Kate le miró con la boca abierta a punto de protestar.
- No lo niegues cariño... - se adelantó para callarla- Ni se imagina la cantidad de flores que tuve que enviarle para que aceptase cenar conmigo - dijo Castle a la mujer.
- Pues no entiendo como le puso resistencia - contestó ella con media risita - sinceramente yo no habría podido hacerlo.
- Ya - dijo Kate casi en un susurro molesta - yo tampoco...
- Y lo peor de todo es que Robby ha salido tan cabezota como su madre - dijo Richard.
- Vaya... Veo que tiene genes de los dos - dijo riendo.
La mujer les dio un impreso para que los rellenasen y salió del despacho disculpándose para atender un pequeño asunto.
- ¿Pero como se te ha ocurrido decir eso?
- ¿Y que más da?
- No somos sus padres.
- A ellos no les importa.
- Pensarán que quiero beneficiarme del acuerdo con el departamento y no puedo hacerlo hasta que la adopción sea legal.
- Pues no nos beneficiaremos. Pero no pienso consentir que se rían de él porque no tiene padre.
- ¡Por el amor de Dios Castle! ¡Son bebés! Nadie va a reírse de él.
- Ni te imaginas lo crueles que pueden ser los niños - dijo levantando una de sus cejas y poniendo cara de seriedad.
- ¿Sí? ¿Qué harán? ¿Tirarle del chupete y morderle sus peluches?
- Yo ya he pasado por eso y él no va a hacerlo.
Kate iba a contestarle pero un ruido en la puerta hizo que desistiera.
- ¿Tienen ya el impreso? - preguntó la mujer volviendo al despacho.
- Sí - contestó Kate entregándoselo.
Revisó los datos que habían rellenado.
- Robert Castle, Richard Castle, Katherine Beckett- dijo - ¿Conserva su apellido de soltera?
- No estamos casados - contestó Kate mirando a Richard molesta porque él hubiese puesto su apellido a Robert.
- De momento - puntualizó él con su mejor sonrisa - y convencerla supongo que me costará media floristería - dijo a la mujer que le sonrió con complicidad.
- No ha rellenado la parte correspondiente a sus datos como policía - apuntó la mujer a Kate.
- No queremos tener trato especial por eso - se adelantó Richard - ¿Es algún problema?
- No - dijo la mujer extrañada - pero no es lo habitual.
- Créame, nosotros no somos muy convencionales - contestó él sonriendo a Kate.
- Entiendo. En ese caso y como nos haremos cargo de pañales y comida, serán 500 dólares mensuales. El horario habitual es de siete de la mañana a cinco de la tarde y podrán ampliarlo siempre que su trabajo se lo requiera, cada hora extra serán seis dólares y las cobraremos al final del mes. Funcionamos las veinticuatro horas del día, si sus turnos requieren que no se ajuste al horario habitual, necesitaremos un informe de su comisaría y adaptaremos el horario al que necesite.
- Bien - dijo Richard metiendo la mano en el bolsillo interior de su chaqueta y sacando un pequeño fajo de billetes sujetos por una pinza.
Kate le miró y él la ignoró contando los billetes y dejando sobre la mesa los quinientos dólares que la responsable había dicho.
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La sentencia
FanfictionLa tragedia de una joven pareja, hace que un juez tome una díficil decisión que cambiará la vida de dos personas desconocidas hasta entonces...