Capítulo 14

553 39 1
                                    

Martha miró por el rabillo del ojo a la chica, comprobando que se sonrojaba ostensiblemente. Estaba claro que si encontraba atractivo a Richard, pero Martha no iba a preguntar más. El tiempo, el roce y alguna que otra sutil intervención por su parte, harían el trabajo necesario, pero... Piano, piano arriva il amore...

- ¡Querido! - le dijo a Richard mientras se acercaba.

- Madre... Kate... ¿Cómo está mi niño? - preguntó en voz chillona agachándose junto a Kate para saludar al niño.

El pequeño le hizo caso omiso mientras jugueteaba con el pelo de Kate.

- Esto no es justo... A ti te llama mamá y a mí ni me mira...

- Tendrás que darle tiempo - dijo Kate - supongo.

- ¿Y me lo dices tú que has estado con él sólo el fin de semana?

- ¡Richard! - exclamó Martha.

- ¿Qué? - preguntó él - Es la verdad, he estado yo más tiempo con este pequeño granuja que Kate, sin embargo no me hace ni caso.

- ¿Celos? -preguntó Kate sonriendo.

- Lo confieso - contestó el correspondiendo a la sonrisa.

- ¿Qué hay de esa comida? - preguntó Martha.

La escena en el restaurante a los ojos de cualquier observador era la de una familia cualquiera. Richard entretenía a Robby haciendo muecas y gestos mientras Kate le metía la cuchara con el puré en la boca. El niño estaba sentado en una trona entre ambos y Martha estaba sentada enfrente, entretenida con su ensalada y mirándoles divertida.

- Richard - se atrevió a preguntar Kate cuando iban por el postre y Robby estaba entretenido con varias cucharillas que le había dejado el camarero - ¿Tienes tiempo ésta tarde para ayudarme con la búsqueda de apartamento?

- Claro que sí - contestó él con una sonrisa que no paso inadvertida para Martha.

Instantes después Kate se disculpó para levantarse con Robby al aseo y cambiarle el pañal.

- ¿Se puede saber que estás tramando Richard?

- Nada - dijo de inmediato intentando parecer inocente.

Martha le miró abriendo mucho los ojos.

- Está bien. Le alquilaré mi antiguo apartamento pero sin que ella sepa que es mio.

- ¡Oh Richard! - exclamó Martha sonriente - Me parece una excelente idea.

- Tuve que ir a arreglar todo.

- ¿Y tenías que hacerlo sin Robby?

- No. Pero - dijo acercándose a su madre y hablando en voz más baja- tenía curiosidad por saber dónde trabajaba...

- Richard, Richard... ¿Qué voy a hacer contigo? ¿No te he dicho que no intentes seducirla?

- Y no lo estoy haciendo, es solamente ayudar con su problema.

- Querido - dijo Martha negando con la cabeza.

Richard se encogió de hombros y Martha sonrió para sus adentros. Sabía que decir a un hombre que no intentase algo con una mujer, era precisamente invitar a que lo hiciese. Sólo esperaba que fuese lo suficientemente paciente para hacerlo bien y no ir tan deprisa como lo había hecho en sus dos anteriores y fracasados matrimonios.

Ya de vuelta en la casa de Richard y mientras ella acostaba a Robby para que durmiese su siesta, Richard fingió que hablaba por teléfono y conseguía una visita a un apartamento.

La sentenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora