Will,Nunca he sido bueno con las palabras. Desde que tengo memoria he tenido tendencia a no hablar mucho ni expresar lo que siento. Las personas me intimidaban, y al momento de hablar, mi mente tendía a quedarse en blanco y olvidar cómo encontrar mi voz. Las palabras se me escapaban de los labios como peces intentando ser capturados con las manos. Entre mi boca y mi mente se producía un error de conexión.
Considerando aquello es entendible que no me naciera mucho interactuar. ¿Para qué hablar cuando podía quedarme en la paz del silencio, donde podía comprenderme a mí mismo? No acoplé a ningún grupo ni me esforcé en hacer amigos. Me hice a un lado y me convertí en un fantasma, presente pero imperceptible. No podía quejarme, al menos no tenía que hablar sobre mis asuntos personales ni escuchar a nadie hablar sobre los suyos. Era un alivio, y a la vez un martirio.
Entonces apareciste tú con tus correos. No voy a negarlo, al principio no sabía cómo hacer que me dejaras en paz. Tú y la estupidez de una agenda íntima, estaba seguro de que era un timo. Pero luego comprendí que eras puro. Eres la persona más transparente que he conocido. Y para cuando me di cuenta, estaba interesado en una vida ajena y también me estaba desenvolviendo en la mía.
No sopesé antes la opción de escribir sobre mis asuntos personales. Ahora puedo comprender eso de que escribir facilita las cosas, sobre todo para personas como yo. No hay un error de conexión entre mi mente y mis dedos. A juzgar por tu carta, esto también te pasa a ti. Tal vez nos parezcamos más de lo que pensamos. Tal vez me equivoque, pero creo que conocernos ha sido un beneficio para ambos que estaba pre-escrito.
Escribir es más fácil que hablar. Ni fumado podría decirte cosas así en persona. Aún así, escribirte o incluso hablarte a ti es más fácil que hacerlo con alguien más. Solo espero no estar depositando mi confianza en la persona errónea. Espero no tener que arrepentirme.
La cuestión es que tu carta me llegó. Por eso estoy haciendo esto. Apenas la terminé de leer me vi en la necesidad de coger un papel y escribir este intento de respuesta a la que todavía no le encuentro sentido. No lo sé, sentí que debía, necesariamente, responder a tu carta física de igual manera.
Al diablo con lo cursi, creo que te he superado por mucho, y no era mi intención, créeme.
Solo si querías saber, haberme perdido de la oportunidad de verte fue lo único que me causó melancolía cuando pensé en el colegio. No te preocupes, no planeo faltar más. Pero ese día estaba muriendo de fiebre en una cama, así que tenía una perfecta justificación.
Nico.
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Es curiosa la manera en que juegan los azares del destino. Dos personas peculiares entre los demás y afines entre sí pueden convivir en un mismo espacio por una hora cada semana y ser ignorantes de la existencia del otro. Hasta que existe una ruptur...