Episodio 56

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Me sentía mareada y con el estómago revuelto, estaba en casa. Por fin en casa.

-Kero -alcancé a decir-, papá...Nevra...

La cara de Ezarel llegó a mi mente como un balazo.

- ¡Ezarel! -me apresuré a gritar.

Me levanté de golpe de la camilla, pero mis manos y mis pies estaban atados a ella, de la impresión, casi ni noté el taladrante dolor en mis costillas debido al golpe que Miiko me había propiciado. Traté de inhalar aire para llenar mis pulmones vacíos y me inclinaron hacia atrás dándose cuenta de mi repentina mueca.

-Papá, Ezarel está en peligro -dije con un hilo de voz entre ronca y alarmada.

Su rostro demostraba una ternura extrema, nunca lo había visto así.
Y nunca lo había llamado así, "papá". Quizá esa fuera la razón por la cual me miraba de esa manera.

-Hija -dijo correspondiéndome-, Ezarel no corre ningún peligro, está en el castillo, los hombres de Valkyon, Zafiro y de él mismo lo protegerían si fuera necesario.

Yo sabía que él ni siquiera se imaginaba de lo que hablaba.

-No, papá -dije tratando de tomar su mano, pero me era imposible por las riendas de cuero que me ataban a ella-, ese chico que está aquí, en la sede, no es Ezarel.

Me miró de reojo, y asintió.

-Necesitas descansar un poco más -reconoció y sobo y palpó mi mano aún amarrada-, te visitaré al caer la tarde, ¿De acuerdo?

- ¡No! -grité con la garganta y supliqué con los ojos-, ¡Escúchame, por favor, papá!

-Un tranquilizante, Kero -pidió Oberón-, por favor.

-No muevas un músculo -dije echando chispas por los ojos a Kero-, estaré atada, pero puedo hacer que tú te inyectes el calmante.

Kero, que apenas iba a ir por el medicamento, se detuvo y nos ofreció una sonrisa nerviosa. Era obvio que no me retaría.

-Primero escucha, anciano de pacotilla -le dije a Oberón.

Si no me hacía caso llamándolo papá, lo haría diciéndole otro tipo de cosas. Él me miró intrigado.

-No morí porque estaba en la Tierra -me miró con asombro, pero no me interrumpió-, creo que llevaba tres meses ahí cuando salí al centro a buscar una biblioteca.

>>Entré y leí un rato (omití la parte en la que hablé con Nevra), cuando salí había demasiados policías afuera, también una confusión horrible, gente tirada en el suelo, no entendía por qué, después me di cuente, un chirriante sonido me hizo descender hasta darme de narices al suelo, no me podía mover. Apareció un chico, tenía un corre-tiempo en sus manos, detuvo todo lo que se movía, se acercó a mí, me hizo dormir y me subieron a una ambulancia, tan rápido pasó.

>>Llegué a una clase de alojamiento psiquiátrico, muy raro por cierto, donde me explicaron muchas cosas, como mi nombre, mi verdadero nombre, y también fue allí donde me dieron una extraña droga que hacían en los laboratorios, creo que se llamaba Asylumcraft, no lo recuerdo bien, con ese hipnótico Miiko controla a todas sus filas, no le son leales, las controla. La mayoría son réplicas de Ezarel y...

- ¿Replicas de Ezarel? -me interrumpió.

-Miiko tratará de entrar aquí y arrasar todo a su paso -puntualicé-, incluyendo a...
Sentí un piquete en mi brazo.

Había perdido a Nevra de vista desde que desperté, ahora me doy cuenta de que nunca debí bajar la guardia.

Él era quién me había inyectado el narcótico para que durmiera. Lo maldije para mis adentros y esperé a que este hiciera efecto.

- ¿Qué cojones estás haciendo, idiota? -preguntó furioso Oberón-, ¡Ese no era el tranquilizante!

Miré la mano de Nevra que aún tenía la jeringa en su mano ¿Ese no era el tranquilizante? Entonces, ¿Qué era?

-No me digas que... -comenzó a formular Nevra.

-No jodas -dijo Kero-, no jodas, no jodas...

- ¿Es el veneno? -preguntó Nevra, le temblaba la voz.

- ¿Para qué demonios querías veneno?

-Tú padre quería matarte antes -objetó Kero, su comentario en otras circunstancias sería divertido, pero ahora, no.

- ¿Que tú qué? -grité, pero mi garganta me comenzó a arder, el estómago se me revolvió por completo, no pude evitar vomitar ahí mismo, frente a ellos.

-Llama rápido a Ezarel y Eweleïn -dijo con pose tranquila, pero con la voz alterada-, ¡Muévete, Nevra!

Entonces Nevra salió de la habitación y corrió fuera de ella. Oberón buscó con impaciencia un libro, yo sentía como poco a poco mi lengua se tropezaba con las palabras, me sentía estúpida y me causaba risa.

- ¡Aquí está! -gritó victorioso-, Kero, ayúdame a llevarla hasta la sala de alquimia.

|Eldarya| •••  El mundo de las hadas (Nevra) [E#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora