Episodio 50

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Tomé rápidamente el libro y eché a correr a la recepción para pedirlo y así quedarme con él por un tiempo. Al llegar con tal magnitud de angustia la chica del escritorio me miró muy extrañamente.

–Me gustaría pedir este libro –comenté-, por favor.

Ella tendió las manos para que yo se lo entregara, e lo di y lo abrió en la pasta, en la que había un pequeño registro, sacó la hojita y me la tendió, me indicó que escribiera mi primer nombre y mi apellido paterno, sin querer me di cuenta de los nombres de las personas que habían solicitado el libro, en todos los renglones estaba escrito el nombre y apellido de Fred.

Sorprendida, escribí mi nombre en la ficha y se la regresé, finalmente la colocó en la pasta del libro y me lo entregó, lo tomé y salí como alma que lleva el diablo. Lamentablemente, al salir, había una confusión total en las calles, había policías, bueno, no eran exactamente policías, pero tenían su pinta, un sonido extraño atravesó mis tímpanos, todos en aquel lugar cayeron al suelo tapando sus oídos, yo hice lo mismo.

Con el rabillo del ojo observé a algunos oficiales, uno de ellos sacó despistadamente un objeto de su pantalón, era un pequeño aro de metal con plástico en el centro, era un círculo como el que me había dado Nevra. Se lo puso en el ojo y comenzó a ver a la gente, su vista se posó en mi cuerpo tirado en el suelo, llamó a otro de sus compañeros y le susurró algo al oído.

–Es ella –dijo el hombre.

Ellos estaban lo suficientemente lejos como para que o no los escuchara, pero a pesar de eso lo hice, los escuché claramente, como si estuvieran casi enfrente de mí. Ambos me miraron, llamaron a otro y le dijeron:

–Necesitamos que lo hagas ahora.

Sacó de su bolsillo una pequeña moneda dorada la aventó al cielo y esta se quedó fija en ese lugar, el hombre simplemente miró la moneda, sus ojos adquirieron un brillo morado obscuro, los otros dos se acercaron a paso rápido a mí, no me había percatado que el escandalo había parado, las personas dejaron de gritar, las cosas dejaron de moverse. Todo se detuvo.

Todo.

Los hombres se acercaron a mí, no tenían emoción alguna en sus rostros, eran tal cual una piedra. Ellos me daban miedo. Trate de abrir el libro y pedir ayuda, por primera vez en mi vida tuve éxito al hacerlo, así que cuando lo abrí dije.

–Ayúdame, por favor

Los hombres vinieron con más velocidad, uno de ellos pateó el libro fuera de mi alcance.

–Duérmela –dijo uno.

–Tus deseos –respondió el otro-, son órdenes.

Una cosa Negra me envolvió y ya no pude ver más.

Ezarel

Acabo de hacerle una de mis típicas bromas a Ágata, pero creo que esta vez me fui más allá de la línea, cuando cometí mi muy elaborada trampa, todos estaban ahí, todos vieron lo ocurrido, todo ocurrió como yo esperaba, menos una cosa.

Esperaba que Ágata simplemente se enojara como era costumbre, pero en esta ocasión, no se enfadó. Cuando las risas de todos los presentes comenzaron, ella miró asustada a su alrededor, y de pronto, comenzó a llorar, se levantó y salió del lugar. Al principio me dije a mi mismo que era como un logro, pero poco a poco la culpa comenzó a carcomerme vivo. Era una sensación extraña que nunca había experimentado, pero bueno, son emociones simplemente, creo.

Caminé por los pasillos, como de costumbre, finalmente llegué a la biblioteca, ahí estaba Nevra, tenía un libro grande en sus manos, lo tenía abrazado a su pecho, como si todo en sí dependiera de ese libro, como si lo soltara toda su vida terminase.

|Eldarya| •••  El mundo de las hadas (Nevra) [E#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora