estaba demasiado caliente y abrió el grifo del agua fría, sumergiendo el biberón debajo y removiéndolo rápidamente entre sus manos para enfriarlo. Pasados unos segundos volvió a repetir la operación para comprobar la temperatura y secó el biberón con un papel mientras subía por las escaleras.

Kate le sonrió cuando él le entregó el biberón. El pequeño ya tenía su babero puesto y Richard pudo comprobar que ella había cambiado el pañal, adelantándose por si se quedaba dormido mientras tomaba la leche.

- ¿Quieres que lo haga yo? - preguntó Richard en voz muy baja.

- No. Tranquilo.

Kate se sentó en el pequeño sillón, entendiendo en ese momento porque Richard lo había puesto allí. Recostó al niño en su regazo y éste de inmediato abrió la boca para que Kate le diese el biberón. Richard se acercó con un cojín que puso debajo del brazo de Kate. Ella se lo agradeció con una sonrisa.

- Te espero abajo - dijo él casi en un susurro.

- Richard... Será mejor que no - dijo ella disipando la esperanza de él - me acostaré en cuanto se duerma

Richard asintió, decepcionado y se agachó besando la cabeza del niño. Al separarse, las caras de ambos quedaron demasiado cerca y se miraron intensamente.

- Buenas noches - dijo besándola suavemente en la mejilla, pero demasiado cerca de los labios.

- Buenas noches - contestó ella nerviosa.

Richard cerró la puerta y se quedó allí parado durante un instante. Quizá tendría que haber hecho caso a su madre, porque en ese mismo instante se sintió un idiota. Pocas veces le rechazaban, por no decir que realmente no recordaba cuando había sido rechazado por una mujer desde que era un adolescente.

Abrió la puerta de la habitación de Alexis y se acercó hasta su cama, como hacía cada noche desde que nació. Revisó que estaba lo suficientemente arropada y depositó un beso en su cabeza. Saliendo de allí y bajando hasta su despacho. Encendió su portátil pero lo cerró de inmediato. No tenía ganas de escribir. Realmente no sabía si estaba enfadado o triste.

Robby fue quedándose dormido en los brazos de Kate a la vez que terminaba su biberón. Kate lo retiró de su boca limpiándole y se quedó allí, quieta, con el niño entre sus brazos durante un buen rato. Se sentía bien así.

Su mente comenzó a trabajar demasiado deprisa. ¿Por qué demonios había besado a Richard? ¿En que estaba pensando? Era un tipo amable, caballeroso y parecía un encanto con su familia. Además de ser famoso, rico e increíblemente atractivo... ¡Dios! Si Robby no llega a despertarse, seguramente en ese mismo momento estaría revolcándose con el escritor en su habitación... Y seguramente horas después estaría lamentando haberlo hecho...

La sentenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora