"Capítulo 11"

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Y llegamos otra vez a casa de Carrasco. Suspiré y bajé del coche. Abrí el maletero y saqué mi maleta. Carrasco y yo subimos al apartamento. Suspiré.

—Puedes colocar tus cosas en mi armario —dijo mirándome.

—Son muchas cosas —respondí.

—Pues te pongo solo un armario para ti. Ven, que te lo enseño —subimos las escaleras y entró en la habitación que estaba la izquierda al fondo. Le seguí y era un habitación para invitados. 

Era la misma habitación de Carrasco pero las paredes eran de rosa claro. Me enseñó el armario y estaba completamente vacío. Le sonreí.

—Gracias —le agradecí.

—De nada, amor —dijo sonriendo.

Me sonrojé y le miré.

—¿Amor? —digo sin entender.

—Sí, amor —volvió a decir y yo volví a sonrojarme.

Rodé los ojos y empecé a colocar la ropa en el armario. Cuando terminé, Carrasco no estaba aquí. Cogí mi bolso y dejé el móvil en la mesita de noche que estaba al lado de la cama. Cogí la bolsa de los medicamentos y cogí el spray. 

Salí del habitación y bajé abajo. Carrasco estaba sentado en el sofá y le miré confundido. Me senté junto a él. Tenía la cara escondida entre sus manos. ¿Estaba llorando? 

Me acerqué a él y le besé la mejilla. 

—Esa habitación era para la niña que iba a tener con mi ex, pero no —susurró.

—Cuando yo no tenga clamidia tendremos un niño precioso o una niña preciosa —susurré sonriendo.

Me miró y sonrió.

—¿Ves? Ya te he sacado una sonrisa —dije sonriendo. 

—¿Y esa cita? —habló riendo.

—¿Sigue en pie?

Asintió y subimos arriba. 

—¡A las ocho en el salón! —gritó desde su habitación.

—¡Vale! —miré la hora en mi reloj y eran las siete y media. 

Media hora para arreglarme.

—¡¿A dónde vamos?! —le pregunté gritando.

—¡Ponte algo casual! —gritó.

Abrí el armario y suspiré. Me decanté por un vestido negro, tenía mangas de mariposa es decir que cuando estiras tus brazos se abre como una tela por tus brazos. Tenía un escote en pico. Tenía como un pequeño cinturón alrededor de la cintura.

Lo combiné con unas sandalias de piel de modelo de caña y tenía un tacón de diez centímetros

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Lo combiné con unas sandalias de piel de modelo de caña y tenía un tacón de diez centímetros. Tenía una hebilla en el tobillo para poder atarlo.

Amor por el fútbol   〈Yannick Carrasco〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora