Hay cosas que cambian tu vida drásticamente. Algunas buenas y otras, no tanto. Lamentablemente mi caso fue el segundo. Tienes que ser una persona muy fuerte para seguir adelante, seguir con tu vida como si nada hubiera pasado. Y me doy cuenta de que no lo soy. No soy fuerte en absoluto ya que después de lo que ocurrió cambié completamente. No soy la misma. Esa persona alegre, que amaba la vida, se convirtió en lo que soy ahora. Una amargada, enfurecida con todo aquel que se cruce frente a mi.
Lo intenté. Intenté superarlo, pero es... ¡Tan difícil!
Hay noches en las que no duermo nada y noches en las que todo vuelve a pasar en mis sueños, convirtiéndose en pesadillas. He intentado ir a terapia pero no lo soporto. No soporto contarle lo sucedido a un extraño que dice querer ayudarme pero que en mi opinión solo lo empeora. No se si algún día vuelva a ser aquella Adele que todos amaban, lo dudo porque mi interior está destrozado. Lo que me sucedió tal vez para algunos no sea tan difícil de superar pero para mi... Es imposible.*Un año antes*
—Alex por favor jajajaja—le dije acariciando su mejilla.
—No—dijo sonriendo haciéndose el indignado.
—¡Vamooos! Perdóname. No tardaremos nada. Está aquí cerca, el bebé lo exige.
—Okay Okay. Te disculpo por haberme gritado jajajaja. Enojona—me besó rápidamente y tocó mi vientre. Tenía seis meses de embarazo—. Tu madre esta loca.
—Jajajaja ya déjame. Solo vamos por pastel. Necesito pastel. Necesitamos pastel—dije sosteniendo mi crecido vientre.
—Vamos por pastel para los dos—dijo Alex rodeándome con su brazo derecho.Salimos de la casa y Alex condujo hasta mi pastelería favorita. Eran casi las siete y el cielo era mas gris de lo normal. Compramos dos enormes rebanadas de pastel de chocolate. Una para él y otra para mi.
Después nos dirigimos a una pequeña plaza. Nos sentamos en una banca y comimos un poco de una de las rebanadas. Me sentía en las nubes.
Alex y yo llevábamos un año de casados y ahora esperábamos a un pequeño bebé. Me sentía tan feliz. Mis amigos y mi familia amaban a Alex pero no mas que yo. Antes de conocer a Alex vivía con mi madre porque no quería dejarla sola después de su divorcio. Pero mi madre se había reconciliado con mi padre justo el año en el que conocí a Alex, así que ahora ambas estábamos muy bien acompañadas.
En teoría mi vida era bastante buena. No podía pedir más. Hasta ese día.Después de dar un paseo por la plaza al terminarnos nuestra rebanada de pastel y después de quedar exhausta, Alex y yo volvimos al auto para ir a la casa. El cielo ahora era completamente negro y los rayos danzaban por él. Los truenos eran tan fuertes que hacían que todo mi cuerpo se estremeciera.
—Viene una tormenta horrible—dijo Alex mientras se detenía en una luz roja.
—Ya quiero llegar a casa. Estoy asustada—y en verdad lo estaba. El bebé me pateaba, sentía mi temor.
—No falta mucho.
—Espero que lleguemos antes de que...—la grandes gotas de lluvia comenzaron a golpear el auto—... Empiece a llover.
—Jajajaja muy tarde—dijo Alex encendiendo los limpiadores.
Me puse el cinturón y me aferré a la puerta. La lluvia no dejaba ver nada. Alex con trabajos manejaba despacio, intentando adivinar las calles frente a nosotros.
—¿Y si nos detenemos y esperamos a que baje la lluvia?—sugerí.
—Creo que esto no bajará. Más bien aumentará—dijo y tenía razón.
Alex siguió conduciendo. No se veía absolutamente nada y el ruido de la lluvia y los truenos aumentaba mas mis nervios. No me di cuenta de que estaba temblando hasta que Alex puso su mano sobre la mía.
—Relájate no falta mucho para llegar a casa.
Solo asentí sin decir nada. Él me sonrió y apretó mi mano con afecto. Eso me tranquilizó y le devolví el apretón, justo en el momento en que se escuchó como las llantas de un auto patinaban. Se escuchó demasiado cerca pero no se veía nada. Aterrada volteé a todos lados y después volteé a ver a Alex. Estaba con la vista fija hacia el frente, las manos aferradas al volante, tampoco él podía ver nada. El patinar de las llantas estaba cada vez mas cerca pero no podíamos ver por donde venía. Alex me vio con terror. Rezaba por que hiciera algo, pero no se movía al igual que yo.
Justo cuando pisó el acelerador el gran ruido estaba justo al lado de nosotros. Alex soltó el volante y me abrazó, lo único que hice fue cerrar los ojos con fuerza y después sentí el gran golpe, el dolor recorriendo mi columna vertebral.
—¡Alex!—grité pero no se escuchó absolutamente nada. O al menos yo no lo escuché. Después todo se volvió oscuro....
Desperté completamente inmovilizada. En realidad no pero así me sentía. Estaba en una cama de hospital como es de imaginarse. Mi mente divagaba entre el sueño y la realidad. Me sentía tan cansada. Después la realidad le ganó al sueño y me golpeó con fuerza. Me alteré y empecé a temblar. Cerré los ojos porque el moverme me dolía horrible.
El golpe, los vidrios, Alex sangrando inconsciente sobre mi, obscuridad... ¡Mi bebé! Sentía un enorme vacío y no sentía a mi bebé. La impotencia me invadía. Intenté moverme para ver mi vientre pero una ola de dolor me recorrió el cuello, la nuca y después mi cabeza.
—¡Ahhh!—grité y me recosté de nuevo.
De una puerta que había a mi derecha salió mi madre. Al verme corrió hacía mi con cara de pánico y yo comencé a llorar.
—Hija despertaste—me tomó la mano y comenzó a acariciarla.
—Mamá...—dije con voz temblorosa y lágrimas recorriendo mis mejillas—. Mamá... Mi bebé. ¿Dónde está Alex? Yo...
—Relájate por favor. Te hace mal ponerte así. Necesitas tranquilizarte o te van a dormir de nuevo—su ceño fruncido me demostró toda su angustia.
—¿De nuevo?—dije asustada—. ¿Qué...?
—Hace unas horas despertaste aun mas alterada y te inyectaron un sedante. Te volviste a dormir.
—Mamá respóndeme por favor. ¿Y Alex? ¿Y mi bebé?
—Alex esta en el quirófano. Lo están atendiendo...—me relajé un poco. Muy poco—. Y el bebé...—comenzó a llorar y apretó mi mano fuertemente. El dolor que sentía en mi mano no era nada comparado a lo que se expandía por todo mi cuerpo desde mi corazón.
—No mamá... No por favor, te lo suplico—comencé a llorar como una desquiciada.
—Adele por favor...
—¡Dime que esta bien! ¡Por favor! ¡Dímelo mamá por favor!
—No resistió...
—¡Mamá!—grité histérica.
—Lo siento hija. Pero tu estas bien y vas a...
—¡No estoy bien! Quiero a mi bebé... Quiero... Quiero morirme. ¡Por favor dime que mi bebé está bien!
—Hija...
Entre mi mar de lágrimas vi como entraba la enfermera y apartaba a mi madre de mi lado. Yo le gritaba que me devolviera a mi bebé pero ella parecía no escucharme en absoluto. Después volví a dormirme.Cuando desperté de nuevo ya podía mover mis manos. Toqué mi vientre y empecé a llorar de nuevo, pero sin hacer escándalo. Ya no quería que me durmieran o que me metieran a un manicomio. Mi madre ya no estaba. Moví un poco mi cabeza y sentí el collarín. Estaba destrozada por dentro y por fuera. En el buró había una charola con comida y de la nada me dio risa. ¿Cómo se les ocurre que voy a comer después de lo que me pasó? Cuando Alex se entere... ¡Alex!
Mi corazón empezó a latir de nuevo con fuerza. Vi el botón rojo a mi lado izquierdo y lo presioné. No pasó nada pero después de unos minutos la enfermera entró. Sin ninguna expresión en la cara. Se lo agradecí porque no soportaría una sonrisa.
—¿Qué se le ofrece? ¿Gusta que le ayude a comer?
—No. Quiero saber donde esta mi esposo.
—Permítame checar. ¿Cuál es el nombre de...?
—Alex Sturrock—dije simulando calma total, cuando por dentro estaba hecha un mar de lágrimas mientras gritaba.
La enfermera buscó entre sus hojas y se detuvo en una. La vio por varios segundos y después me vio a mi.
—Permítame checar una cosa. Enseguida vuelvo—se dio media vuelta y salió de la habitación.
Me quedé viendo el techo porque era lo único que podía hacer sin dolor alguno, al menos físico, porque mi alma y mi corazón estaban agonizando. ¿Cómo de un momento a otro todo se pudo ir al caño? Mi bebé... Mi pequeño niño. No lo pude llegar a conocer, no sabré nunca como era, ni como sería al crecer. Se fue. No quiero pensar en como se pondrá Alex. Estaba igual o hasta mas ilusionado que yo... Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta. Volteé con cuidado y vi a un doctor y la enfermera tras él.
—Señorita Adkins—dijo en un tono serio. Mi madre entró en ese momento.
—¿Y mi esposo?
—¿Recuerda todo lo que sucedió?—me preguntó el doctor ignorando mi pregunta.
—Si. ¿Dónde está mi...?—mi madre tomó mi mano pero no volteé a verla.
—Escuche...—me interrumpió el doctor—. El choque fue bastante duro. Es un milagro que usted este con vida. Fue muy difícil...
—Mi esposo...—dije sintiéndome acalorada cada vez más. No podía estar pasando esto, no...simplemente. Mis lágrimas salían a chorros. Mi madre apretó mi mano y como pude la zafé.
—Lo lamento. Él recibió el golpe mas duro, cuando los recogieron él estaba sobre usted...
—Me abrazó en el último minuto...
—Pues la salvó. El auto que se impactó contra el suyo iba del lado del conductor y no pudimos...
Un sonido en mis oídos ya no me dejó escuchar lo que decía el doctor. Cerré los ojos y dejé salir las lágrimas. Lo perdí todo... Mi hijo y mi esposo se... Se fueron....
Hola lectores 😁 está es otra novela escrita por mi "Then and now" como ya se dieron cuenta. Si les interesa seguir leyendo, si les interesa que la siga subiendo, por favor comenten.
❤️
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Then and now
FanfictionEsta es la historia de Adele. Una chica de veintisiete años que sufrió un terrible accidente que cambió su vida y su forma de ser para siempre, o al menos eso era lo que ella quería. Pensaba que cambiando podría olvidar y superar lo sucedido, pero...