|Eldarya| ••• El mundo de las hadas (Nevra) [E#1]

Episodio 7

<< Menuda suerte la mía - me dije con un largo suspiro-. Siempre me meto en problemas, ¿no?>>

Llevo un par de días  en ésta clase de cárcel o jaula, gritándole a "Jamón" que me sacase de aquí, pero sin respuesta, no estoy muy segura de cuándo me sacarán, pero espero que sea pronto, o sino saldré que aquí yo misma.

Jamón venía de vez en cuando a darme un poco de pan con miel y un poco de leche, yo cada día me sentía con menos ganas de comer, no sabía la razón, pero cuando veía la comida no entraban en mi las ganas de comer pese que a mi me encanta el pan, no sabía a que se debía esto, Eweleïn también me venía a ver aveces, pero solo para ver como mejoraba, sinceramente quería huir, escapar, que la tierra me tragase.

<<¡Ya estoy harta! -grité  para que únicamente yo me escuchara-. Debo salir de aquí, como sea, pero debo salir...>>

Comencé a perder la mirada en el pequeño lago que estaba justo debajo de mí, pero conforme mi vista se iba perdiendo en el lago, unas olas comenzaron a surgir de él, aunque no les presté mucha atención, mis ojos se movían al compás de las olas, iban siguiéndoles el ritmo, y de la nada una persona salió del lago, iba completamente vestido de negro con unas pequeñas marcas rojas en una máscara que portaba, por instinto, me arrinconé en una esquina de la jaula, Él terminó de salir del agua pero me estaba dando la espalda, lo miré en seco, él estaba caminado sobre el agua, buscando algo, hasta que su mirada se encontró con la mía en su mirar había cierto brillo, "los ojos son las ventanas del alma" y sus ojos mostraban una enorme pureza e inocencia, como la de un niño pequeño. Él se empezó a acercar a mí , con un paso lento pero firme y con una tranquilidad extrema. Yo, en cambio, estaba asustada, aunque sus ojos tuvieran esa inocencia, su aspecto era tétrico, mi corazón comenzaba a latir a mil por hora, él ya estaba casi frente mío. 

-¿Acaso me tienes miedo? -me preguntó-. Ven te ayudaré.

-¿E-Eh? -apenas alcancé a pronunciar-. ¿Quién eres? ¿Por qué me quieres ayudar? yo ni siquiera te conozco.

-Vamos -insistió-. Soy un viejo amigo de tus padres, soy Veil, ven, acércate, te voy a sacar-apenas dijo eso y abrió el candado con tan sólo pasar su mano por encima-. Anda, ¿que esperas?-pero de mí no venía respuesta alguna, había confiado en Nevra y había terminado aquí, no sé que pasará si voy con el ¿dónde terminare? ¿en un mundo diferente? -. Si no vienes yo te sacaré de ahí.

-Lo siento -dije irónica-. Yo me quedo.

-Bien -siguió-. si no vienes a mi, yo iré a ti- con el tono en que lo dijo, la piel se me erizó, abrió la puerta de la jaula, como nos encontrábamos suspendidos en el aire, ya que la jaula colgaba del techo, la pequeña celda se tambaleó y yo con ella justo cuando el entró, estaba a punto de perder el equilibrio pero, cuando el corrió hacía mi me sostuvo entre sus brazos, quedamos mirándonos uno al otro. Me perdí en su linda inocencia, en sus lindos ojos amielados una inquietante mirada de súplica.

-V-Vamos -tartamudeo soltando mi cuerpo y tomando mi mano, pero yo me solté-. ¿Ocurre algo? -preguntó con una cara de burla, pero yo no respondí me límite a verlo con desprecio y me giré dándole la espalda y caminando a "mi" rincón-. Si eso quieres...

Cuando me giré  verlo fue demasiado tarde, ya me encontraba  suspendida en su hombro, me estaba cargando, y se dirigía a la salida, estaba paralizada y haciéndome millones de preguntas:

<<¿Qué diablos está haciendo?, ¿Por qué? ¿Quién diablos es?>>

-¡S-Suéltame! -grité-. ¡Bájame! -pero no hubo respuesta de su parte-. ¿Que no me oíste?-pregunté dándole una patada en el estomago,  consecuencia me soltó por el dolor, comencé a camiar hacía atrás y sin darme cuenta llegue el borde de la reja.

Traté de agarrarme de algo para evitar caer pero me fue imposible e inevitablemente así fue. Para mi mala suerte yo no sabía nadar, ¿por qué diablos nunca aprendí?, poco a poco me iba hundiendo y Veil iba desapareciendo de mi vista poco a poco, por alguna extraña razón el agua me quemaba, y comencé a moverme con impaciencia para nadar a la superficie.

<<No respires -me dije-. Haz de todo pero no respires...>>

Empezaba a faltarme al aire, comenzaba a perder el conocimiento, a dormirme, a respirar agua, pero  divisé con la mirada como otro cuerpo entraba al agua y nadaba hacía mi, sentí como se tomaba en brazos y nadaba a la superficie, por fin salí de la superficie me seguía faltando el aire, seguía perdida, y ahí fue donde sentí una presión en mis labios y como podía volver a respirar, también sentía como unas fuertes manos hacían presión entre mis costillas y mi vientre, lo hacía una y otra vez, hasta que por fin logré sacar el agua de mis pulmones.

-¿Por qué hiciste eso? -me pregunto, aunque Veil no se veía enojado- ¿Por qué?

-¿Por qué? -repetí-. ¿Por qué me sacaste del agua? ¿Por qué me salvaste?

-Ya te lo dije -respondió-. Era amigo de tus padres, es lo menos que puedo hacer por ellos, se las debía.

Aunque ya habíamos hablado y discutido sobre el por que me salvo, el seguía encima mio, no me había percatado hasta que ambos nos quedamos callados, yo me sonrojé un poco y a través de su mascara pude ver que el también.

-¡Pe-Perdón! -dijo incorporándose nuevamente y extendiéndome la mano-. ¿qué pasa? ¿no fue suficiente haberte salvado para que confíes en mi? -me levanté y tomé su mano-. Eso está mejor, ¿lo vez?, no fue tan malo y vamos progresan... -pero fue interrumpido.

-¡¿Qué es todo ese ruido?! -grito una voz masculina-. ¡¿Que haces?!

-Te veré después -susurro-. No hables de mi, ni de como saliste ¿de acuerdo?

-Y cuando me pregunten como salí ¿qué les diré?-susurre también.

-Eres inteligente, eres hija de los herederos, eres la heredera legitima, ya se te ocurrirá algo-dijo-. Te buscaré pronto.

Poco a poco el se metía rápidamente al lago, como entró salió, se veía como iba desapareciendo, y conforme se iba, los taconazos de las botas de esa vos iba incrementando en un crescendo con forme bajaba las escaleras, cuando llegó al final me miró, era el mismo hombre que me encontró la primera vez, aunque esta vez su cuerno estaba brillando con una luz azul, me miró con ojos como plato y dijo:

-¿Cómo saliste de ahí?