Martha miró por el rabillo del ojo a la chica, comprobando que se sonrojaba ostensiblemente. Estaba claro que si encontraba atractivo a Richard, pero Martha no iba a preguntar más. El tiempo, el roce y alguna que otra sutil intervención por su parte, harían el trabajo necesario, pero... Piano, piano arriva il amore...
- ¡Querido! - le dijo a Richard mientras se acercaba.
- Madre... Kate... ¿Cómo está mi niño? - preguntó en voz chillona agachándose junto a Kate para saludar al niño.
El pequeño le hizo caso omiso mientras jugueteaba con el pelo de Kate.
- Esto no es justo... A ti te llama mamá y a mí ni me mira...
- Tendrás que darle tiempo - dijo Kate - supongo.
- ¿Y me lo dices tú que has estado con él sólo el fin de semana?
- ¡Richard! - exclamó Martha.
- ¿Qué? - preguntó él - Es la verdad, he estado yo más tiempo con este pequeño granuja que Kate, sin embargo no me hace ni caso.
- ¿Celos? -preguntó Kate sonriendo.
- Lo confieso - contestó el correspondiendo a la sonrisa.
- ¿Qué hay de esa comida? - preguntó Martha.
La escena en el restaurante a los ojos de cualquier observador era la de una familia cualquiera. Richard entretenía a Robby haciendo muecas y gestos mientras Kate le metía la cuchara con el puré en la boca. El niño estaba sentado en una trona entre ambos y Martha estaba sentada enfrente, entretenida con su ensalada y mirándoles divertida.
- Richard - se atrevió a preguntar Kate cuando iban por el postre y Robby estaba entretenido con varias cucharillas que le había dejado el camarero - ¿Tienes tiempo ésta tarde para ayudarme con la búsqueda de apartamento?
- Claro que sí - contestó él con una sonrisa que no paso inadvertida para Martha.
Instantes después Kate se disculpó para levantarse con Robby al aseo y cambiarle el pañal.
- ¿Se puede saber que estás tramando Richard?
- Nada - dijo de inmediato intentando parecer inocente.
Martha le miró abriendo mucho los ojos.
- Está bien. Le alquilaré mi antiguo apartamento pero sin que ella sepa que es mio.
- ¡Oh Richard! - exclamó Martha sonriente - Me parece una excelente idea.
- Tuve que ir a arreglar todo.
- ¿Y tenías que hacerlo sin Robby?
- No. Pero - dijo acercándose a su madre y hablando en voz más baja- tenía curiosidad por saber dónde trabajaba...
- Richard, Richard... ¿Qué voy a hacer contigo? ¿No te he dicho que no intentes seducirla?
- Y no lo estoy haciendo, es solamente ayudar con su problema.
- Querido - dijo Martha negando con la cabeza.
Richard se encogió de hombros y Martha sonrió para sus adentros. Sabía que decir a un hombre que no intentase algo con una mujer, era precisamente invitar a que lo hiciese. Sólo esperaba que fuese lo suficientemente paciente para hacerlo bien y no ir tan deprisa como lo había hecho en sus dos anteriores y fracasados matrimonios.
Ya de vuelta en la casa de Richard y mientras ella acostaba a Robby para que durmiese su siesta, Richard fingió que hablaba por teléfono y conseguía una visita a un apartamento.
ESTÁS LEYENDO
La sentencia
FanfictionLa tragedia de una joven pareja, hace que un juez tome una díficil decisión que cambiará la vida de dos personas desconocidas hasta entonces...