|Eldarya| ••• El mundo de las hadas (Nevra) [E#1]

Episodio 38

Soñé lo mismo toda la noche, hasta que, cuando creí que despertaría, entre en otro sueño; mi mamá estaba sentada en una silla, con la mirada perdida en algún punto muerto de la habitación, sus ojos estaban cristalizados y su cabello dorado se encontraba platinado, con canas.

-¿Mamá?- dije acercándome a ella-, ¿Te pasa algo?

Giró frenéticamente la cabeza y me miró con una sonrisa quebrada.

-Qué bueno que estás aquí... -dijo levantándose y dándome un abrazo-, ¿Estas bien? ¿No te ocurrió nada cuando... Cuando cambiaste?

-Pues, digamos que maté a una chica –dije tratando de hacer que la voz no me temblara-, fuera de eso, hice unas cosas muy extrañas, como...

-Sé lo que hiciste –respondió cansada-, sé que piensas que es un espíritu, pero no lo es, a eso se le llama invocación.

-¿Invocación? –pregunté dudosa-, ¿Qué es eso?

-Ah... -suspiró-, es cuando tú lado humano y lado bestia se vinculan, tú lo hiciste, pero se rompió a los pocos segundos, debes controlar tus impulsos... Sé que es difícil, yo también pase por eso y...

-¿Tú también? –dije intrigada-, al menos eso significa que puedes entender como me siento, ¿no?

Asintió con la misma sonrisa tiznada de tristeza. Pero un silencio incomodo nos invadió, no pude evitar decir:

-¿Tu verdadera nombre es Titania, verdad? Sé que lo es, si mi supuesto padre es Oberón, tú debes ser Titania.

-No me recuerdes a ese hombre, por favor –dijo irritada.

-Mamá, ¿Qué sucede? –Dije acercándome a ella.

-¿Sabes? –dijo inhalando y exhalando fuertemente-, vete. Creo que si sigues aquí haré algo que no nos gustara a ambas. Por favor, cuando las aguas estén más calmadas te visitaré.

No entendí nada.

Abrí lentamente los ojos, al principio vi las cosas un poco borrosas pero después mis ojos se acostumbraron a la luz. Me levanté y me di cuenta que aún llevaba el vestido del baile roto, a un lado mío estaba un saco, me incliné y lo olí, de él emanaba un olor a especias y rhodophyta seca, ese olor... era de Nevra. Me senté en mi sillón y me puse a pensar.

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Nevra

Salí del calabozo, había pasado horas ahí, haciendo guardia para observar a Miiko y evitar que hiciera algún hechizo para escapar, ciertamente estaba agotado, pero antes de dormir debía ver a Sasha. Pasé corriendo por la Sala de Cristal, no quería que nadie me distrajera, pues ayer Sasha no se veía muy bien.

-¡Nevra! –gritó una voz gruesa-, ¡Que oportuno eres! Te estaba buscando.

<<Deminios>>, pensé.

-¿Sí, Oberón? –dije desganado.

-¡Arriba ese ánimo! –dijo él con una sonrisa-. Harás algo que sé que te encantará.

Lo miré con ironía, este hombre podría obligarme a recoger las "muestras de arte" de los animales de la zona, como si fuera divertido.

-Necesito que vayas por mi hija y la traigas aquí –continuó-, me gustaría hablar con ella.

-Justo iba a hablar con ella, Oberón –respondí haciendo una pequeña reverencia con la cabeza-, con permiso.

Seguí corriendo hacia la habitación de ella, no sabía si me abriría la puerta, si me la estrellaría en la nariz o me golpearía con lo primero que encontrara, pero la esperanza es lo último que se pierde, ¿O no?