|Eldarya| ••• El mundo de las hadas (Nevra) [E#1]

Episodio 43

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Ezarel

Salgo de la enfermería, y me dirijo al sótano, según Eweleïn mi cuerpo ha curado a la perfección, pero no ha querido dejarme por completo solo, piensa que puedo cometer alguna tontería, asique junto con Nevra me envía al sótano para buscar todas las libretas de Kero, por si hay algo escrito sobre el tache, o porque se fue con Miiko.

Al salir, escuchamos ruidos en la biblioteca, cosas romperse, el sonido de la corriente, etc. (escribir tanto cansa :V) Nevra miró desganado la puerta, suspiró y caminó más rápido, queriendo escapar. Al llegar al sótano Nevra comenzó a buscar las libretas, había algunas en una caja que estaba cerca de la puerta, pusimos la caja en un lugar dónde "supuestamente" no la olvidaríamos, examinamos más lugares y más cajas, el ambiente se comenzó a tornar un poco incómodo, quería hablare, específicamente pedirle un apoyo.

Se veía enojado y triste a la vez, no lo había visto así desde que perdió a Gianny, pero bueno, eso pasó hace mucho tiempo, y si la perdió fue por descuidado (por lo saber dónde deja las cosas, ok no), y también un poco egoísta.

– ¿Nevra? –dije por fin.

– ¿Qué? –respondió bruscamente.

Suspiré.

– ¿Puedo pedirte un favor?

–Sí, claro, el que quieras –contestó.

Respiré y solté el aire en una bocanada de viento frio y denso.

– ¿Puedes borrarme la memoria? –pregunté mirándolo directamente a la cara, porque sus ojos estaban ubicados en una caja con mucha basura.

Paró en seco, una de las libretas que tenía en su mano resbaló y cayó al suelo.

– ¿Qué? –inquirió con un hilo de voz–, ¿Qué quieres que haga qué?

–Te lo ruego Nevra –imploré poniéndome de rodillas a su lado y juntando mis manos–, es la única opción que me queda. No quiero sentirme miserable el resto de mi vida por no haberle puesto los ojos encima antes de que lo que la contagió la matara... No quiero sentirme así... Ya no más, por favor.

–Pero si lo hago... no recordarás siquiera que te enamoraste de ella –reveló.

–Eso es justo lo que quiero. Si no la recuerdo... Mi dolor desaparecerá y...

–Tu dolor no desaparecerá –aseguró–, eso será lo único que quedará.

–Por favor, Nevra –suplique–. Borra mi memoria.

Debatiéndose contra sí mismo, Nevra bajó la mirada, pensando, cerró los ojos, suspiró y me miró.

–No lo haré –dijo por fin–, no Ezarel, no pienso hacerlo.

–De acuerdo –acepté–, entonces, iré con Oberón a pedírselo.

Me levanté y comencé a caminar. Rápidamente el agarró mi brazo. Sopló y me hizo girar.

–Exactamente qué quieres que borré –pidió.

–Eres muy predecible –le dije sonriendo.

–Cállate –ordenó.

–Sé que en el fondo no quieres borrar mi memoria así que... mis sentimientos, solo eso –respondí–, quiero que borres mis sentimientos hacia Alajéa, Mika y Sasha.

–Bien –confesó–, pero sabes que quedarán secuelas... Lo haces bajo conciencia, ¿verdad?

–Sí.