"Capítulo 23"

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Terminó el entrenamiento a la una, como siempre. Yo estuve grabando cinco minutos antes. Bea y yo discutimos y no nos hemos vuelto a hablar durante la media hora que quedaba.

Y aquí finalizó el entrenamiento —dije apuntando mi cámara hacia mi—. Todavía falta lo de esta tarde. Así que no os vayáis.

—Silvia —me llamó Carrasco. 

Paré de grabar y le miré.

—Dime —sonreí. 

—¿Qué ha pasado con Bea? —preguntó.

—Te cuento todo después, cuando estemos en el coche —suspiré.

—Vale —susurró.

Me besó y se separó sonriendo.

—Te quiero —susurró.

—Y yo.

Se fue al vestuario y yo le seguí, pero quedé fuera. Griezmann vino con el carrito y me miró.

—¿Qué te ha pasado con Bea? —me preguntó.

—Te lo cuento mañana —dije.

—Vale —se acercó a mí y me abrazó—. Gracias por ayudarme con lo de Mía.

Se separó y sonrió.

—No es nada —le resté importancia.

—Soy padre primerizo y no he cuidado a ningún bebé, y tú me has servido de gran ayuda.

Sonreí y entró en el vestuario. A los quince minutos, salieron todos los jugadores vestidos. Me despedí de todos. Salió Carrasco y me cogió de la mano. Sonreí y caminamos hasta el garaje. Salimos de Cerro del Espino y él se paró para firmar autógrafos. 

Este momento lo grabé. Había muchas personas; tanto como a los laterales como delante del coche. Tocaron mi ventanilla. Carrasco me miró y me besó cortamente. Bajó mi ventanilla y puse la cámara en el salpicadero. Torcí la pequeña pantalla y me estaba enfocando perfecto. 

Comencé a firmar y hacerme fotos, hasta que divisé a la chica de trece. Sonreí y seguí firmando las camisetas y todo lo que me daban. Cuando terminé, Carrasco subió la ventanilla y nos fuimos. Puse la cámara para que me enfocara a mi.

Bueno, ahora mismo nos estamos dirigiendo a su casa —señalé a Carrasco—. Para comer bien, y para hacerme lo que me tengo que hacer esta tarde. Así que no puedo asistir a tu partido, lo siento —me quité lágrimas imaginarias y besé su mejilla. 

Paré de grabar y reí.

—Pareces una periodista —dijo riendo.

—Yo soy fotógrafa, y en algunas ocasiones la novia de un jugador llamado Yannick Carrasco —dije riendo.

—¡Qué chistosa!

Cogí la cámara y apunté a la calle. Comencé a grabar la calle, mientras Carrasco conducía. Llegamos a casa y subimos mientras grababa todo. Entramos en casa, y me enfoqué la cámara a mi cara.

Y ya estamos en casita. Ahora sólo falta comer, y echarnos una siesta muy buen para la salud— dije riendo.

Paré la grabación y dejé la cámara en el salón. Caminé hasta la cocina.

—¡¿Qué hay de comer?! —grité.

—¡Coge y prepara unos espagueti a la boloñesa! —gritó desde arriba.

Cogí la pasta de un armario y preparé los espagueti. Me salían de muerte. A los cuarenta y cinco minutos, ya tenía los espagueti. Carrasco bajó y preparó la mesa. Serví los espagueti en los platos.

Amor por el fútbol   〈Yannick Carrasco〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora