Nadie podía creer lo que estaba pasando. Nico di Angelo, el chico tan oscuro y enigmático de preparatoria, estaba usando una camiseta a rayas de colores como la bandera del orgullo gay con un estampado enorme en la parte frontal que decía: «Hella gay», y en la parte de atrás otro con un dedo medio.
Adicional a eso, había invitado públicamente a todo el colegio a burlarse si querían.
Todos lo miraban extraño y murmuraban, pero Nico los ignoraba, continuando en su camino como si nada. Había quienes se apartaban para dejarlo pasar inconscientemente, y luego parpadeaban y fruncían las frentes.
Nadie le preguntó. Algunos se burlaron, sí, le tomaron fotos, hicieron bromas en las redes sociales. A Nico le importó una mierda.
El tipo que intentó insultarlo en físico se llevó un escupitajo en la cara.
A Nico solo le importaba una persona. Nico solo estaba a la expectativa y vulnerabilidad de una reacción.
Will Solace.
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Es curiosa la manera en que juegan los azares del destino. Dos personas peculiares entre los demás y afines entre sí pueden convivir en un mismo espacio por una hora cada semana y ser ignorantes de la existencia del otro. Hasta que existe una ruptur...
