Capítulo 52

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La adolescente pelirroja salió corriendo en su dirección en cuanto les divisó, dejando boquiabiertas a sus dos amigas.

- ¿Qué hacéis aquí? No os esperaba - dijo jadeando por la carrera en cuanto llegó a su lado.

- ¿Quieres que nos vayamos? - preguntó Richard mirando a ambos lados pensando que tal vez ella se avergonzaba ante sus amigas.

- ¡No! - exclamó casi en un grito mientras se agachaba para saludar al pequeño Robby.

El pequeño movió sus bracitos nervioso golpeando la sillita. Alexis le besó en la frente y se incorporó para saludar a Kate que la miraba sonriente.

- ¿Qué tal ha ido el día? -preguntó la detective mientras abrazaba a la chica.

- Genial. Nos han puesto un examen por sorpresa, pero he contestado todas las preguntas.

- Espero que eso signifique que las has contestado bien... - añadió Richard mirando a ambas con seriedad.

- ¡Rick! - le regañó Kate que seguía abrazada a Alexis.

- ¿Qué? Aunque no salude a su padre seguiré preocupándome por su educación...

- ¡Papá! - dijo la joven abalanzándose sobre su padre.

- ¡Mira que eres bobo! - añadió Kate

- Mi niña ha dejado de quererme - dijo poniendo morritos mientras abrazaba a su hija.

Kate movió negativamente la cabeza y Richard estiró su brazo hasta ella atrayéndola hasta que los tres estuvieron abrazados.

Desde su carrito, Robby demandó un poco de atención y los tres, riendo, se agacharon para hacerle carantoñas.

Kate, instintivamente volvió a girarse buscando la aparición de la persona que presentía les observaba, pero una vez más, no logró distinguir a nadie que le encajase entre todas las personas que esperaban en la puerta del colegio. Richard se dio cuenta y giró su cabeza mirando a todas partes intentando ver lo que ella buscaba.

- ¿Qué pasa? - preguntó en voz baja acercándose a ella.

- No es nada... Me pareció que...

- ¿Te llamaban?

- Sí...

Richard se incorporó y tendió su mano para ayudar a que Kate se levantase. Alexis, casi de un brinco, se hizo cargo de la sillita de Robby y se adelantó varios pasos hasta alcanzar a una de sus amigas. Richard pasó uno de sus brazos por la cintura de Kate y la besó en la mejilla.

- Te llamaba yo... - dijo el escritor en su oído.

- ¿Tú?

- Estás continuamente en mi pensamiento, seguro que es a mi cerebro al que escuchas llamarte...

Kate le miró sonriendo y ambos se besaron.

- ¿Se lo dirás? -preguntó Kate a Richard minutos más tarde cuando caminaban detrás de Alexis y una de sus amigas.

- Jamás le he ocultado algo importante - dijo con seguridad - ¿Qué harías tú?

Kate suspiró. Quizá lo que tenía en mente era demasiado atrevido, pero al fin y al cabo era lo que sentía en ese momento.

- No me has contestado...

- Si queremos ser una familia no podemos ocultarnos nada - aseguró la detective refugiándose en su abrazo - es lo suficientemente madura como para aceptarlo igual que nosotros.

Richard la miró con una mezcla de sorpresa y felicidad en su cara.

- Creo que no podré esperar ni un minuto más para estar casado contigo.

La sentenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora