|Eldarya| ••• El mundo de las hadas (Nevra) [E#1]

Episodio 29

Habían pasado ya algunos días desde que el Cristal se rompió, en ese tiempo fui a ver a Ykhar, que se iba recuperando, pasé también por las cortinas que habían en la enfermería. Me di cuenta que lo que había ahí eran los cuerpos inconscientes de Kero y de Chrome, me dio un susto horrible cuando los vi ahí, Eweleïn me dijo que habían estado ahí desde hace algún tiempo y que no mostraban señales de querer despertar, pero ella sabía que no estaban muertos, cuando mueres simplemente te haces polvo. Ezarel me entregó la esfera que en un pasado era un fragmento del cristal, pero ya no era el Cristal solo, ahora era una especie de pulsera.

Nos encontrábamos en una pequeña sala, ahí estaban Ezarel, que tomaba de la mano a Alajéa –Qué lindos se ven, me dije – por otro lado estaban Ykhar y Valkyon, desde que Ykhar salió de la enfermería Valkyon va con ella a todos lados, ya que ella aún no coordina muy bien, todos piensas que fue por culpa del golpe que recibió. Y yo también lo creo. Cuando estaba en mi mundo –ya que no sé cómo llamarlo– y la gente se golpeaba en la cabeza, llegaban a perder la memoria, temporal o permanentemente. Siguiendo con el tema de las personas que estaban en el salón; había un chico, no lo había visto antes, tenía el cabello Verde intenso, no un verde limón ni un verde esmeralda, era un verde como el de las hojas de los árboles en verano. De pronto la mirada del chico se cruzó con la mía sus ojos eran de color gris frío, pude notar como se ruborizaba un poco y apartaba la vista de inmediato, al ruborizarse su cabello se tiñó de un rosa pastel. Me quedé mirándolo asombrada, lo cual incrementó su rubor y su tono de cabello se hizo más intenso, si seguía así, podría asegurar que llegaría un punto en el que se pondría rojo.

Sentí un peso en mi hombro.

        –Hola –dijo Nevra posicionando su brazo arriba de mis hombros, queriendo abrazarme y apegarme más a él

        –No te he visto, ni me has hablado en semanas, y ¿ahora es cuando te apareces y pretendes abrazarme? –dije apartando bruscamente su brazo de mí.

        –Yo no fui el que hizo explotar el Cristal –dijo sonriendo, me guiñó un ojo-. Y por suerte yo no soy lo que ahora ven los chicos –dijo señalando con la cabeza al joven que me estaba viendo, sin ninguna disimulación, por lo cual Nevra volvió a abrazarme por los hombros.

Volví a soltarme.

        –Primero; yo no he hecho explotar ningún Cristal –dije mirándole a la cara-, Segundo...

No pude terminar, Miiko había entrado por la puerta, atrás de ella iba otro chico, no más joven que yo, pero tenía finta de tener unos quince años. A mis ojos parecía que estaba haciendo el trabajo de Kero, escribir cada tontería que salía de la boca de Miiko. No tenía idea de él porque mi odio hacia Miiko había crecido tanto en los últimos días, pero estaba muy segura de algo; la odiaba.

Llegó con aires de impotencia y se puso enfrente de nosotros en total éramos como diez u once, no creo que hayan llamado a todos los guardianes, puesto que me habían dicho eran muchos, ya que si quitamos a los tres jefes de las guardias, a dos de sus novias, a Miiko y a mí, sólo éramos siete, pero contando al chico de cabello verde y al que iba con Miiko y otra persona que estaba sentada al fondo, la cual no podía ver su rostro porque lo tenía cubierto con una capucha, ya contábamos a diez, pero Jamón acababa de entrar. Once.

      –El baile de las Guardias –dijo sin más, a lo que Alajéa e Ykhar soltaron un brinquito alegre seguido de murmullos ansiosos, pero Ezarel y Valkyon solo giraron los ojos en desacuerdo-. Es es lo único que nos queda, nuestra última llama de luz, todos los pueblos, regiones y ciudades (creo que es lo mismo xD) tienen que ayudarnos a encontrar los Cristales, pero al parecer tenemos una excelente rastreadora –dijo con odio dirigiéndose a mí-, bueno, no creo que ella nos sirva de mucho, pueden ir con quien quiera, pero lo jefes, abrirán el baile –lo dijo con una sonrisa tan macabra que se me erizó la piel, al instante Valkyon, Ezarel y Nevra comenzaron a quejarse.